Los escoceses logran un empate a puro orgullo
Mucho miedo a perder y mucho orgullo en el estadio de Wembley, donde las selecciones de Inglaterra y Escocia empataron sin goles en un duelo con mucha rivalidad.
La escuadra escocesa dio la cara, ahogó a los ingleses y firmó un empate que les deja vivos y con la cabeza alta en la Eurocopa 2020.
El ambiente de la grada lo valía todo. El factor emocional era lo más importante. Tanto fue así que el empate contentó a ambas aficiones.
A Inglaterra le vale para jugarse el primer puesto del Grupo D en la última jornada ante República Checa, mientras que a Escocia para maquillar el historial, olvidar el nefasto resultado de la Euro de 1996 y mantenerse con opciones ante Croacia.
En muchos momentos del partido lo más interesante pasaba en la grada y no en el campo. Inglaterra, consciente de su supuesta superioridad, salió con ganas, pero Escocia nunca se doblegó.
Un córner puesto por Mason Mount lo remató solo John Stones, en posición inmejorable, pero al larguero. Desde ahí, apenas en los primeros minutos, Inglaterra se desinfló.
Del otro lado, el técnico Steve Clarke sacó lo mejor que tienen los escoceses, el orgullo, y sin mucha calidad, pero con ímpetu compitió de tú a tú y hasta rozó el gol con un centro al segundo palo que enganchó Stephen O’donnell y tapó el arquero inglés Jordan Pickford.
Con el pasar de los minutos, el partido comenzó a quebrarse. Había más espacio para los ingleses, pero cada córner en contra los ponía nerviosos.
Inglaterra se conformó consciente de que el empate no era malo para jugarse el primer puesto con los checos. Escocia quería más, y lo saboreó con un remate de Che Adams a diez minutos del final que bien pudo acabar en la red, pero el 0-0 también les sirve.