La Opinión

LA CAMPAÑA CONTRA GEORGE GASCON DEBE CESAR

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El 6 de noviembre pasado, junto con la elección de Joe Biden como presidente, George Gascón fue elegido fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, derrotando a la titular desde 2012 Jackie Lacey, después de una campaña electoral muy reñida.

Su oficina procesa los delitos graves que ocurren dentro del condado y los delitos en las áreas no incorporad­as del condado y muchas de sus 88 ciudades.

Es también el distrito más grande de Estados Unidos. Tiene mil abogados, 300 investigad­ores y 800 personal de apoyo.

Gascón recibió más del 53% de los votos (2,002,805). Lacey concedió dos días después.

Lo que sucedió después es intrigante.

Ni bien asumió su puesto el 7 de diciembre inició una campaña de oposición a Gascón, dentro y fuera de su propio departamen­to. Es decir, no le dieron ni siquiera los consabidos 100 días de gracia.

Un político merece crítica, censura o intento de destitució­n cuando, una vez llegado al poder, se desdice de sus promesas de campaña y hace lo contrario, traicionan­do la confianza de los votantes.

Pero en este caso es al revés.

George Gascon fue criticado y censurado porque está cumpliendo lo que prometió en su campaña electoral.

Todos sabían lo que haría Gascon al asumir.

Y una vez que los votantes dieron su veredicto, esa campaña debería detenerse. Se debería juzgar - y criticar si cabe - a Gascon por los resultados de los cambios por los que fue electo.

En cambio, se lo tacha de cualquier cosa y se monta una campaña feroz en su contra.

El primero de enero vimos en los titulares a familiares de víctimas indignados porque los culpables de sus desgracias podrían quedar en libertad una vez cumplida su sentencia ya que Gascon pedía borrar de la misma los agravantes.

Por eso, anunciaron el inicio de una campaña de destitució­n (“recall”), en la que tratarán de juntar, en poco más de cinco meses, 580,000 firmas válidas para que su reclamo sea puesto a votación del público.

Opinamos que deberían dejarle implementa­r las reformas anunciadas cuando tomó el cargo y en uno o dos años verificar si funcionan o no.

Gascón anunció entre otros el fin de las sentencias circunstan­ciales en las que se agrega al castigo si por ejemplo, el condenado estaba en una zona escolar, o si tenía condenas previas. Lo mismo, si pertenecía a una pandilla (gang).

También puso fin al uso de la pena de muerte, que es un castigo inhumano y cruel, innecesari­o en nuestros días.

Ordenó terminar la práctica frecuente de juzgar a menores de edad en tribunales de adultos, lo que les asegura un castigo mucho más severo y carece de protección por su edad.

Ordenó eliminar la fianza en efectivo, que ha permitido a quien puede pagarla quedar libre hasta el fin de los procedimie­ntos legales y obligado a quien carece de fondos quedarse encarcelad­o.

Gascon cree en la rehabilita­ción del delincuent­e y en la prevención del crimen. Numerosos estudios muestran que las condenas excesivas aumentan la reincidenc­ia y en consecuenc­ia, la cantidad de víctimas en el futuro.

Lo dicho: desde el comienzo se enfrentó a una enconada oposición. Lo demandaron en corte. El juez detuvo la implementa­ción de muchas de sus reformas. Él anunció que apelará.

Cuando la población carcelera del condado crece en 70% en 25 años, es evidente que algo anda muy mal con el sistema de castigo, ya que casi tres cuartas partes de los que cumplen la condena vuelven a delinquir y a prisión. Todo esto genera un sistema que cuesta miles de millones de dólares que, en definitiva, lo pagamos los contribuye­ntes.

Por ello, opinamos que la campaña contra George Gascon debe cesar.

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