La Opinión

Madre sorprende con su ‘green card’ a su familia en cena de Acción de Gracias

Delina Corona Camacho vivió 27 años indocument­ada, pero ya recibió su residencia permanente

- Araceli Martínez Ortega araceli.martinez@laopinion.com

Delia Corona Camacho tenía reservada una gran sorpresa para la cena de Acción de Gracias, cuando cada uno de los miembros de su familia antes de comenzar a comer el tradiciona­l pavo, compartirá­n el motivo por el que están más agradecido­s en el año.

Nadie se imaginaba la noticia que les iba a dar. Solo su esposo José lo sabía, pero no sus dos hijos y los demás miembros de su familia.

“Cuando me toque mi turno les voy a decir que estoy muy agradecida porque hace una semana me llegó mi green card (la tarjeta de residencia permanente). Aunque saben que estaba en el trámite. Nadie se espera que ya la tengo en mis manos”, contó horas antes de la gran noticia.

En realidad dice que no sabe cómo va a actuar cuando les dé la sorpresa. “Soy algo sentimenta­l y a veces lucho por no llorar. Pero estoy muy agradecida porque no tuve ningún contratiem­po para obtener mi green card”.

Durante la cena, habrá casa llena en su hogar. Además de sus hijos y esposo, estarán sus hermanas con sus familias y dos amigos.

Delia, nacida en la ciudad de México, tuvo que esperar 27 años para poder ser residente de Estados Unidos. El jueves 17 de noviembre recibió la anhela residencia.

“Yo vine a este país en 2005 a reunirme con mi familia que poco a poco había emigrado a Estados Unidos en busca de mejores ingresos. Mi papá venía a trabajar por temporadas hasta que se quedó. De 6 hermanos, tres nos quedamos en México. Entiendo lo que es estar sin familia porque la única que podía ir a visitarnos era mi mamá; y yo pasaba los días de fiestas con amigos”.

Andaba a principios de sus 20, cuando Delia llegó a Los Ángeles.

“Estaba soltera y aquí conocí a mi esposo con quien tenemos dos hijos: Andrea de 22 años y Sebastián de 17”.

Recuerda que entró con una visa de turista que pronto expiró y se quedó sin estatus migratorio.

“Viví días de mucho miedo y llegué a perder el sueño cuando me daba cuenta que a gente conocida la estaban arrestando y deportando”.

Incluso narra que cuando llegaron a proliferar los retenes, llegó a temer ir al trabajo, pero no podía darse el lujo de faltar. Todavía le preocupaba más, una posible redada en su centro de empleo, ya que por esos años, era común ver en los noticieros, los operativos para detener trabajador­es inmigrante­s.

“No faltaba quien me llegara a decir que no fuera a la escuela por mis hijos porque había un retén. Yo me iba con miedo, porque no podía dejarlos ahí abandonado­s”.

Delia considera que a quienes les dará más gusto saber que ya tiene su tarjeta de residente es a sus hijos.

“Ellos vivieron muy de cerca el caso de un familiar a quien La Migra llegó a buscar a su casa para arrestar y se lo llevaron esposado. Fue terrible. Eso pasó hace como 10 años cuando llegaban a detener inmigrante­s a sus hogares. Mis hijos me preguntaro­n si estaba en la misma situación sin papeles y si podía salir del país. Les tuve que decir la verdad”.

Lo peor es que estaba consciente de que no tenía manera de arreglar su estatus migratorio.

“Mi papá quien se hizo residente durante la Amnistía de Reagan había presentado una petición, solicitand­o mi residencia, pero no pasó nada. Tal vez porque estábamos mal informados y fuimos con notarios públicos, que me decían que no tenía ninguna oportunida­d”.

Cuando su hija Andrea cumplió los 21 años en 2021, decidió buscar ayuda para solicitar la residencia.

“Cuando recibí la residencia fue una gran emoción; y no pensé que fuera tan fácil porque he visto casos que se complican”.

Dice que la alegría que sintió con la tarjeta de residencia fue muy similar a cuando obtuvo su licencia de manejo al aprobarse la ley AB 60, que le permitió a las personas indocument­adas obtener el documento en California.

“Mi green card es un gran logro. Es como si hubiera conseguido una gran estrella que me da mucho poder y respaldo”.

Ya como residente, Delia dice que le gustaría buscar un mejor trabajo. En la actualidad se dedica al cuidado de ancianos. Pero también revela que quisiera tener un propio negocio. “Me gusta mucho la decoración de fiestas”.

La petición de residencia por parte de su hija mayor fue sometida por el abogado en migración Sergio Siderman en febrero de este año.

“Tuvo la fortuna de avanzar rápidament­e, gracias a que la solicitud de la hija se juntó con la petición 245-I que presentó su padre en los tiempos de la Amnistía de Reagan”.

Como resultado, explicó el abogado, Delia pudo regulariza­r su estatus migratorio sin salir del país y sin entrevista con el Servicio de Migración y Aduanas (USCIS).

Precisó que la petición de un familiar cercano como un hijo o cónyuge, es la manera más rápida y segura para obtener la residencia permanente.

“El proceso de Delia duró apenas 9 meses, lo que da muchas esperanzas a las personas que tienen un caso abierto con inmigració­n, pues aún cuando cada situación es diferente, es notable reconocer que USCIS está trabajando para mejorar sus tiempos de espera”.

Añadió que es de suma importanci­a que durante una petición migratoria, los solicitant­es cumplan con los requisitos solicitado­s por USCIS como no tener récord criminal, estar empleado y pagar impuestos.

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/FOTOS: CORTESÍA Delia Corona con su esposo José y sus hijos Andrea y Sebastián.
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Delia Corona Camacho celebra su primera cena de Acción de Gracias como residente permanente de EEUU.

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