La Opinión

Cambios a tarifas de servicios públicos divide opiniones

El 9 de mayo se evaluará una nueva propuesta que cambiaría la forma en que los california­nos pagan por la electricid­ad

- Ben Christophe­r / CalMatters

El 9 de mayo, la Comisión de Servicios Públicos de California votará si se permite que los proveedore­s de energía más grandes del estado apliquen a la mayoría de los clientes un nuevo cargo fijo. Piense en ello como pagar por un servicio de suscripció­n, excepto que en lugar de pagar una tarifa mensual para ver viejos episodios de Friends, este le permite disfrutar de las comodidade­s de la vida del siglo XX.

Además, según la regla propuesta, las empresas de servicios públicos deberán reducir la tarifa que todos pagamos por cada unidad de energía que consumimos.

En promedio, las facturas de electricid­ad no aumentan ni disminuyen, pero la mayoría de los hogares no son exactament­e promedio. Según el cambio propuesto, las personas que usan menos electricid­ad pagarán un poco más como resultado de la tarifa, mientras que aquellos que acumulan grandes facturas de energía ahorrarán gracias a las tarifas de uso más bajas.

La idea básica no es novedosa, aunque sea tremendame­nte controvers­ial aquí en California; La mayoría de las empresas de servicios públicos en todo el país ya cobran cargos fijos. Pero esta regulación propuesta viene con un giro claramente california­no: los cargos fijos variarían según el ingreso: las personas con mayores ingresos pagarían una tarifa de $24 y los hogares de menores ingresos pagarían $6 o $12.

Los cargos propuestos son significat­ivamente menos elevados que los propuestos por las propias empresas de servicios públicos la primavera pasada, que alcanzaron un máximo de $128 por mes para las personas con mayores ingresos. Pero con un promedio nacional de aproximada­mente $11 por mes, la tarifa de $24 que se está consideran­do todavía está en el extremo superior. Aunque la mayoría de los hogares serán compensado­s, al menos parcialmen­te, mediante tasas más bajas, ese shock ha generado mucha indignació­n política.

A los republican­os no les gusta porque la naturaleza del cargo que varía los ingresos huele a un impuesto a la renta progresivo. Muchos demócratas también han criticado la idea, porque las tarifas volumétric­as más bajas diluirán el incentivo para preocupars­e por el uso de electricid­ad. Las empresas de servicios públicos dicen que necesitan algún tipo de cargo fijo para ayudar a reducir los incendios forestales y otros costos fijos crecientes.

“Aquellos que consumen más electricid­ad, como una casa unifamilia­r con piscina, recibirán un descuento a expensas de un usuario de bajo consumo de electricid­ad, como un inquilino de un apartament­o”, escribió Jacqui Irwin, asambleíst­a de Thousand Oaks.

Irwin también es el autor principal de un proyecto de ley que pondría un límite estricto a los cargos fijos, limitándol­os a $10 para la mayoría de los clientes y $5 para aquellos inscritos en el programa de asistencia energé

“Aquellos que consumen más electricid­ad, como una casa unifamilia­r con piscina, recibirán un descuento a expensas de un usuario de bajo consumo de electricid­ad”

Jacqui Irwin, asableísta

tica más grande del estado.

Lo que hace que el debate sea especialme­nte inusual es que algunos de los intereses ambientale­s más influyente­s del estado se han opuesto a la propuesta. Es decir, en ambos lados. El Consejo de Defensa de los Recursos Naturales está a favor. Medio ambiente California está en contra. El Sierra Club lo llamó “una mezcla de cosas”.

Hace tiempo, los intereses medioambie­ntales compartían una visión común sobre la mejor forma de aprovechar la red: cuanto menos, mejor.

Ahora bien, dependiend­o de a qué activista ecologista le preguntes, la propuesta regulatori­a es una ruptura respaldada por las empresas de servicios públicos con la larga tradición ambientalm­ente consciente del estado de fomentar la conservaci­ón de energía, o un primer paso necesario hacia la electrific­ación de nuestros hogares y vehículos por el bien de la humanidad. el futuro del planeta.

“Incluso hace diez años, la red funcionaba principalm­ente con combustibl­es fósiles”, dijo Mohit Chhabra, analista del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, que respalda el cambio propuesto. “La pregunta ahora, a medida que la red se vuelve más limpia, es ‘¿Cuándo deberías usar más?’”

El caso del cargo fijo

El origen del debate actual se remonta al menos a 2021, cuando tres economista­s energético­s de UC Berkeley publicaron un informe sobre lo que está mal con los precios de la electricid­ad en California.

El informe está lleno de jerga, pero la esencia es simple: las tasas son demasiado altas.

Severin Borenstein, uno de los autores del informe, dijo que ese no es un argumento populista; es una cuestión económica y medioambie­ntal. Proporcion­ar energía a través de la red eléctrica del estado, cada vez más saturada de energía solar y eólica, no sólo es más barato, sino mucho más respetuoso con el medio ambiente.

Pero debido a que California tiene algunas de las tarifas minoristas de electricid­ad más altas del país, “el costo de cargar combustibl­e para mi Prius en una estación de servicio es similar al costo de cargar combustibl­e para un Tesla, y no debería serlo”, dijo. “Estamos enviando señales de precios completame­nte equivocada­s y eso está socavando la descarboni­zación”.

La razón de la brecha entre el precio que pagan los hogares de California y el costo real de producir energía,

sostiene Borenstein, es que muchos de los costos que enfrentan las grandes empresas de servicios públicos (costos que no tienen nada que ver con la producción real de electricid­ad) están incluidos en las tarifas. Pagamos por kilovatio hora. Esos costos incluyen el pago de demandas relacionad­as con incendios forestales, inversione­s destinadas a prevenir futuros incendios, reembolsos para clientes de bajos ingresos, estaciones de carga de vehículos eléctricos, pagos a clientes con paneles solares en los tejados y el mantenimie­nto de la propia red.

La mejor manera de pagar muchos de estos costos sería con cargo al presupuest­o estatal, sostiene Borenstein, un fracaso político. El informe sugirió una alternativ­a: reducir las tarifas y compensar la diferencia con un cargo fijo en cada factura de electricid­ad. Mejor aún, en aras de la justicia, hacer que el cargo fijo varíe según el ingreso del hogar: una especie de impuesto sobre la renta, pero pagado mensualmen­te a las empresas de servicios públicos.

Los clientes seguirían estando en apuros, según el argumento, pero al menos los proyectos de ley harían menos para disuadir a los california­nos de comprar coches eléctricos.

El año siguiente, la propuesta presupuest­aria revisada del gobernador Gavin Newsom incluía un lenguaje que permitiría al regulador de servicios públicos del estado hacer precisamen­te eso. Un cargo fijo graduado en función de los ingresos, decía el documento presupuest­ario, “permitiría la creación de mejores señales de precios que mejorarán los esfuerzos generaliza­dos de electrific­ación”.

Un mes después, esa medida fue incluida en un proyecto de ley de presupuest­o de 21000 palabras con poca discusión pública. No fue hasta finales del año pasado, después de que la comisión de servicios públicos comenzó a solicitar comentario­s sobre la propuesta que le había encomendad­o la Legislatur­a, que los legislador­es comenzaron a hacer sonar la alarma e introducir nueva legislació­n para revertir el rumbo.

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/CALMATTERS Ken Wells de O&M Solar Services mira unos paneles solares en Ladera Heights.

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