EL SEXENIO PERDIDO
‘OPOSICIÓN’ EN MÉXICO: ‘MIENTRAS MÁS DIGAS MENTIRAS… MEJOR TE VA’
En la columna con el nombre “La venganza del tirano”, de Beatriz Pagés, publicada el 18 de noviembre en la revista Siempre, semanario de su propiedad, la “periodista” que no esconde su odio contra el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador una y otra vez, en esta ocasión escribió un mensaje que más que informar y analizar los motivos y objetivos de la marcha de mañana en Ciudad de México, denosta, miente y busca manipular a su audiencia.
“El odio metió al tirano en un hoyo. López Obrador acaba de admitir que el pueblo es su enemigo y que necesita vengarse. La marcha a la que convoca es un acto de locura, pero también de soberbia y desesperación”.
Añade: “El presidente decidió declarar la guerra a los ciudadanos. Para los criminales sólo hay abrazos, para los demás insultos, amenazas y el desquite ”.
Este es el inicio de su texto donde la autora quiere que su audiencia piense que el presidente “odia” a su pueblo a tal grado, que busca “vengarse” de la gente que gobierna, nos dice que “ama” a los criminales y que simplemente porque unas personas se manifestaron el 13 de noviembre, el mandatario está desesperado y toma decisiones que rayan en la locura.
De entrada, decir que el Presidente que ha dado millones y millones de pesos en programas de bienestar para jóvenes, personas discapacitadas y de la tercera edad “odia” a su pueblo es totalmente ilógico, contradictorio a los hechos y no tiene sentido. Una mentira.
Recordemos que López Obrador también animó a las personas a manifestarse, a que se expresen en las calles, aunque no comulguen con sus ideas; pero Pagés en sus dos primeros párrafos subraya que AMLO está “aterrado” por los “millones” que marcharon. Otra falacia.
Es precisamente este uno de los puntos importantes y del porqué la gente ya no cree en los medios tradicionales mexicanos y muchos de sus “periodistas”, simplemente porque mienten, inventan y manipulan la realidad. La autora dice que “millones” de manifestantes en 60 ciudades del país salieron a protestar el 13 de noviembre, cuando en realidad fueron unas 50 mil personas.
Estos periodistas no se dan cuenta que la mentira es lo que más afecta, que la gente no quiere que la consideren inepta y que le digan cómo pensar o qué pensar, y peor, manipulando la información. Desafortunadamente, muchos empresarios, medios de comunicación y políticos de derecha están dispuestos a decir cualquier cosa con tal de regresar o mantenerse en el poder. Ya lo dijo el publicista de derecha Carlos Alazraki, acérrimo enemigo del presidente Obrador, durante las elecciones que le dio el triunfo al mandatario:
“Yo tenía la solución a nivel mercadotecnia. Esta campaña (la de 2018) no se gana con publicidad, se gana con propaganda, y mientras más mentiras des contra Morena (el partido de López Obrador) mejor te va”.•
Pese a la grandilocuencia del Presidente de la República, que alardea cotidianamente de la gran transformación que encabeza, y el fanatismo con el que sus seguidores espontáneos y pagados creen en él, el Gobierno que está ya en su último tercio acabará por ser un sexenio perdido, tanto en términos de crecimiento económico como de desarrollo institucional para el país.
Los datos económicos son incontrovertibles. A pesar de que el crecimiento este año será de alrededor del 1.9 por ciento, el tamaño de la economía mexicana apenas si rondará los niveles de 2017, un año antes de que López Obrador llegara a la Presidencia. Es verdad que el costo de la contracción provocado por la pandemia ha sido ingente, pero entre las grandes economías del mundo sólo España y México no han podido recuperar los niveles previos al frenón provocado por la COVID.
Además, la incertidumbre ha aumentado por el conflicto generado en el marco del T–MEC por la política energética a la que se ha aferrado López Obrador, con lo que se ha puesto en riesgo el único espacio que mantiene a flote a la economía mexicana y garantiza la llegada de inversión productiva. Por más que el Presidente quiera presentar como grandes éxitos la estabilidad cambiaria y la llegada de remesas, esos indicadores son insuficientes para hacer una valoración positiva de la gestión económica de esta administración. Al final de cuentas, el país será más pobre al final de este sexenio de lo que ya era antes de 2018.
Tampoco saldrá bien parado el Gobierno de López Obrador en reducción de la pobreza, tema que se suponía central en su programa y que ha justificado la sequía presupuesta a la que ha sometido a la administración en aspectos tan relevantes como salud y educación, con el pretexto de destinar los recursos a sus programas sociales, los cuales tampoco han dado los resultados esperados.
Pero el mayor parón que ha vivido el país durante estos años ha sido en el desarrollo institucional para la consolidación de un auténtico Estado de derechos, una democracia constitucional eficaz sustentable en el largo plazo, que garantice la convivencia pacífica de la sociedad mexicana y genere oportunidades de prosperidad a la población. Al final de este Gobierno, el Estado mexicano será más débil e ineficiente, con menor rendición de cuentas y respeto a los derechos humanos, con una mayor presencia militar en la gestión pública.
No será el Estado menos corrupto de lo que históricamente ha sido. Aunque cotidianamente el Presidente insista en que las cosas ya no son como antes, que ya se acabó la corrupción porque él es honesto, el sistema de botín que ha caracterizado a la historia estatal mexicana se mantendrá intacto. Incluso habrá retrocesos significativos, pues nada se ha hecho para hacer cada día menos patrimonial y más profesional a la administración pública.•