Fe para salir adelante
Como muchas familias que están emigrando al Centro de la Florida, una familia puertorriqueña se encuentra en un callejón sin salida y busca ayuda
Mixie Vázquez, su esposo y su hijo, Edgardo, quien sufre de autismo, han recorrido a pie las calles de Kissimmee buscando ayuda desesperadamente desde que llegaron de Puerto Rico hace medio año.
“Decidimos mudarnos acá porque aquí existe la asistencia que nuestro hijo necesita. En Puerto Rico las ayudas disponibles son para retardo mental”, explicó la madre.
Vázquez libra una doble batalla: en 2013 recibió un diagnóstico positivo al cáncer y, por otro lado, su esposo, Guillermo Ruiz, está desempleado.
En este momento adverso de sus vidas, ellos confían que lograrán salir adelante.
“Tenía dos caminos: rendirme y colgar los guantes; o luchar por él y eso es lo que he hecho, confiando en Dios y sacando esas fuerzas. Si no lo hago yo, ¿quién lo hace por mi hijo?”, exclamó Vázquez.
“Hemos recorrido tantas oficinas, donde nos han dicho vete aquí o allá, déjenme su nombre y los llamamos. Pasan meses y no te llaman”, dijo Vázquez.
En enero pasado, Vázquez acudió a la oficina de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico (PRFAA) en Kissimmee, donde su directora regional, Betsy Franceschini, les ofreció orientación.
La familia también acudió a la oficina de la Asociación de Ciudadanos con Retraso Mental de Osceola (OARC, por sus siglas en inglés). Allí les explicaron acerca del programa EPD de asistencia federal para personas con discapacidades.
“Somos muchas mamás hispanas con hijos autistas que estamos en Kissimmee buscando ayuda, hay mucha necesidad. No es fácil encontrar la ayuda, a fuerza de pelea es que estamos”, dijo Vázquez durante una entrevista con La Prensa.
Por su parte, Franceschini reconoció que como el caso de esta madre hay muchos más.
“Hay muchas familias que nos están contactando por teléfono desde Puerto Rico que quieren venir por las ayudas para sus hijos autistas. Igual, muchas nos visitan a la oficina buscando esa asistencia y tratamos de dirigir-
los hacia las entidades y recursos para que resuelvan su situación en particular”, dijo la directora de PRFAA.
El autismo se define como un conjunto de trastornos complejos del desarrollo neurológico caracterizado por dificultades en las relaciones sociales, alteraciones de la capacidad de comunicación y patrones de conducta estereotipados, restringidos y repetitivos.
Margarita Soto, fundadora del grupo de apoyo Sonidos del Silencio (Sounds of Silence), un grupo para madres, abuelas o familiares con hijos autistas en Kissimmee, señaló que la lucha es cuesta arriba.
“La situación es desesperante. Yo he tocado varias puertas y lo que mucha gente piensa es que, al mudarse de Puerto Rico o de sus países aquí, van a encontrar todas esas ayudas, pero no es así. La lucha es frente al idioma inglés y la burocracia del sistema”, indicó Soto, cuya organización opera desde 2011.
Soto, tiene a su nieto de 18 años con autismo severo y llegó a Kissimmee con esta misma idea de encontrar un centro de tipo residencial, que es lo que necesitan los autistas adultos para aprender a llevar una vida independiente. Hasta ahora, no ha conseguido ninguno que brinde seguridad y un ambiente digno para su nieto.
Por ello, su meta es crear un centro residencial de educación y servicios para niños Edgardo disfruta de la lectura junto a sus padres. A la izquierda, Betsy Franceschini, directora regional de la Oficina de Asuntos Federales de Puerto Rico en Florida. autistas y necesidades especiales en Kissimmee, que espera conseguir muy pronto.
Este grupo se reúne el tercer jueves de cada mes a las 9:30 am en Kissimmee, donde madres y familiares comparten información y ayudas entre sí para sus casos.
Por lo pronto, Vázquez espera que llegue la aprobación del programa EPD.
Mientras tanto, los esposos van a la biblioteca a conectarse a Internet para buscar trabajo. Ruiz tiene experiencia como diseñador de modas y su esperanza es poder seguir desarrollándose en esa faceta.
A Edgardo le gusta caminar y correr, por lo que desean conseguir un entrenador o un terapista que los ayude a canalizar esa energía que le beneficia en su condición.
Si desean contactar a la familia para ofrecerles orientación o algún tipo de asistencia, puede hacerlo a través de PRFAA al teléfono (407) 483-4880.