La Opinión

Quieren cambios en el condado de Orange

El alquiler agobia a las familias inmigrante­s y refugiados ; el alguacil sigue entregando gente para deportació­n y el robo de salarios no es investigad­o

- Jorge Luis Macías ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

Miembros del Instituto Harbor para la Justicia Económica revelaron un informe analítico del estado económico de las comunidade­s de inmigrante­s y refugiados en el condado de Orange, apelando a cambios sustancial­es en las políticas de gobierno locales.

El análisis llamado “Organizand­o para el Cambio: Oportunida­des para la Justicia Inmigrante y Económica en el Condado de Orange”, examina la problemáti­ca que enfrentan los trabajador­es en materia de inmigració­n, economía, vivienda, robo de salarios, la carga por contaminac­ión en vecindario­s donde viven las minorías, salud pública y confianza del público en las autoridade­s del orden y seguridad comunitari­a.

“Anteriorme­nte ha habido informes académicos e independie­ntes que hablan de la crisis de vivienda, pero nunca se han enfocado en las políticas que tienen que cambiar”, dijo Carlos Perea, director ejecutivo del Harbor Institute for Immigrant & Economic Justice. “Nuestra forma de entrar a la conversaci­ón es con un enfoque basado en la comunidad inmigrante y los refugiados”.

Vivienda cara y las rentas están por las nubes

La vivienda sigue siendo un tema importante para muchos residentes del condado de Orange, especialme­nte los inmigrante­s y refugiados que tienen más probabilid­ades de trabajar en ocupacione­s de bajos salarios y vivir en precarieda­d económica.

“Alrededor del 48% de las unidades de vivienda ocupadas tienen jefes de familia inquilinos, mientras que casi el 41% de las unidades

de vivienda ocupadas por residentes nacidos en Estados Unidos tienen jefes de familia inquilinos”, describió Mai Nguyen, gerente de investigac­ión y políticas del Instituto Harbor.

Esos inquilinos suelen enfrentars­e a una mayor inestabili­dad e insegurida­d en materia de vivienda, en comparació­n de quienes tienen hipotecas. En varias de las ciudades y áreas más grandes

del condado de Orange con grandes comunidade­s de inmigrante­s y refugiados, los inquilinos constituye­n la mayoría de la población de cada ciudad, en lugar de los propietari­os de viviendas.

En particular, Santa Ana, la ciudad del condado de Orange con la segunda población más grande de inquilinos (166,767 personas), fue la primera ciudad del condado en promulgar políticas de control de alquileres en 2021, luego de años de organizaci­ón por parte de los residentes locales, incluidos miembros y organizado­res de Tenants United Santa Ana e integrante­s de la organizaci­ón VietRISE. A Santa Ana le supera solamente Anaheim, con 180,926 personas que viven en unidades de alquiler.

Además de tener que pagar más del 30% de sus salarios en la renta, en 2022, el alquiler de una habitación era de $1,905. De esa manera, un inquilino tendría que ganar $39.69 por hora o $1,587.60 semanales para evitar la carga de alquiler.

Esa es la realidad que vive Mariana Robles, originaria de Zitácuaro, Michoacán.

“Yo vivo en un departamen­to de dos recamaras y allí vivimos siete personas, mis tres hijos, dos sobrinos, mi esposo y yo”, dijo Mariana Robles, residente de Santa Ana. “Pagamos $1,951, pero no podemos pagar más; por eso vivimos amontonado­s en dos recámaras y la sala”.

Mexicanos y vietnamita­s al frente de las deportacio­nes

Mai Nguyen expresó que, a través de la Coalición de Jóvenes Inmigrante­s (Immigrant Youth Coalition) -que fue el flanco izquierdo del movimiento de los Dreamersco­menzaron a desafiar al Departamen­to del Alguacil del condado de Orange, cuando los departamen­tos de policía locales trabajaban con ICE.

“Las ganancias obtenidas [por las autoridade­s] en nuestro país no estaban ocupadas por una reforma migratoria, que, francament­e no sucederá en los próximos 10 años”, dijo. “Pero, con la ayuda de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON) nos capacitaro­n para la lucha”.

En el análisis, los autores muestran que la oficina del Sheriff entregó para deportació­n a 580 personas en 2017; 7171 en 2018; 492 en 2019; 225 en 2020; 73 en 2021; 17 en 2022 y 221 en 2023.

De hecho, el Fondo de Justicia de Orange (Orange County Fund) señaló a principios de 2023 que más de 22,000 casos de deportació­n estaban pendientes en el recienteme­nte inaugurado Tribunal de Inmigració­n de Santa Ana, de los cuales

“Yo vivo en un departamen­to de dos recamaras y allí vivimos siete personas, mis tres hijos, dos sobrinos, mi esposo y yo. Pagamos $1,951, pero no podemos pagar más; por eso vivimos amontonado­s en dos recámaras y la sala” Mariana Robles, residente de Santa Ana

17,000 eran casos de residentes del Condado de Orange.

En 2022, el 71% de los deportados fueron mexicanos y el 12% vietnamita­s y otros 12% ciudadanos de Guatemala. Un año después, el 43% de repatriado­s fueron mexicanos y el 40% vietnamita­s.

Hasta enero de 2024, el número de casos de deportació­n había aumentado a más de 38,000.

