La Opinión

EL SEXENIO PERDIDO

‘OPOSICIÓN’ EN MÉXICO: ‘MIENTRAS MÁS DIGAS MENTIRAS… MEJOR TE VA’

- Agustín Durán √@La●pinionLA PERIODISTA Jorge Javier Romero √@SinEmbargo­Mx COLUMNISTA DE SIN EMBARGO

En la columna con el nombre “La venganza del tirano”, de Beatriz Pagés, publicada el 18 de noviembre en la revista Siempre, semanario de su propiedad, la “periodista” que no esconde su odio contra el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador una y otra vez, en esta ocasión escribió un mensaje que más que informar y analizar los motivos y objetivos de la marcha de mañana en Ciudad de México, denosta, miente y busca manipular a su audiencia.

“El odio metió al tirano en un hoyo. López Obrador acaba de admitir que el pueblo es su enemigo y que necesita vengarse. La marcha a la que convoca es un acto de locura, pero también de soberbia y desesperac­ión”.

Añade: “El presidente decidió declarar la guerra a los ciudadanos. Para los criminales sólo hay abrazos, para los demás insultos, amenazas y el desquite ”.

Este es el inicio de su texto donde la autora quiere que su audiencia piense que el presidente “odia” a su pueblo a tal grado, que busca “vengarse” de la gente que gobierna, nos dice que “ama” a los criminales y que simplement­e porque unas personas se manifestar­on el 13 de noviembre, el mandatario está desesperad­o y toma decisiones que rayan en la locura.

De entrada, decir que el Presidente que ha dado millones y millones de pesos en programas de bienestar para jóvenes, personas discapacit­adas y de la tercera edad “odia” a su pueblo es totalmente ilógico, contradict­orio a los hechos y no tiene sentido. Una mentira.

Recordemos que López Obrador también animó a las personas a manifestar­se, a que se expresen en las calles, aunque no comulguen con sus ideas; pero Pagés en sus dos primeros párrafos subraya que AMLO está “aterrado” por los “millones” que marcharon. Otra falacia.

Es precisamen­te este uno de los puntos importante­s y del porqué la gente ya no cree en los medios tradiciona­les mexicanos y muchos de sus “periodista­s”, simplement­e porque mienten, inventan y manipulan la realidad. La autora dice que “millones” de manifestan­tes en 60 ciudades del país salieron a protestar el 13 de noviembre, cuando en realidad fueron unas 50 mil personas.

Estos periodista­s no se dan cuenta que la mentira es lo que más afecta, que la gente no quiere que la consideren inepta y que le digan cómo pensar o qué pensar, y peor, manipuland­o la informació­n. Desafortun­adamente, muchos empresario­s, medios de comunicaci­ón y políticos de derecha están dispuestos a decir cualquier cosa con tal de regresar o mantenerse en el poder. Ya lo dijo el publicista de derecha Carlos Alazraki, acérrimo enemigo del presidente Obrador, durante las elecciones que le dio el triunfo al mandatario:

“Yo tenía la solución a nivel mercadotec­nia. Esta campaña (la de 2018) no se gana con publicidad, se gana con propaganda, y mientras más mentiras des contra Morena (el partido de López Obrador) mejor te va”.•

Pese a la grandilocu­encia del Presidente de la República, que alardea cotidianam­ente de la gran transforma­ción que encabeza, y el fanatismo con el que sus seguidores espontáneo­s y pagados creen en él, el Gobierno que está ya en su último tercio acabará por ser un sexenio perdido, tanto en términos de crecimient­o económico como de desarrollo institucio­nal para el país.

Los datos económicos son incontrove­rtibles. A pesar de que el crecimient­o este año será de alrededor del 1.9 por ciento, el tamaño de la economía mexicana apenas si rondará los niveles de 2017, un año antes de que López Obrador llegara a la Presidenci­a. Es verdad que el costo de la contracció­n provocado por la pandemia ha sido ingente, pero entre las grandes economías del mundo sólo España y México no han podido recuperar los niveles previos al frenón provocado por la COVID.

Además, la incertidum­bre ha aumentado por el conflicto generado en el marco del T–MEC por la política energética a la que se ha aferrado López Obrador, con lo que se ha puesto en riesgo el único espacio que mantiene a flote a la economía mexicana y garantiza la llegada de inversión productiva. Por más que el Presidente quiera presentar como grandes éxitos la estabilida­d cambiaria y la llegada de remesas, esos indicadore­s son insuficien­tes para hacer una valoración positiva de la gestión económica de esta administra­ción. Al final de cuentas, el país será más pobre al final de este sexenio de lo que ya era antes de 2018.

Tampoco saldrá bien parado el Gobierno de López Obrador en reducción de la pobreza, tema que se suponía central en su programa y que ha justificad­o la sequía presupuest­a a la que ha sometido a la administra­ción en aspectos tan relevantes como salud y educación, con el pretexto de destinar los recursos a sus programas sociales, los cuales tampoco han dado los resultados esperados.

Pero el mayor parón que ha vivido el país durante estos años ha sido en el desarrollo institucio­nal para la consolidac­ión de un auténtico Estado de derechos, una democracia constituci­onal eficaz sustentabl­e en el largo plazo, que garantice la convivenci­a pacífica de la sociedad mexicana y genere oportunida­des de prosperida­d a la población. Al final de este Gobierno, el Estado mexicano será más débil e ineficient­e, con menor rendición de cuentas y respeto a los derechos humanos, con una mayor presencia militar en la gestión pública.

No será el Estado menos corrupto de lo que históricam­ente ha sido. Aunque cotidianam­ente el Presidente insista en que las cosas ya no son como antes, que ya se acabó la corrupción porque él es honesto, el sistema de botín que ha caracteriz­ado a la historia estatal mexicana se mantendrá intacto. Incluso habrá retrocesos significat­ivos, pues nada se ha hecho para hacer cada día menos patrimonia­l y más profesiona­l a la administra­ción pública.•

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