Ayer confirmé lo que un reportero me dijo la otra noche: esta es la primera Copa del Mundo del “Google Translate”, y seguramente no será la última
existe la mayor cantidad de grupos de cosacos del mundo.
También me encontré con un hipódromo, lo que fue una sorpresa porque se encuentra en medio de la ciudad, rodeado de calles estrechas y no en un espacio amplio en las afueras. Me hizo recordar esos estadios de béisbol legendarios enclavados en los barrios, como el Fenway Park de Boston o el Wrigley Field de Chicago.
Rusia me parece bastante similar a nuestros países latinoamericanos, a veces muy lejos de la modernidad, con ritmo semilento y con ciudadanos que luchan a diario para tratar de salir adelante de condiciones no siempre favorables. He conversado con varios colegas y coincidimos en que la imagen que teníamos de Rusia ha cambiado.
Uno también se encuentra con cosas que en Estados Unidos no podrían existir. El hotel del que me iré en algunas horas anuncia en las al- turas del edificio “hotel de congresos”, curioso porque es el primer hotel que he conocido en mi vida que tiene en su interior pistas de boliche y, aunque usted no lo crea, un bar de “table dance”. Todo eso a 10 metros del lobby principal. También tiene un bonito gato del que todos los empleados parecen cuidar. Esta es su casa.
Como se ha comentado, la barrera del idioma se siente aquí. No hay extranjero que pueda comunicarse en ruso y hay muchos servidores, incluyendo algunos asociados con el Mundial, que no pueden hablar casi nada de inglés. Pero ayer confirmé lo que un reportero de la agencia AP me dijo la otra noche: esta es la primera Copa del Mundo del “Google Translate”, y seguramente no será la última. Es en verdad fabuloso que hablándole al celular o utilizándolo para leer una carta de alimentos se obtenga una aceptable traducción.
Un taxista que llegaba a la puerta del hotel se dio cuenta que mi colega y yo éramos extranjeros y empezó a hacernos preguntas usando el Google translate en su celular, en un conmovedor gesto de amistad. Tras descubrirnos como mexicanos nos felicitó por los buenos triunfos del Tri y luego sacó no sé de dónde una máscara de El Santo, la leyenda máxima de la lucha libre mexicana.
Pronto platicamos.l