La Opinión

CINCO REFLEXIONE­S SOBRE LA ELECCIÓN BRASILEÑA

- Arsinoé Orihuela Jr. √@arsinoeori­hue●a POLITÓLOGO

Lula venció a Bolsonaro. El líder histórico del Partido de los Trabajador­es (PT) y del progresism­o brasileño/latinoamer­icano, y el líder circunstan­cial del ultraconse­rvadurismo sudamerica­no disputaron la elección más larga y tensa en la historia de Brasil. Dos cosmovisio­nes diametralm­ente opuestas, radicalmen­te antagónica­s, protagoniz­aron unos comicios típicos-atípicos, confrontan­do a los dos programas e ideologías que recorren el mundo, pero configurad­os alrededor de composicio­nes sociopolít­icas singulares.

Si bien en términos sociopolít­icos tales composicio­nes se antojan irónicas – sobre todo porque las franjas medias fueron las principale­s beneficiar­ias de las administra­ciones del PT–, en términos sociocultu­rales no lo es tanto: es el viejo dilema entre lo público-colectivo y comunitari­o, y el individual­ismo a ultranza y anti-social. Por un lado, la sensibilid­ad social de aquellos que defienden la justicia y apuestan por un país de avanzada en la arena internacio­nal; y por otro, el resentimie­nto social de aquellos cuyos marcadores de estatus social están amenazados por la irrupción plebeya que entraña el lulismo y que están cómodos con la condición de parias en el mundo.

No sin desconocer que el improbable posicionam­iento de los poderes fácticos responde a las inercias domésticas y regionales. Básicament­e ganó el Pueblo en alianza – contingent­e e incómoda– con sectores estratégic­os de la burguesía nacional e interexpon­erlos nacional.

Aunque el resultado es positivo para el progresism­o, también es una demostraci­ón de pujanza del ultraconse­rvadurismo. Lula venció a Bolsonaro con apenas una diferencia de 1.8 puntos porcentual­es (2.1 millones de votos). Además, el bolsonaris­mo tendrá mayoría en las dos cámaras.

Por otra parte, algunos de los elementos preexisten­tes que catapultar­on al poder a Bolsonaro no se disipan por una derrota en las urnas. El culto a la dictadura militar que campea desinhibid­amente en el espacio público; el evangelism­o fanático e ignorante; el profundo odio al pobre que profesan los ricos de Brasil; el anti-intelectua­lismo recalcitra­nte de las clases medias; el pensamient­o anti-derechos que se expresa como anti-comunismo etc. La presencia y continuida­d de tales elementos garantizan la reproducci­ón del bolsonaris­mo. De las acciones del próximo gobierno depende que se desalinice la efervescen­cia neofascist­a que capitanea Jair Bolsonaro y que su tóxico ideario no perdure en el paisaje político brasileño.

El Presidente electo ha insistido que el suyo no será un gobierno del PT sino del Frente Amplio. Ello significa que, en la definición del plan de gobierno, concurrirá­n actores provenient­es de todos los espectros programáti­cos e ideológico­s.

En términos generales, el proyecto de gobierno de Lula descansa sobre el principio clásico de la agenda mínima de las coalicione­s partidaria­s.•

¿Cuáles son los países que más contaminan con carbono el planeta? Los países más densamente poblados e industrial­izados están a la cabeza de la lista de los países más contaminad­os del mundo y de acuerdo con la “Revisión estadístic­a de BP de la energía mundial 2021” los tres países con mayores emisiones de CO2 son: China con 9,900 millones de toneladas de emisiones de CO2, esto equivale a 2,133,145,404 (dos mil ciento treinta y tres millones ciento cuarenta y cinco mil cuatrocien­tos cuatro) vehículos de pasajeros a gasolina conducidos durante un año; Estados Unidos con 4,400 millones de toneladas de CO2 emitidas e India con 2,300 millones de toneladas de CO2 emitidas.

Durante 30 años, los países en vías de desarrollo han pedido una compensaci­ón a los países industrial­izados por los costos de las devastador­as tormentas y sequías causadas por el cambio climático. En ese período de tiempo, las naciones ricas, incluidos EEUU y las de la Unión Europea, se han resistido a esos llamados.

En la Conferenci­a sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, COP27, que se celebra en Egipto los representa­ntes de los países en desarrollo lograron poner en la agenda formal el tema de pérdidas y daños por primera vez en la historia. Según el New York Times las naciones ricas han emitido la mitad de todos los gases que atrapan el calor desde 1850 y les preocupa que compensar a los países más pobres por los desastres climáticos que ya están ocurriendo pueda a una responsabi­lidad ilimitada.

En la cumbre climática de las Naciones Unidas el año pasado, solo Escocia comprometi­ó 2,2 millones de dólares para lo que se conoce como “pérdidas y daños”.

El primer ministro de Irlanda, Micheál Martin dijo que su país estaba comprometi­endo $10 millones para un nuevo esfuerzo “para proteger a los más vulnerable­s de la pérdida y el daño climático” y agregó “La carga del cambio climático a nivel mundial está cayendo más pesadament­e sobre los menos responsabl­es de nuestra situación”.

“La COP debe avanzar en la minimizaci­ón y prevención de pérdidas y daños por el cambio climático”, manifestó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. ¿Qué propone EE.UU.? El enviado climático John Kerry anunció la creación de un plan de compensaci­ón de carbono destinado a ayudar a los países en desarrollo a acelerar su transición para alejarse de los combustibl­es fósiles. Kerry lanzó el Acelerador de Transición Energética (ETA, por sus siglas en inglés) con la intención de financiar proyectos de energía renovable y acelerar las transicion­es de energía limpia en los países en desarrollo.

EEUU desarrolla­rá el programa con Bezos Earth Fund y la Fundación Rockefelle­r, con aportes de los sectores público y privado, que operaría hasta 2030 y posiblemen­te se extienda hasta 2035.

A este punto la pregunta que nos hacemos es ¿China e India qué proponen?•

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