¿CUÁL CORTE ES EL IDEAL?
Para asar: rib eye, T-Bone, picaña, New York, arrachera, tomahawk.
Para freír: solomo o lomo ancho de res, es de textura blanda.
Para deshebrar: falda o aleta de res. Textura rígida que cuando se somete a un tiempo de cocción ideal, queda lo suficientemente tierno para desmenuzarse.
Para hornear: mayormente son trozos como pierna y lomo de cerdo además de costillas.
Para empanizar: pídela idealmente en milanesas de lomo o pierna.
Ya sea en la carnicería o en el supermercado, el color es un indicador fundamental para detectar el estado de dicha proteína.
Si se trata de carne de res, debe tener un tono rojo brillante, como el de una cereza. Si su color es café o con tonalidades tintas, será un corte que ya no está fresco. En cambio, para la carne de cerdo su color tiende a tonalidades rosadas sin dejar de lado la importancia de que luzca brillante y con una textura jugosa.
Un corte realizado al momento evitará que te lleves a casa una pieza que tenga algunas partes resecas.
Asegúrate de que la carne esté en refrigeración y no exhibida en el exterior. Esto evitará el contacto con agentes contaminantes.
La consistencia de un corte en buen estado debe ser firme pero no dura al tacto.
Revisa la fecha de envasado. Un máximo de dos días es lo ideal para llevar a casa.
Es fundamental que esté refrigerada, no sobre hielo.
Al hacer presión con tu dedo sobre la carne, el empaque que la cubre no debe romperse y debe percibirse tierna al tacto y si está congelada, deberá percibirse rígida al momento del contacto.
Si el empaque tiene aire significa presencia de bacterias, por lo tanto hay que descartarla.
No olvides elegir la carne hasta el último momento de tu compra.
el supermercado, respetando así la cadena de frío y evitando alterar su calidad.