CUANDO ACABE PANDEMIA DEBEMOS CREAR UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA PARA TODOS
El escritor italiano Dante Alighieri, del siglo 14, difícilmente hubiera podido imaginar este infierno que vive el planeta bajo la pandemia del coronavirus. Hay cuerpos tirados en las calles de Guayaquil, Ecuador, y decenas de cuerpos sin reclamar siendo enterrados en Potter’s Field en la isla Hart de Nueva York.
Tampoco se hubiera imaginado 700 muertos cada 24 horas en las ciudades de Europa.
Ni mucho menos las calles desiertas de Madrid, Paris, Chicago y Nueva York como si todos los seres humanos hubieran desaparecido.
Por ahora, viendo lo que pasa aquí en el país, es evidente que la pandemia está atacando más a los pobres, a los ancianos, a los inmigranel tes y a las minorías.
En la reservación Navajo entre los estados de Arizona, Utah y Nuevo México el virus ha cobrado la vida de 20 personas a pesar que, por ejemplo, en todo el estado de Nuevo México solo ha cobrado 16 vidas. Las condiciones en la reservación, la más grande del país, son tales que falta agua potable, hay altos índices de diabetes y varias generaciones viven juntas en mismo hogar.
En la ciudad de San Antonio, Texas, en el centro Southeast Nursing and Rehabilitation Center se han contaminado 67 ancianos de los 84 que viven ahí. También 8 de los que los cuidan dieron positivo para el coronavirus. En todo el país más de 3,000 residentes de los asilos de ancianos han muerto.
En Chicago el coronavirus ha atacado en desproporción a la comunidad afroamericana: es el 30% de la población pero suma el 70% de las muertes por el coronavirus.
“Las cifras te quitan tu aliento”, declaro la alcaldesa Lori Lightfoot al enfatizar que la pobreza, condiciones médicas preexistentes y viviendas aglomeradas son los factores contribuyentes.
Otra población afectada son los prisioneros del país. En el Condado de Cook hay 308 reos que probaron positivo para el virus y ya tres han muerto. Además 200 guardias también han contraído el virus.El espacio reducido, falta de desinfectante y agua son unos factores.
Descartados por el gobierno federal han sido los inmigrantes hispanos que no califican para el rescate económico, muchos que han perdido sus trabajos y otros que siendo indocumentados no buscan ayuda médica por temor. Las autoridades de salud han encontrado 2,192 cuerpos muertos, muchos de ellos de inmigrantes, en los apartamentos de la ciudad de Nueva York.
Cuando termine esta terrible pandemia, los sobrevivientes tendrán que, por obligación, luchar por una sociedad más justa, más sana y más enfocada en el bienestar colectivo.
Algo así como están haciendo los miembros del sindicato de maestros de las escuelas públicas de San Francisco que decidieron donar sus cheques del rescate económico a los inmigrantes indocumentados. La idea fue del maestro Frank Lara, quien le dijo a la prensa: “Nosotros hemos luchado para defender los derechos de los inmigrantes y apoyar a familias necesitadas”. La semilla del futuro está en actos colectivos como este. Como dice una canción: “que florezca la luz”.