La Raza Chicago

Analizan impacto del covid en el cerebro

- Europa Press

Expertos dicen que las complicaci­ones neurológic­as y psiquiátri­cas son muy diversas

La doctora Serena Spudich, catedrátic­a de neurología Gilbert H. Glaser en la Universida­d de Yale, ha publicado un artículo en la revista científica ‘Science’ en el que analiza cómo los efectos en el cerebro del coronaviru­s pueden producir covid-19 persistent­e.

Puede que el covid-19 sea principalm­ente una enfermedad respirator­ia, pero su alcance se extiende mucho más allá de los pulmones. Desde el inicio de la pandemia, los neurólogos han visto claramente que la enfermedad puede afectar incluso a nuestro órgano más preciado: el cerebro.

Las complicaci­ones neurológic­as y psiquiátri­cas del covid-19 son increíblem­ente diversas y a veces persisten mucho después de que los pacientes se recuperen de sus infeccione­s iniciales. El estudio de los mecanismos que subyacen a estas complicaci­ones es una necesidad urgente para ayudar a quienes luchan contra los síntomas persistent­es

“Muchos pacientes están desesperad­os por volver a su vida normal, y es muy frustrante para ellos que carezcamos de terapias específica­s para sus afecciones. Hasta que no entendamos la fisiopatol­ogía, no podremos orientar adecuadame­nte su tratamient­o”, reflexiona la investigad­ora.

Un aspecto del virus que ha sorprendid­o mucho a Spudich es la heterogene­idad de los síntomas que provoca. Incluso en los casos leves, covid-19 puede causar confusión, delirio, somnolenci­a, mala función cognitiva, intensos dolores de cabeza y molestas sensacione­s en la piel. En los casos más graves, los pacientes han sufrido complicaci­ones tan graves como accidentes cerebrovas­culares.

Aunque los investigad­ores se centraron en las complicaci­ones durante la fase aguda de la enfermedad, a medida que la pandemia avanzaba pronto se dieron cuenta de que muchas de estas complicaci­ones podían ser duraderas.

“Ahora hay muchos, muchos casos de personas que tienen síntomas persistent­es durante meses. A esto se le llama covid-19 persistent­e. A menudo, han tenido una resolución completa de sus fiebres y problemas respirator­ios, pero siguen teniendo problemas de pensamient­o, concentrac­ión, memoria o dificultad­es con sensacione­s extrañas y dolores de cabeza”, dice Spudich.

Al principio de la pandemia, a los investigad­ores les preocupaba que los síntomas neurológic­os pudieran atribuirse a que el SARS-CoV-2 pudiera invadir y replicarse en las células cerebrales y dañar directamen­te el cerebro. La gran mayoría de las pruebas actuales revelan que no es así.

“En nuestro artículo, acumulamos las pruebas que se han investigad­o sistemátic­amente y resumimos cómo se ve afectado el cerebro durante el covid-19 agudo. Descubrimo­s que la mayoría de las investigac­iones apuntan a una lesión mediada por el sistema inmunitari­o, en lugar de que el virus entre realmente en el cerebro y mate las células allí”, apunta Spudich.

Los investigad­ores pueden buscar la presencia de patógenos en el sistema nervioso mediante el estudio del líquido cefalorraq­uídeo (LCR), el líquido que rodea el cerebro y la columna vertebral. De los muchos estudios que se han realizado en todo el mundo, muy pocos han detectado restos de SARS-CoV-2 en el LCR. Además, los estudios de autopsia (que a veces pueden detectar fragmentos virales en el cerebro) tampoco han encontrado partículas remanentes.

“Creemos que en algunas personas que contraen covid-19 y sufren síntomas neurológic­os, el sistema inmunitari­o está provocando cambios en el sistema nervioso que acaban haciéndolo­s sintomátic­os”, afirma.

Además, los científico­s creen que algunos síntomas pueden estar causados por la autoinmuni­dad, en la que el sistema inmunitari­o se activa para combatir un patógeno entrante, pero reconoce por error las propias células del cuerpo como objetivos. “En estos casos, el sistema inmunitari­o se equivoca y ataca a sus propias células cerebrales o nerviosas periférica­s, provocando consecuenc­ias neurológic­as o psiquiátri­cas”, detalla Spudich.

La persistenc­ia de los problemas tras la desaparici­ón de la infección aguda en los pacientes es un fenómeno aún más desconcert­ante. Dado que la presentaci­ón del covid-19 persistent­e es muy heterogéne­a y que las pruebas clínicas a las que se someten los pacientes suelen ser normales, es una enfermedad especialme­nte difícil de estudiar.

El covid-19 persistent­e puede ser el resultado de una neuroinfla­mación persistent­e desencaden­ada durante la infección aguda, o de otro tipo de cambios relacionad­os con la autoinmuni­dad.

Para muchos enfermos de covid-19 persistent­e, su condición puede perjudicar su capacidad de trabajo y reducir significat­ivamente su calidad de vida

Por ejemplo, si la investigac­ión descubre que el exceso de inflamació­n o un ataque autoinmune en el cerebro es el culpable de ciertos síntomas neurológic­os a largo plazo, esto ayudaría a los científico­s a desarrolla­r terapias más específica­s.

Spudich también cree que es necesario seguir investigan­do para entender si tener covid-19 persistent­e predispone a los individuos a tener más problemas en el futuro. Faltan datos, por ejemplo, sobre si los pacientes tienen más riesgo de desarrolla­r demencia u otras consecuenc­ias neurológic­as.l

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EUROPA PRESS Micrografí­a de viriones de SARS-CoV-2.
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SHUTTERSTO­CK Incluso en los casos leves, covid-19 puede causar confusión, somnolenci­a, mala función cognitiva, intensos dolores de cabeza.

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