La Opinión

ARMAS: MERECIDO CASTIGO A PADRES

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Los padres son responsabl­es de lo que hacen sus hijos menores de edad. No es una tarea fácil en una sociedad que no les facilita la labor, que en nombre de un oscuro derecho a protegerse contra un supuesto gobierno permite la contaminac­ión de la libre circulació­n de las armas de fuego.

Los casos de niños y jóvenes autores de cada vez más frecuentes matanzas escolares suelen apuntar a un hogar en donde los padres son entusiasta­s de las armas de fuego y son descuidado­s tanto en el manejo del arma como en prestar atención a las dificultad­es emocionale­s y mentales de sus hijos. Esa es una receta para la tragedia.

Jennifer y James Crumbley de Michigan ahora lo saben y están pagando el precio. Ambos fueron condenados entre 10 y 15 años de prisión por el asesinato de cuatro niños en su escuela. Cuatro días antes del ataque le regalaron un revólver a su hijo Ethan de 15 años de edad, a pesar de haber señales de problema mentales, entre ellos oír voces, que ellos dijeron desconocer.

El día del tiroteo, los padres fueron llamados a la escuela después de que su hijo hiciera dibujos amenazador­es en clase, pero no notificaro­n a los administra­dores que habían comprado recienteme­nte un arma, ni llevaron a Ethan a casa. Ese mismo día, el adolescent­e fue al baño y volvió blandiendo la pistola semiautomá­tica.

Los detalles del caso son suficiente­mente inusuales como para que por primera vez se condene a los padres por la matanza de sus hijos. Han habido otros intentos de procesar a un padre por el crimen de su hijo con un arma pero nunca llegó a una condena de este tipo.

Un propósito de todo castigo es desalentar sus repeticion­es, por eso la esperanza es que el ejemplo de los Crumbley disuade a otros padres para no comprar armas a sus hijos menores o por lo menos para que sea extremadam­ente cuidadoso.

Las leyes no ayudan sino por el contrario, permiten una situación riesgosa con un control ineficient­e. En Michigan se permite el acceso y la posesión ilimitada de armas de fuego en el hogar, también exige un “almacenami­ento seguro” que obliga a guardar las armas si hay un menor presente. Fue inútil para los cuatro alumnos asesinados.

Se estima que las tres cuartas partes de los autores de tiroteos en centros escolares adquiriero­n en casa el arma de fuego que utilizaron en su ataque.

Es justo responsabi­lizar a los padres, pero es indignante que los legislador­es que hacen estas leyes sean los mismos que protegen a la industria de las armas y sus ejecutivos de cualquier obligación. Las legislacio­nes son muy sólidas a la hora de defender el derechos a portar y usar armas de fuego pero endebles cuando hay que arreglarlo.•

Angela Flórez:

La decisión deplorable del martes hace retroceder a Arizona casi 150 años. Sabemos que la sentencia de hoy no refleja la voluntad del pueblo, ya que los habitantes de Arizona están a favor del acceso al aborto abrumadora­mente. Es lamentable e inaceptabl­e que los habitantes de Arizona ni siquiera puedan confiar en que nuestra Corte Suprema mire más allá de la ideología personal y aplique la ley con imparciali­dad.

Jill Gibson:

Es un día sombrío. Como doctora, sé de primera mano que las prohibicio­nes y la penalizaci­ón del aborto no reducen la necesidad y la demanda muy reales de esta atención médica esencial. Por el contrario, las prohibicio­nes obligan a la gente a llevar embarazos no deseados, buscar el aborto fuera del sistema de salud, o asumir la carga financiera de viajar cientos o miles de kilómetros para recibir atención, lo cual es simplement­e imposible para muchos habitantes de Arizona.

Este caso no será el último intento de los activistas en contra del aborto de hacer retroceder los derechos.

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