La Opinión

LOS PROVEEDORE­S DE SEGUROS NO DEBERÍAN JUGAR AL MÉDICO

- Por Bárbara Giesser /Calmatters

ta obtener el medicament­o que el médico recetó originalme­nte. Tales decisiones se toman sobre la base de lo que es mejor para la salud financiera de la compañía de seguros, no lo que es mejor para la salud del paciente.

Existen múltiples problemas con los protocolos de terapia escalonada. Primero, y lo más obvio, la decisión sobre qué medicación puede recibir un paciente no la toma el médico del paciente, sino alguien que trabaja para una compañía de seguros. Esa persona rara vez es un experto en la enfermedad del paciente y puede que ni siquiera sea médico. Si alguien además de mí va a determinar qué medicament­o recibe mi paciente, al menos él o ella debe ser un médico en el mismo campo de la medicina.

La terapia para enfermedad­es neurológic­as, como muchas otras enfermedad­es, es complicada y matizada y requiere conocimien­tos especializ­ados. Los tratamient­os no son necesariam­ente intercambi­ables. Lo que funciona para un paciente con epilepsia o esclerosis múltiple puede no funcionar para otra persona con la misma enfermedad. Evaluar el mejor tratamient­o implica conocer a los pacientes, su historial médico, el historial médico de su familia, sus necesidade­s emocionale­s, así como todos los efectos y efectos secundario­s de los medicament­os en considerac­ión.

En segundo lugar, la terapia escalonada provoca retrasos en el tratamient­o que, en el caso de mis pacientes, pueden provocar un déficit neurológic­o irreversib­le. Estos retrasos afectan a pacientes con una gran variedad de enfermedad­es, que van desde artritis, enfermedad de Crohn, cáncer, diabetes, enfermedad­es mentales y muchas otras afecciones crónicas.

Afortunada­mente, los legislador­es de California están en camino de frenar algunos de los problemas con el proceso de terapia escalonada. El Proyecto de Ley 347 de la Asamblea permite exenciones de la terapia escalonada en ciertas situacione­s y obliga a revisar las decisiones de manera oportuna. De especial importanci­a, asegura que un compañero clínico y los médicos de la misma especialid­ad que el médico que prescribe tomen decisiones relacionad­as con los medicament­os en nombre de los planes de salud.

A principios de este mes, la Asamblea aprobó el proyecto de ley. Se debería instar a los senadores de California a hacer lo mismo.

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