EL ENFOQUE DEBE SER FRENAR LAS ARMAS
La semana pasada los legisladores que se rasgaron las vestiduras en Washington en defensa de una Carta de Derecho de los Padres en las escuelas olvidaron lo más importante: garantizar la seguridad de los alumnos. Darles la tranquilidad a los padres de que una persona armada no cometa una masacre en la escuela a la que asisten.
Esta tranquilidad no la dan las instrucciones y los ensayos que los alumnos realizan en las aulas, ni que los maestros estén armados, como tampoco que la policía -a diferencia de Uvalde, Texas- intervenga neutralizando rápidamente el atacante. Todas estas son reacciones a la agresión, no hacen nada para evitar la acción de ese individuo fácilmente armado disla,
Esta semana ocurrió otra balacera letal en una escuela.
puesto a canalizar su frustración matando inocentes. Tampoco se evitó la muerte de seis personas en la escuela cristiana The Covenant en Nashville, Tennesse.
Estamos cansados de escuchar a los políticos que solo ofrecen oraciones por los alumnos asesinados. Nos indigna que esos mismos promuevan la circulación de las armas en nombre de un malentendido derecho individual permitiendo que nuestras aulas sean una escena de crimen.
El problema no está en la escuesi no fuera de ella; en una sociedad armada y poco preparada para lidiar con las dificultades personales que terminan desencadenando una tragedia.
Lo razonable sería que el Congreso se haga eco de la inquietud nacional reflejada en las encuestas en favor de un mayor control de armas y de restablecer la prohibición a la venta de fusiles de asalto, como el usado por la homicida para matar a los tres niños y los tres adultos en Nashville. En cambio, la imagen del rifle fue llevada orgullosamente hace unas semanas en la solapa por varios congresistas republicanos, reemplazando a la bandera, en una controvertido respaldo a las armas.
La Cámara Baja hoy representa un punto de vista completamente opuesto. Estos legisladores, tanto a nivel federal como estatal, proponen relajar la posesión de armas y dificultar su vigilancia. Por ejemplo, se removieron los controles de metales en el Congreso para no incomodar el tránsito de los congresistas armados.
La repetición de tiroteos en escuelas como la de Covenant School y la imposibilidad política de que el Congreso apruebe cambios para reducir la amenaza de las armas de fuego se presta a la resignación. Pero no podemos aceptar ni queremos nunca normalizar una situación como un tiroteo escolar. Hay proyectos para respaldar un mayor control de la armas.
Ojalá los legisladores reconocieran la preocupación de las madres que temen en secreto no volver a ver a sus hijos cuando van a la escuela. Eso los obligaría a dejar la hipocresía de llorar muertes y defender el uso de armas para realmente defender el derecho de los padres de criar a sus hijos en una sociedad con escuelas que no estén bajo fuego.l
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