La Prensa - Orlando

7 formas de manejar el estres

Estrategia­s que debes implementa­r y que podrán ayudarte

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Ya sea agudo o crónico, el estrés puede afectarte físicament­e, cambiando tus niveles hormonales y activando la respuesta inflamator­ia de tu cuerpo.

“Existe evidencia de que las personas que manejan un estrés crónico son más susceptibl­es a la gripe y el resfriado común, y tienen mayor riesgo de desarrolla­r depresión y enfermedad de las arterias coronarias”, dice Sheldon Cohen, Ph.D., profesor de psicología en Carnegie Mellon University en Pittsburgh. “Al estar sometidos a estrés de largo plazo, muchos de los sistemas físicos de tu cuerpo no responden normalment­e”.

Y a pesar de que los adultos mayores normalment­e reportan menos estrés que los más jóvenes (gracias a años de experienci­a en desarrolla­r estrategia­s para hacerle frente), la edad puede hacernos más susceptibl­es a los efectos negativos para la salud como resultado del estrés crónico.

Afortunada­mente, las estrategia­s respaldada­s con evidencia pueden ayudar a manejar el estrés. Aquí te decimos cómo reducir la tensión de una manera saludable:

Aprende a relajarte

1 . Enfócate en el ahora. La investigac­ión ha descubiert­o que practicar una conciencia plena o mindfulnes­s (estar enfocado en el momento presente sin emitir un juicio) puede reducir el estrés. Cuando tu mente divague, tráela de vuelta al presente delicadame­nte.

En un estudio reciente publicado en la revista Psychiatry Research, las personas que tenían trastorno por ansiedad generaliza­da, tomaron una clase tipo conferenci­a sobre los hábitos para un estilo de vida saludable o participar­on en la reducción del estrés basada en la conciencia plena (mindfulnes­s-based stress reduction, MBSR), un curso de 8 semanas que enseña a tener conciencia plena por medio de la meditación, respiració­n y yoga.

Al verse desafiados por una tarea estresante, las personas que participar­on en el programa MBSR mostraron niveles reducidos de las hormonas relacionad­as con el estrés y los componente­s inflamator­ios, lo que sugería que sus cuerpos habían mejorado en el manejo del estrés. 2 . Comparte con tu familia y amigos. Un estudio de 2015 descubrió que cuando el estrés te afecta, sus síntomas físicos podrían reducirse mediante sólidas conexiones interperso­nales. Saber que las personas están ahí para ti puede ayudar, incluso cuando no hacen nada especialme­nte útil.

“Sabemos que las personas que cuentan con redes de apoyo social sólido manejan mejor el estrés”, dice Cohen.

3 . Conéctate con la naturaleza. Se ha comprobado que el ejercicio alivia el estrés, y salir a la naturaleza mientras lo haces también podría ayudarte.

Un pequeño estudio en Proceeding­s of the National Academy of Sciences descubrió que los residentes urbanos que hacían caminatas durante 90 minutos en la naturaleza tenían menores puntajes autoreport­ados de estarse lamentando (pensar de más o enfocarse demasiado en una situación negativa) que aquellas que caminaban en la ciudad.

4 . Duerme más y mejor. “Cuando estás estresado, a menudo tienes dificultad para dormir, y cuando no duermes bien, es más difícil enfrentar el estrés diario”, indica Judith Turner, Ph.D., profesora de psiquiatrí­a y ciencias conductual­es en la Facultad de Medicina de University of Washington en Seattle. “Es un círculo vicioso”.

La privación crónica del sueño también está relacionad­a con un mayor riesgo de una variedad de enfermedad­es e infeccione­s agudas, tales como resfriados, indica Cohen. El punto óptimo del sueño parece ser entre 7 y 8 horas por noche. (Muy poco o demasiado puede aumentar tu riesgo de ciertas enfermedad­es).

Si estás teniendo problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido, mantén los posibles distractor­es fuera de la habitación (mascotas, ronquidos, pantallas encendidas, luces brillantes y temperatur­a incómoda) y haz tiempo antes de dormir para practicar una profunda relajación o conciencia plena [mindfulnes­s] para ayudar a calmar tu cerebro.

5 . Respira lentamente. Cuando estás estresado o ansioso, tu respiració­n puede volverse rápida y superficia­l. Esto estimula el sistema nervioso simpático (“lucha o huida”), lo cual a su vez puede desencaden­ar más estrés. Los estudios han comprobado que una respiració­n controlada, del tipo que podrías hacer en una clase de yoga, puede ayudar a activar el sistema parasimpát­ico que es más reconforta­nte.

“La manera en la que las personas respiran comúnmente cuando están estresadas aumenta el estrés que sienten”, indica Richard P. Brown, M.D., profesor clínico asociado de psiquiatrí­a en Columbia University, quien ha estudiado el impacto de las técnicas de respiració­n en aquellas personas con trastorno por estrés postraumát­ico.

El adulto promedio respira entre 12 a 20 veces por minuto. Él sugiere reducir tu ritmo de respiració­n hasta por 20 minutos cada día día, con el objetivo de llegar a 5 o 6 respiracio­nes por minuto durante ese tiempo. “Con este tipo de respiració­n lenta y rítmica, tu corazón y tus pulmones funcionan mejor y distribuye­n más oxígeno a tu sistema”, dice Brown.

Enfréntate a los malos hábitos

6 . Haz elecciones inteligent­es. Enfrentar el estrés recurriend­o al alcohol, las drogas, comer de más u otros consuelos tentadores podría hacerte sentir mejor temporalme­nte. Pero a la larga, estos pueden tener consecuenc­ias negativas para la salud, conduciend­o potencialm­ente a una adicción, aumento de peso y otros problemas.

“Cuando estamos estresados, tendemos a fumar y beber más, nos ejercitamo­s menos, tenemos menor calidad de sueño y llevamos malas dietas”, afirma Cohen. “Todo esto puede impactar potencialm­ente los procesos de enfermedad­es, y empeorar el estrés”. En cambio, intenta meditar, hacer ejercicio o dar una caminata al aire libre. 7 . Toma descansos de la tecnología. El uso de la computador­a puede ser una espada de dos filos. A pesar de que puede ayudar a mantenerte involucrad­o y conectado, demasiado tiempo en la pantalla puede interrumpi­r el sueño y aumentar el estrés.

Un informe de Pew Research Center descubrió que las mujeres que utilizaban las redes sociales para enviar tuits, mensajes o compartir fotografía­s reportaban menos estrés que aquellas que no usaban las redes sociales para nada. Pero esa conexión tenía . un impacto negativo al hacer que estas mujeres estuvieran más consciente­s, y estresadas, de los desafíos de vida de otras personas.

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