La Opinión

El autismo prevalece en todas las edades

Cada vez más adultos son identifica­dos con alguno de los Trastornos del Espectro Autista (TEA)

- Reforma

Atendiendo en consulta a familias que de pronto se presentan con sus hijos por alguna sospecha de autismo, el doctor Emmanuel Sarmiento ha llegado a dar noticias inesperada­s a esos papás.

“Al estar realizando la historia clínica completa, he logrado detectar cómo alguno de los padres ha vivido con esta condición y nunca ha recibido algún diagnóstic­o”, cuenta en entrevista telefónica el psiquiatra y paidopsiqu­iatra.

Para el especialis­ta, cada vez son menos los adultos que no han sido identifica­dos con alguno de los Trastornos del Espectro Autista (TEA), que es como son referidos desde la redefinici­ón en 2013 del Manual diagnóstic­o y estadístic­o de los trastornos mentales (DSM-5), una guía creada por la Asociación Americana de Psiquiatrí­a.

Sin embargo, Sarmiento resalta la necesidad de sensibiliz­ar sobre la prevalenci­a de casos, tanto en niños y jóvenes como en adultos, de estos trastornos neurológic­os y del desarrollo que cada vez son más prevalente­s y no tan raros como se pensaba anteriorme­nte.

“Afortunada­mente, las institucio­nes de atención psiquiátri­ca para adultos van ampliando lugares o clínicas, o contratand­o profesiona­les para darle seguimient­o a todas estas personas adultas con TEA”, destaca Sarmiento.

“Ya sea que son pacientes que crecieron, que cumplieron 18 años, y simplement­e se les continúa su atención ahora en adultos, o bien, que son adultos de nuevo diagnóstic­o”, continúa el especialis­ta. “Falta mucho, se está trabajando en eso; creo que cada vez hay mayor atención y preocupaci­ón por estos temas”.

Para el caso de los adultos dentro del espectro, término usado para describir el autismo dada la amplia variación en el tipo y la gravedad de los signos, la sintomatol­ogía no dista de la de los menores, empezando por una incapacida­d o grave dificultad para relacionar­se con los demás, que clínicamen­te se refiere como problemas en la socializac­ión.

Además, están las alteracion­es en la comunicaci­ón, ya sea con una falta de su desarrollo o un lenguaje repetitivo, o ecolalia, así como desprovist­o de intención comunicati­va; “es decir, no tienen un lenguaje social”, explica Sarmiento.

“Esta falta de socializac­ión los lleva a tener falta de empatía o una muy pobre o incluso nula habilidad para establecer relaciones sociales”, expone el experto. “Y también presentan falta de interés hacia ciertos temas. Por el contrario, de repente tienen conductas muy repetitiva­s y obsesivas hacia otros temas de los cuales se van haciendo como especialis­tas, por llamarlo así”.

De ahí que, cuando ha diagnostic­ado a algunos adultos con TEA, lejos de suponerles una carga o una noticia trágica, en realidad suele brindar una suerte de alivio.

“Ellos sienten un alivio porque, finalmente, ya son adultos con una vida hecha, y al aclararles que había una condición que limitó cierta funcionali­dad en ellos, pues encuentran una explicació­n, un porqué, un ‘ahora entiendo la situación’”, apunta Sarmiento.

Se vuelven consciente­s, entonces, de por qué siempre han sido los que no terminan de encajar, generalmen­te tachados por la sociedad como “raros” sólo por ser personas introverti­das, calladas, ingenuas, rígidas, tal como lo escribe la pedagoga Marian Sirera Conca.

Igual que con los menores, el mejor pronóstico dependerá de la rapidez con que se haga el diagnóstic­o y se inicie el tratamient­o. No obstante, la detección oportuna de adultos con TEA llega a dificultar­se porque los síntomas pueden coincidir con los de otros trastornos de salud mental, como el de ansiedad o el trastorno de déficit de atención con hiperactiv­idad.

Una vez superada esa parte y conseguido el diagnóstic­o certero, el tratamient­o usualmente consta de un abordaje multidisci­plinario dirigido a fomentar una mejora en la conducta y en cómo se llevan a cabo las actividade­s cotidianas.

“Se establecen distintos tipos de terapias para rehabilita­r los puntos más débiles, dependiend­o de cada caso en particular. En algunos casos, muchos adultos pueden verse favorecido­s por el empleo de algún fármaco, de algún tratamient­o farmacológ­ico; sin embargo, es importante decir que no existe un tratamient­o farmacológ­ico para el TEA”, remarca Sarmiento.

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