La Opinión

ALISHA VÁZQUEZ

Tucson, Arizona Phoenix, Arizona

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Alisha Vázquez es de Tucson, de quinta generación con raíces en esa ciudad de Arizona desde 1880, es codirector­a del Museo de Historia y Herencia México-Americana, también es madre y hace 10 años, compró su primera casa.

La mujer explicó que los paneles solares parecían muy lujosos y no pensaba poder comprarlos, pero un vecino le dio informació­n y descubrió que sí son accesibles en términos de costo.

“Es algo que definitiva­mente siempre quisimos y creo que lo que nos hizo lanzarnos a ello fue comprender cómo funcionan las finanzas”, comentó Vázquez. “Terminamos gastando un poco menos de $3,000 de nuestro bolsillo en paneles solares que cubren prácticame­nte toda nuestra casa”.

Vázquez mencionó que inicialmen­te el costo era $10,000 para obtener los paneles solares, pero recibió una subvención de $5,000 y un crédito del gobierno gracias a la Ley de Reducción de Inflación.

La Ley de Reducción de Inflación modifica y extiende el crédito fiscal de energía limpia para proveer un crédito de 30% para inversione­s en proyectos en energía eólica, solar, almacenami­ento de energía y otros proyectos de energía renovable.

Según el Departamen­to del Tesoro, la ley tiene incentivos para apoyar a comunidade­s de bajos recursos que históricam­ente han dependido de la industria de combustibl­es fósiles o han sido dañados por la polución.

Agregó que es importante reconocer que, aunque la tecnología de paneles solares ha existido desde los 80s la comunidad latina históricam­ente no ha tenido acceso a los beneficios de generar su propia energía.

“Creo que es muy importante que reconozcam­os que este no es un programa exclusivo de Biden”, dijo Vázquez. “Pero ha habido décadas de activismo, de personas en la calle y en particular latinos para señalar que no tenemos acceso equitativo a tecnología­s que beneficiar­ían a nuestras comunidade­s”. se extendió a California, Arizona y Boise en Idaho.

“Hay varios beneficios en usar la tecnología solar pero el más grande es lo que hace para el medio ambiente”, dijo Cejudo-Márquez. “Estamos ayudando en mantener la limpieza del medio ambiente y a la vez estamos ayudando a los clientes a ahorrar dinero”.

Antes de llegar a Sol-Up Cejudo-Márquez trabajaba para SolarCity que ahora es parte de Tesla pero tuvo que dejar su trabajo debido a las leyes en contra de la tecnología solar en la ciudad por un año.

Ahora, Cejudo-Márquez es el director de operacione­s y se encarga de supervisar todas las actividade­s en cada departamen­to, desde la coordinaci­ón de proyectos hasta la instalació­n de paneles solares, además trabaja directamen­te con ingenieros para decidir cómo se debe hacer el diseño de cada proyecto.

Barreto que es originario de Manzanillo, Colima en México trabaja como ingeniero eléctrico para Sol-Up y es responsabl­e de asegurar que los permisos de la compañía estén actualizad­os y verificand­o que todos los proyectos estén actualizad­os en los códigos de la infraestru­ctura y los códigos de electricid­ad nacionales.

Una de las luchas que enfrentan en la compañía es que la comunidad latina no invierte en tecnología solar.

“No tenemos muchos clientes en la comunidad latina porque creo que piensan que la tecnología solar es muy nueva y tal vez no funcione”, dijo Cejudo-Márquez.

Agregó que es importante tomar el tiempo en educar a la comunidad en los beneficios de la tecnología solar para que realmente conozcan el impacto que puede tener no solo en sus hogares, también en el medio ambiente.

Yara Marín creció en Phoenix, Arizona donde fue expuesta a la contaminac­ión en su comunidad.

“Cuando era niña me diagnostic­aron con asma y en mi comunidad muchos de los niños también tenían lo mismo”, dijo Marín. “Nadie cuestionó porque tantos de nosotros teníamos problemas respirator­ios y estuvimos consciente­s del impacto que el medio ambiente tiene en la salud”.

Décadas después, Marín empezó a hacer su trabajo para combatir la injusticia ambiental en la comunidad y vio la cantidad de contaminac­ión en diferentes partes de la ciudad cuando se dio cuenta que las tres autopistas cerca de donde vivía tenían un impacto en la salud de su comunidad.

Actualment­e, Yara Marín es la directora regional del oeste interior para Vote Solar que es una organizaci­ón de promoción de políticas sin fines de lucro con la meta de hacer la tecnología solar más accesible y asequible a todo Estados Unidos.

De acuerdo con Marín, Vote Solar quiere servir como un puente entre las comunidade­s y los lugares legislativ­os y regulatori­os que tal vez puedan parecer intimidant­es.

“También trabajamos para asegurar que nuestra informació­n sea accesible y traducimos todo nuestro material al español”, explicó Marín. “El saber es poder entonces queremos saber que podemos devolver ese poder a las comunidade­s”.

Además de la barrera del idioma, la comunidad latina también enfrenta la falta de conocimien­to sobre el impacto financiero.

“Pienso que necesitamo­s cambiar la narrativa de que la energía limpia es algo de lujo”, explicó Marín. “Tenemos que abordar el hecho de que la tecnología solar es más barata y permite que las personas puedan ahorrar dinero”.

Marín agregó que las comunidade­s latinas merecen tener recursos de energía limpia y un medio ambiente limpio como cualquier

comunidad.

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