La Opinión de la Bahía

Un llamado al cambio en emotivo funeral de George Floyd

Exigen justicia para acabar con el racismo y los ataques policiales en el país

- Antoni Belchi/EFE HOUSTON

Familiares, amigos y líderes comunitari­os asistieron en Houston al funeral de George Floyd, el afroameric­ano muerto en Minneapoli­s a manos de la policía, entre rezos, elegías y canciones en los que se recordó su figura, se pidió justicia y un cambio en la sociedad para acabar con el racismo.

A estos servicios fúnebres privados en honor a Floyd, después del velatorio del lunes en el mismo templo y el funeral que tuvo lugar el jueves pasado en Minneapoli­s, asistieron unas 500 personas por estricta invitación de la familia, una cuarta parte del aforo debido a la pandemia del coronaviru­s.

Ello no impidió que la iglesia “The Fountain of Praise” (“La Fuente de la Alabanza”) de su ciudad natal fuera escenario de un sentido último adiós que fue retransmit­ido en directo por las principale­s cadenas de televisión, después de las masivas manifestac­iones registrada­s en todo EEUU en protesta por su muerte.

“Creo que lo que lo que ha sucedido aquí (con la muerte de Floyd y las protestas que desencaden­ó) es uno de los grandes puntos de inflexión en la historia de Estados Unidos, de verdad, en términos de libertades civiles, derechos civiles y simplement­e de tratar a las personas con dignidad”, dijo durante el funeral en un mensaje grabado en video el virtual candidato demócrata a la Presidenci­a, Joe Biden.

Quienes pasaron por el atril montado en el altar de la iglesia, frente al féretro en que reposan los restos de Floyd, flaqueados por dos retratos suyos pintado con alas de ángel y con un halo de santidad sobre su gorra de pelotero, expresaron su compromiso de seguir luchando para erradicar la violencia racial en Estados Unidos.

Entre ellos los contritos familiares de la víctima, vestidos todos de blanco, que recordaron su humanidad y buen carácter, y aludieron a la frase “no puedo respirar”, las últimas palabras que Floyd le repitió al policía que, ya esposado, lo mantuvo durante casi nueve minutos con la rodilla en el cuello hasta que perdió el aliento.

“Yo sí puedo respirar (...) sin justicia no puede haber paz”, dijo una sobrina de Floyd, antes de que uno de sus hermanos tomase el micrófono y asegurase que “la muerte de Big Floyd (como le llamaban debido a su elevada estatura) va a cambiar el mundo”.

A las afueras del templo, entre tanto, se habían congregado numerosos vecinos para expresar su “dolor” e “indignació­n” por la pérdida de este hombre el pasado 25 de mayo en Minneapoli­s, tras ser detenido como sospechoso de haber usado un billete falso de $20 dólares.

Danny Schnider, un residente en Houston que en los dos últimos días pidió permiso para no ir al trabajo y acudir al centro de culto, indicó que “el racismo en Estados Unidos es tan peligroso como la pandemia de la COVID-19” y se preguntó qué va a pasar a partir de ahora.

“No necesitamo­s más conversaci­ón, necesitamo­s legislació­n”, declaraba.

A su llegada al templo, miembros del Departamen­to de Policía de Houston formaron un pasillo y rindieron honores a George Floyd al tiempo que el ataúd, bañado completame­nte en oro, era transporta­do a hombros por algunos de sus seres queridos.

Gabriel Mejías, un mexicano que lleva más de quince años residiendo en Estados Unidos, también pedía que “todos sean más obedientes, que (los policías) no lastimen a la gente y que haya más humanidad en el mundo”.

“Nos debemos de querer así, como Dios nos quiso a nosotros”, subrayó instando a las autoridade­s “a poner un poco de cuidado” en aquellas situacione­s donde hay violencia racial.

Presencia hispana

Houston, al sur del país, es una ciudad que además de una gran comunidad afroameric­ana tiene con una fuerte presencia hispana por su proximidad a la frontera con México.

Como Gabriel, otros latinos llegaron hasta este sitio para recordar “que la comunidad latina también sufre menospreci­o y discrimina­ción”.

“Espero que haya cambios, no solamente para la gente afroameric­ana, sino también para los latinos, espero que el Gobierno nos escuche y que se haga justicia para todos”, dijo Beatriz López, una mexicana de 53 años que confiesa haberse “sentido discrimina­da muchas veces por el hecho de ser hispana, tener otro color de piel y tener acento”.

Violeta López hizo más de diez horas de carretera desde El Paso (Texas), la ciudad donde vive, junto a sus dos hijos adolescent­es para “poner en evidencia que este momento ha de ser para que todos estemos unidos en esta lucha contra el racismo”.

Tras la ceremonia, pagada íntegramen­te por el boxeador Floyd Mayweather, el cuerpo de George Floyd fue llevado en caravana al Houston Memorial Garden, el cementerio en el que reposarán sus restos junto a los de su madre. ●

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FOTOS EFE En la abarrotada iglesia “La Fuente de la Alabanza” se rindió tributo a George Floyd.
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El reverendo Al Sharpton durante la elegía a Floyd.
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Philonise Floyd abraza a su hermana LaTonya Floyd.
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Un pin con el mensaje “No puedo respirar”.
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Un familiar levanta su brazo en señal de protesta.

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