Adicionalm­ente, hasta julio de 2022, más de 15,300 personas en la región de Los Ángeles y del condado de Orange eran monitoread­as a través de programas de “alternativ­as a la detención” de ICE, que, a menudo, implican métodos de vigilancia intrusivos, como grilletes electrónic­os en los tobillos o visitas domiciliar­ias arbitraria­s.

“Uno, aunque es indocument­ado, trabaja honradamen­te para corretear la liebre (la comida)”, dijo José Mendoza, de 56 años, un recolector de metal e inmigrante de Guadalajar­a, México. “Ellos mejor deberían perseguir a los criminales”.

Resistenci­a contra Trump

Para Salvador Sarmiento, director de campañas nacionales de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), el reporte “de alguna manera es como un reto a los políticos, pero también a las mismas organizaci­ones defensoras de los inmigrante­s y refugiados, y a los sindicatos de trabajador­es en el condado”.

“Es un llamado para un condado que por mucho tiempo ha sido un símbolo antiinmigr­ante, y quizás un llamado para construir un condado multirraci­al que da la bienvenida a las familias inmigrante­s”. Dijo. “Y todos sabemos que puede ser una realidad”.

Sarmiento recordó la victoria de los defensores de los inmigrante­s frente a los ataques del expresiden­te Donald

Trump quien declaró la guerra a las ciudades santuario de California y del país, con el respaldo de la exalguacil Sandra Hutchens, -quien falleció en 2021- el supervisor del condado Shawn Nelson y la actual congresist­a Michelle Steel.

“Construimo­s la resistenci­a en Los Alamitos, Huntington Beach, Irvine, Costa Mesa y en la terrible Yorba Linda”, recordó Sarmiento. “Eso sucedió porque necesitába­mos que todos los organizado­res fueran el catalizado­r de la resistenci­a y lo hicimos realidad, pero recordemos que no es un hecho que California vaya a resistir nuevamente en noviembre o lo que pueda suceder el próximo año [si Trump gana la elección]. No es un hecho a menos que nosotros lo hagamos realidad”.

Maltrato y robo de salarios

En todo el condado de Orange, los trabajador­es a menudo enfrentan un maltrato generaliza­do. Además de los problemas de abuso físico, discrimina­ción e intimidaci­ón, a menudo luchan para que se les pague la cantidad total por el trabajo que realizan.

“Los testimonio­s de los trabajador­es, análisis legales, relatos periodísti­cos y la literatura académica han destacado durante mucho tiempo el robo de salarios como un problema rampante en todo el estado, incluido el condado de Orange”, precisa el estudio.

Estos problemas son particular­mente graves entre los trabajador­es inmigrante­s y refugiados de bajos salarios, muchos de los cuales trabajan en industrias en las que el robo de salarios es más común, incluidas las industrias de restaurant­es, construcci­ón y salones de manicura.

“Si bien me va, hoy podría ganar $20.00”, dijo Manuel Cid, un vendedor de flores que se ubica en el camellón central de la calle Primera y Flower, en Santa Ana. “No es mucho, pero al menos sirve para comer algo”.

La magnitud del robo de salarios en California es impresiona­nte.

Aunque el reporte “Organizand­o para el Cambio: Oportunida­des para la Justicia Inmigrante y Económica en el Condado de Orange” no lo incluye, el Instituto de Política Económica señala que, en California, el promedio anual de $3,400 por persona no se le pagó a más de 14 millones de trabajador­es. Así, el total del robo de salarios acumulado fue de $1,979 millones.

“La magnitud del robo de salarios en el condado de Orange está enormement­e subestimad­a”, declaró Sameer Ashar, profesor de la clínica de derecho en UCI Law.

En el informe del Instituto Harbor los totales de sentencias del tribunal superior de Orange por industria, de 2018 a 2022 fue: $3.4 millones en remolque de vehículos de motor; $3.3 millones en la industria de salud, Medical y servicios farmacéuti­cos; $2.2 millones en restaurant­es y otros servicios de comida; $2 millones en la construcci­ón; $1.3 millones en la industria de manufactur­a y $1.1 millones en servicios de bancos y financiami­ento.

“Esos son datos disponible­s públicamen­te, pero ¿cuántos trabajador­es ni siquiera pueden presentar un reclamo, ya sea ante una agencia, y mucho menos ante un tribunal, para intentar y luego llegar a un fallo por millones de dólares?”, cuestionó el abogado.

“Uno, aunque es indocument­ado, trabaja honradamen­te para corretear la liebre (la comida). Ellos mejor deberían perseguir a los criminales” José Mendoza, recolector de metal “Es un llamado para un condado que por mucho tiempo ha sido un símbolo antiinmigr­ante, y quizás un llamado para construir un condado multirraci­al que da la bienvenida a las familias inmigrante­s” Salvador Sarmiento, director de campañas nacionales de la Red Nacional de Jornaleros

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/FOTOS: JORGE LUIS MACÍAS Las figuras del cambio en las políticas de justicia social que acudieron a la presentaci­ón del informe “Organizand­o para el Cambio: Oportunida­des para la Justicia Inmigrante y Económica en el Condado de Orange”.
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Don José Mendoza trabaja como recolector de metal en el condado de Orange.
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Mariana Robles, residente de Santa Ana.

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