Padre de inmigrante teme por José, quien tiene esquizofrenia y no conoce a nadie en México
Cuando José trajo a su familia a los Estados Unidos desde México hace casi dos décadas, tenía la esperanza de darle a sus hijos una vida mejor.
Pero ahora le preocupa el futuro de su hijo, de 21 años de edad, quien ha vivido en el centro de Illinois desde que era un niño pequeño.
No obstante, el hijo de José tiene antecedentes penales, lo que podría convertirlo en un blanco para los agentes de inmigración.
Kaiser Health News (KHN) no está usando el nombre real del joven debido a ese riesgo y utiliza el segundo nombre del padre, José, porque ambos viven en los Estados Unidos sin papeles.
El año pasado, el hijo de José fue diagnosticado con esquizofrenia y trastorno bipolar y desde entonces ha enfrentado barreras para obtener un tratamiento asequible —en parte porque no tiene un estatus legal.
Dicha falta de tratamiento, le ha ocasionado que tenga problemas con la ley.
Defensores de la salud mental dicen que muchas personas con estos trastornos que no reciben tratamiento, corren el riesgo de caer en un círculo vicioso, entrando y saliendo del sistema judicial. Y la situación es particularmente difícil para los indocumentados.
“Si lo deportan, estaría prácticamente perdido en México, porque no conoce allá”, dijo José, hablando a través de un intérprete. “Lo traje aquí muy joven y, con su enfermedad, ¿a dónde iría? Terminaría en la calle”, agregó.
Problemas legales
El hijo de José ha pasado varias semanas en la cárcel y numerosos días en los tribunales durante el año pasado.
En la situación más reciente, el joven se sentó nervioso en la primera fila de una sala de la corte del condado de Champaign, en Illinois.
Vestido con una impecable camisa blanca y pantalones de vestir, bien peinado, miraba al suelo mientras esperaba que entrara el juez.
Para una persona sin un estatus legal en EEUU, tener un récord criminal puede significar una deportación.
Ese día, se declaró culpable de un cargo por daños a la propiedad.
El incidente ocurrió en la casa de sus padres a principios de 2019. Se había peleado con su cuñado y rompió una ventana. Su padre dijo que fue un momento más entre tantos en los que estaba fuera de control, luchando con su trastorno mental.
Antes de comenzar el proceso, el juez leyó en voz alta una advertencia —una práctica que ahora es estándar para
asegurarse que las personas que no son ciudadanas sean conscientes de que podrían enfrentar la deportación [o que se les niegue la ciudadanía o el reingreso a los Estados Unidos] si se declaran culpables en un tribunal.
Al final de la audiencia, el hijo de José recibió 12 meses de libertad condicional.
El joven dijo que su vida era buena hasta hace un par de años: vivía solo, trabajaba y tomaba clases en un colegio comunitario.
Sin embargo, agrega, todo cambió cuando comenzó a escuchar voces y a luchar para aferrarse a la realidad. Se alejó de sus amigos y familiares, incluido su padre.
Contó que una vez, comenzó a conducir de manera errática, pensando que su auto le estaba ordenando qué hacer. Un mes después de ese episodio, comenzó a tener pensamientos suicidas y —a veces— tenía deseos de lastimar a otros.
En 2018, fue hospitalizado dos veces y finalmente le diagnosticaron esquizofrenia y trastorno bipolar.
José dijo que durante este tiempo, su hijo, que siempre había sido respetuoso y amable, se volvió cada vez más respondón e incluso amenazó con lastimar a sus padres.
Lo internaban para evaluar su condición psiquiátrica pero dicho aislamiento parecía no ayudar.
“Nos pedía ayuda, pero no sabíamos cómo ayudarlo”, dijo José. “Me decía: ‘Papá, siento que me estoy volviendo loco’”.