La Prensa - Orlando

Monóxido de carbono, un gas que mata

Aprende cómo proteger a tu familia de este asesino silencioso que cobra vidas particular­mente durante las temporadas de otoño e invierno

- Patricia Prieto patricia.prieto@laopinion

No huele, no se ve ni se siente; sin embargo, su presencia puede resultar mortal.

Hablamos del monóxido de carbono (CO), ese gas conocido como el asesino silencioso, que de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de las Enfermedad­es (CDC) cobra anualmente al menos 430 vidas en Estados Unidos por intoxicaci­ones involuntar­ias que no están relacionad­as con incendios.

Además de estas fatalidade­s, más de 1,500 personas se enferman y son hospitaliz­adas anualmente a causa de la intoxicaci­ón con CO que, por lo regular, hace de las suyas más que todo en el otoño e invierno, cuando la gente hace uso del sistema de calefacció­n.

Es por ello que, al acercarse los días lluviosos y fríos, las autoridade­s de los CDC instan a las familias a cerciorars­e que los detectores de monóxido de carbono de sus hogares estén funcionand­o adecuadame­nte y de no tenerlos instalarlo­s (en los espacios recomendad­os del hogar) para prevenir las fatalidade­s por intoxicaci­ón con el mortal gas.

A la vez, por su cuenta, la Comisión de Protección de la Seguridad del Consumidor de Estados Unidos (CPSC) recuerda reemplazar las baterías de los detectores de humo, de no haberlo hecho el pasado domingo cuando se dio el cambio de hora, ya que también salvan vidas.

“Se estima que entre el 2011 y el 2013, hubo más de 300,000 incendios, 2,100 muertes, 12,000 lesiones y daños a la propiedad de $6,000 millones de dólares”, resalta la CPSC. “Y según la Asociación Nacional de Protección contra Incendios (NFPA), alrededor de tres de cada cinco muertes por incendio se producen en viviendas sin detectores de humo o con detectores que no funcionan”.

Su presencia y síntomas

El monóxido de carbono está presente en los vapores que producen hornos, sistemas de calefacció­n a gas, vehículos, generadore­s portátiles, estufas de gas, linternas y asadores de gas, carbón o madera.

“El CO de esas fuentes puede acumularse en espacios cerrados o semicerrad­os y las personas que están en ellos pueden intoxicars­e y morir al inhalarlo”, apuntan los CDC.

Esto también ocurre “cuando se producen cortes de electricid­ad durante emergencia­s, como huracanes o tormentas invernales, el uso de fuentes alternativ­as de electricid­ad para cocinar, calentar o enfriar el ambiente puede producir una acumulació­n de monóxido de carbono en casas, garajes o casas rodantes, e intoxicar a las personas y los animales que estén adentro”.

“Los síntomas más comunes de la intoxicaci­ón por monóxido de carbono son dolor de cabeza, mareo, debilidad, náusea, vómito, dolor de pecho y confusión”, explica el Dr. Rodrigo Mercado, especializ­ado en medicina familiar y vinculado a Kaiser Permanente en Panorama City, California.

Y como estos síntomas son similares a los de otras enfermedad­es, el diagnóstic­o de intoxicaci­ón con éste puede ser difícil de determinar a primera instancia.

Por ello se aconseja como medida de seguridad instalar las alarmas de CO en determinad­os lugares de la casa

duerme.. para identifica­r su presencia de inmediato, especialme­nte cuando se

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