Segunda oportunidad
El pasado de Frankie López no es lo que lo define en el presente. Si bien pasó 24 años detrás de las rejas, ha retornado al colegio para estudiar negocios.
“Mi vida es simple y corta”, dice. “Estuve encarcelado la mayor parte de mi vida, desde la juventud hasta la edad adulta”.
Frankie reconoce que tomó malas decisiones. Su primer encuentro con la policía ocurrió en el año 2000.
Un presunto intento de asesinato le costó una sentencia de 10 años.
Después que fue liberado, fue hallado en posesión de un arma de fuego. Volvió a ser encarcelado, y, después, una acusación falsa de un robo le quitó 11 años más de su vida detrás de las rejas.
“Este último caso lo estoy peleando”, dijo a La Opinión. “Me encarcelaron por un delito que no cometí”.
Frankie salió de la cárcel en octubre de 2023 y, desde entonces, ha vivido en la calle, pero en Homeboy Industries le han brindado una mano amiga.
Además de fungir como guardia de seguridad, participa como ayudante de abastecimiento en los pasillos de la organización fundada por el padre Gregory Boyle y ayuda en la venta de productos.
Frankie López y decenas de hombres y mujeres que alguna vez estuvieron encarcelados participaron de la celebración de la alianza de Homeboy Industries, con la oficina de la supervisora Hilda Solís y el Departamento de Oportunidades y Atención de Justicia del condado de Los Ángeles (JCOD).
Rompiendo ciclos generacionales
“Trabajamos para la sanación de los traumas de las personas que necesitan los recursos que ofrecemos”, expresó Steve Delgado, director de operaciones de Homeboy Industries. “Trabajamos juntos con las personas que quieren cambiar sus vidas”.
Delgado subrayó que todo el mundo merece una segunda, tercera o cuarta oportunidad, y que, lo más importante es invertir en la sanación de las personas.
“Cuando ellos y ellas están cambiando sus vidas, también están influyendo en la vida de sus familias”, añadió. “Están rompiendo un ciclo intergeneracional de pobreza, encarcelamiento y eso se traduce en mejoras para la comunidad y la seguridad pública…realmente estamos cambiando la vida de nuestras comunidades”.
Algunos de los estudios más recientes de Homeboy Industries muestran que la tasa de reincidencia de las personas que piden ayuda a través de sus programas es apenas del 20%, comparado con el 70% del promedio estatal.
Decenas de personas que estuvieron encarceladas o sufrieron por el abuso de sustancias se conectan con proveedores de servicios sociales y programas de educación, capacitación y certificación en Homeboy Industries
“Trabajamos juntos con las personas que quieren cambiar sus vidas” Steve Delgado, director de operaciones de Homeboy Industries
“Estamos dando esperanza a muchos de los jóvenes y personas que probablemente tenían algo en su récord criminal, que están recibiendo segundas oportunidades para mejorar sus vidas, sus comunidades y tener oportunidad de tener trabajos, entrenamiento y educación” Hilda Solís, supervisora de LA
“No le voy a engañar. Hay muchos obstáculos en nuestro camino. Hay muchos. Pero nuestro sistema es muy así. Para mí, ha sido un proceso largo, y por fortuna las leyes han cambiado mucho, a lo que eran hace 10 años” Mariana Henríquez
El éxito de la organización fundada por el padre Boyle, la cual comenzó en 1988 en la Parroquia de la Misión Dolores en Boyle Heights, se basa en gran medida por las más de 8,000 personas que entran por sus puertas.
“No vendrían tanto cada año si no los ayudáramos a cambiar sus vidas y a cambiar las vidas de nuestras familias”, dijo Steve Delgado. “Ciertamente estamos marcando una gran diferencia en términos de encarcelamiento”.
La feria de recursos laborales de “Segunda Oportunidad” fue parte del reconocimiento de la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles que proclamó abril como “Mes de Reingreso de Segunda Oportunidad”.
Reducción de la población carcelaria
“Estamos dando esperanza a muchos de los jóvenes y personas que probablemente tenían algo en su récord criminal, que están recibiendo segundas oportunidades para mejorar sus vidas, sus comunidades y tener oportunidad de tener trabajos, entrenamiento y educación”, declaró la supervisora Hilda Solís a La Opinión.
“Estas personas tienen el apoyo del condado de Los Ángeles, y vamos a ayudarles con todos los servicios que merecen, porque sabemos que hay mucha necesidad para ellos y también a las personas que viven en la calle, que tienen familias; por eso queremos construir más viviendas para ellos, ofrecerles tratamiento médico y de salud mental para quienes lo necesiten”.
La jueza retirada, Shongai Armstead destacó la necesidad de brindar una oportunidad a todos los exreclusos “para que vivan todo su potencial y se conviertan individuos para los que fueron creados”.
Informó que, a través del Departamento de Oportunidades y Atención de Justicia del condado de Los Ángeles (JCOD) se está haciendo lo mejor tanto para la prevención, el desvío y la reincidencia.
“No estamos aquí para proporcionar ni para juzgar a nadie. Estamos para brindarles el apoyo y las oportunidades que necesitan, y puedan verse a sí mismos de una manera que tal vez no habían visto”, dijo la jueza.
¿Con estos programas se pretende acabar con el encarcelamiento masivo de afroamericanos y latinos?, se le cuestionó.
“Estamos avanzando en esa dirección”, respondió la jueza Shongai Armstead. “Puedo decir que en la cárcel del condado de Los Ángeles hemos reducido la población en más de 5,000, lo cual es enorme. Eso nunca había sucedido antes. La población [carcelaria] se mantiene estable”.
Destacó que, ahora. A las personas que no han cometido delitos graves y violentos se les está dando la oportunidad de aprender habilidades para que puedan permanecer en la comunidad.
¿Cómo no vamos a cometer los mismos errores que se cometieron en los años 70, 80 o 90 con el encarcelamiento masivo de personas de color?
“Sí, es un momento aterrador. El péndulo definitivamente