Pierde México
Su futbol vuelve a estar frente a un flagelo que no ha podido erradicar en un país en el que los hechos violentos crecen día a día y encuentran en el balompié un espejo en el que se refleja
para darle una solución.
Después de los hechos en Monterrey, que no ameritaron que fuera suspendido el partido que terminó con empate sin goles en el campo de los Tigres, se anunciaron acciones coordinadas entre los equipos, las autoridades locales y de la liga para la entidad en busca de evitar que se vuelvan a presentar enfrentamientos.
Las medidas son aspirinas para un mal que carcome como un cáncer en fase terminal. Ideas como la credencialización de los integrantes de barras y evitar el acceso a las porras visitantes, así como disipar las caravanas de seguidores, son algunas de las ideas anunciadas, que vuelven a ser insuficientes cuando una persona mantiene una condición crítica y no se ha ejercido ninguna acción punitiva contra los que hicieron lo golpearon y dejaron semidesnudo tirado en la calle.
Muchos sectores de aficionados hacen del fútbol un medio para proyectar su violencia, una historia recurrente y que en México encuentra nuevos capítulos. El 17 de febrero del año pasado se dio un enfrentamiento entre los aficionados de Tigres en el Estadio Luis “Pirata” Fuente con seguidores de Veracruz.
El choque entre los seguidores trascendió al grado de que el entrenador Ricardo Ferretti y el ariete galo André-Pierre Gignac se acercaron a la zona de las gradas donde los fanáticos se estaban golpeando y con gritos pedían a la policía que contuviera los enfrentamientos.
Las sanciones de la LigaMX volvieron a ser tímidas contra los anfitriones con el veto de su estadio, dejando latente un nuevo brote de violencia en alguna de las plazas del