CINCO REFLEXIONES SOBRE LA ELECCIÓN BRASILEÑA
Lula venció a Bolsonaro. El líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT) y del progresismo brasileño/latinoamericano, y el líder circunstancial del ultraconservadurismo sudamericano disputaron la elección más larga y tensa en la historia de Brasil. Dos cosmovisiones diametralmente opuestas, radicalmente antagónicas, protagonizaron unos comicios típicos-atípicos, confrontando a los dos programas e ideologías que recorren el mundo, pero configurados alrededor de composiciones sociopolíticas singulares.
Si bien en términos sociopolíticos tales composiciones se antojan irónicas – sobre todo porque las franjas medias fueron las principales beneficiarias de las administraciones del PT–, en términos socioculturales no lo es tanto: es el viejo dilema entre lo público-colectivo y comunitario, y el individualismo a ultranza y anti-social. Por un lado, la sensibilidad social de aquellos que defienden la justicia y apuestan por un país de avanzada en la arena internacional; y por otro, el resentimiento social de aquellos cuyos marcadores de estatus social están amenazados por la irrupción plebeya que entraña el lulismo y que están cómodos con la condición de parias en el mundo.
No sin desconocer que el improbable posicionamiento de los poderes fácticos responde a las inercias domésticas y regionales. Básicamente ganó el Pueblo en alianza – contingente e incómoda– con sectores estratégicos de la burguesía nacional e interexponerlos nacional.
Aunque el resultado es positivo para el progresismo, también es una demostración de pujanza del ultraconservadurismo. Lula venció a Bolsonaro con apenas una diferencia de 1.8 puntos porcentuales (2.1 millones de votos). Además, el bolsonarismo tendrá mayoría en las dos cámaras.
Por otra parte, algunos de los elementos preexistentes que catapultaron al poder a Bolsonaro no se disipan por una derrota en las urnas. El culto a la dictadura militar que campea desinhibidamente en el espacio público; el evangelismo fanático e ignorante; el profundo odio al pobre que profesan los ricos de Brasil; el anti-intelectualismo recalcitrante de las clases medias; el pensamiento anti-derechos que se expresa como anti-comunismo etc. La presencia y continuidad de tales elementos garantizan la reproducción del bolsonarismo. De las acciones del próximo gobierno depende que se desalinice la efervescencia neofascista que capitanea Jair Bolsonaro y que su tóxico ideario no perdure en el paisaje político brasileño.
El Presidente electo ha insistido que el suyo no será un gobierno del PT sino del Frente Amplio. Ello significa que, en la definición del plan de gobierno, concurrirán actores provenientes de todos los espectros programáticos e ideológicos.
En términos generales, el proyecto de gobierno de Lula descansa sobre el principio clásico de la agenda mínima de las coaliciones partidarias.•
¿Cuáles son los países que más contaminan con carbono el planeta? Los países más densamente poblados e industrializados están a la cabeza de la lista de los países más contaminados del mundo y de acuerdo con la “Revisión estadística de BP de la energía mundial 2021” los tres países con mayores emisiones de CO2 son: China con 9,900 millones de toneladas de emisiones de CO2, esto equivale a 2,133,145,404 (dos mil ciento treinta y tres millones ciento cuarenta y cinco mil cuatrocientos cuatro) vehículos de pasajeros a gasolina conducidos durante un año; Estados Unidos con 4,400 millones de toneladas de CO2 emitidas e India con 2,300 millones de toneladas de CO2 emitidas.
Durante 30 años, los países en vías de desarrollo han pedido una compensación a los países industrializados por los costos de las devastadoras tormentas y sequías causadas por el cambio climático. En ese período de tiempo, las naciones ricas, incluidos EEUU y las de la Unión Europea, se han resistido a esos llamados.
En la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, COP27, que se celebra en Egipto los representantes de los países en desarrollo lograron poner en la agenda formal el tema de pérdidas y daños por primera vez en la historia. Según el New York Times las naciones ricas han emitido la mitad de todos los gases que atrapan el calor desde 1850 y les preocupa que compensar a los países más pobres por los desastres climáticos que ya están ocurriendo pueda a una responsabilidad ilimitada.
En la cumbre climática de las Naciones Unidas el año pasado, solo Escocia comprometió 2,2 millones de dólares para lo que se conoce como “pérdidas y daños”.
El primer ministro de Irlanda, Micheál Martin dijo que su país estaba comprometiendo $10 millones para un nuevo esfuerzo “para proteger a los más vulnerables de la pérdida y el daño climático” y agregó “La carga del cambio climático a nivel mundial está cayendo más pesadamente sobre los menos responsables de nuestra situación”.
“La COP debe avanzar en la minimización y prevención de pérdidas y daños por el cambio climático”, manifestó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. ¿Qué propone EE.UU.? El enviado climático John Kerry anunció la creación de un plan de compensación de carbono destinado a ayudar a los países en desarrollo a acelerar su transición para alejarse de los combustibles fósiles. Kerry lanzó el Acelerador de Transición Energética (ETA, por sus siglas en inglés) con la intención de financiar proyectos de energía renovable y acelerar las transiciones de energía limpia en los países en desarrollo.
EEUU desarrollará el programa con Bezos Earth Fund y la Fundación Rockefeller, con aportes de los sectores público y privado, que operaría hasta 2030 y posiblemente se extienda hasta 2035.
A este punto la pregunta que nos hacemos es ¿China e India qué proponen?•