LECCIONES DEL HURACÁN MARÍA
“Nada es permanente en este mundo, ni siquiera nuestros problemas”: Charlie Chaplin. Encontré este mensaje tan apropiado para lo que estamos viviendo que quise compartirlo con ustedes. Mi Abuela decía: “No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”. Pero también decía que “de 100 cosas que nos pasan, 99 pueden ser buenas y una mala y nosotros nos quedamos enfocados en la mala olvidándonos de las buenas”. ¡Qué sabia era!
Desde el huracán María he estado en San Juan, Puerto Rico lo cual me ha hecho reflexionar sobre las lecciones que han resultado de este fenómeno. Los seres humanos no estamos en control de la naturaleza. Podemos predecir y tratar de prepararnos pero lo que va a pasar pasa.
La tecnología no lo es todo en la vida. Nuestros hijos han aprendido a interactuar y jugar afuera en vez de estar pegados a los juegos de computadora y celulares. Los vemos corriendo bicicletas y riéndose a carcajadas con sus amiguitos. En todo el revolú los teléfonos de tierra funcionaban y no los celulares.
Lavando ropa a mano y tendiéndola afuera recordé cuantas veces me quejaba del mucho trabajo que era lavar y secar a máquina. Cuando íbamos al supermercado o tiendas por departamento dábamos por sentado que íbamos a conseguir lo que deseábamos comprar, pero es triste ver los anaqueles vacíos.
La felicidad es relativa. Si tienes agua potable y corriente, generador y gasolina, un ‘grill’ de gas propano y baterías D para las lámparas vives casi como un millonario.
En las filas para comprar gasolina, buscar comida y demás necesidades hemos estado todos unidos e iguales (ricos, pobres, hombres, mujeres, de diferentes religiones y partidos políticos…). Interactuamos y nos reímos como puertorriqueños apoyándonos unos a otros.
¡Cómo cambian las perspectivas al agradecer bendiciones grandes y pequeñas!l