IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, POSIBLE PARA DIOS

En mi vida ministerial he oído muchas veces a las personas de algo que voy a hacer que eso es imposible, que nunca lo vamos a lograr, pero al final del día el Señor me ha demostrado que para Él nada hay imposible.

La mayoría de la personas viven en el vecindario de los imposibles y muchas veces es una excusa para no hacer nada y pasan la vida diciendo no lo vamos a lograr, hundiéndonos en el mar de la mediocridad. El mismo Jesucristo se lo dijo a sus discípulos: lo que para los hombres es imposible para Dios es posible, confirmado por el profeta Jeremías cuando el Señor le dijo: Yo soy el Dios de toda carne, ¿habrá algo difícil para mí?

Entremos en la dimensión de nuestro Dios, yo conozco un Dios que es más grande que su problema, más poderoso que su preocupación, quien puede cambiar y derrumbar los obstáculos que se nos presentan en nuestras vidas, siempre y cuando confiemos en Él y estemos en su voluntad.

Yo tengo un hermano de mi propia sangre que era drogadicto y vi muchas veces a mi mamá de rodillas llorando y clamando por él y un día llegó totalmente transformado a nuestra casa. Mi hermano se había ido para una de sus fiestas y en el camino se encontró con uno de sus amigos que lo invito a una fiesta diferente, lo llevó a la iglesia y mi hermano recibió esa noche a Jesucristo como su salvador y el Señor hizo el milagro, hizo lo imposible, lo transformó. Mi mamá oraba por un imposible y el Señor se lo concedió, mi mamá le creyó a Dios.

Créale a Dios cualquiera sea su problema, Dios me los bendiga, se me portan bien y buen genio.