La Raza Chicago

CUMPLIENDO EL ÚLTIMO DESEO DE MI HIJO: LLAMAR A LEGISLADOR­ES DE ILLINOIS PARA QUE APRUEBEN MEDIDA DE AYUDA MÉDICA PARA MORIR Miguelito M E

- Nilsa Centeno

e sentí perdida, muerta en vida. No sólo perdí a mi único hijo, Miguel Carrasquil­lo, hace siete años, sino que también siento como que le fallé a mi deber sagrado que Dios me dio de proteger a mi hijo. Pero cumplir con la última promesa que le hice a Miguel antes de su dolorosa muerte por cáncer es lo que me mantiene viva. Es lo que me da fuerzas para seguir viviendo.

Y aun y cuando me devora el dolor cada día, sigo honrando el último deseo de mi hijo Miguelito, haciendo un llamado a los legislador­es de Illinois para que aprueben una medida presentada recienteme­nte que les daría a los adultos con enfermedad­es terminales en Illinois, la opción legal para obtener ayuda médica para morir para terminar pacíficame­nte con el sufrimient­o insoportab­le.

Estoy orgullosa de unirme a la mayoría de los(a) votantes de Illinois (71%) que apoyan a legislador­es estatales para que se autorice una medida que permita la opción de ayuda médica para morir. Este apoyo incluye el 86% de votantes latinos y el 69% de votantes católicos.

La medida compasiva permitiría a los adultos de Illinois con enfermedad­es terminales en pleno uso de sus facultades mentales, con un pronóstico de seis meses o menos de vida, la opción de solicitar una receta médica para obtener un medicament­o que elijan autoingeri­r para morir pacíficame­nte en su casa y rodeados de sus seres queridos. n 2012, Miguelito realizaba su sueño como chef en Petterino’s en Chicago cuando los médicos le diagnostic­aron glioblasto­ma multiforme, un tumor cerebral agresivo y mortal. Él se sometió a tratamient­os insoportab­lemente dolorosos para tratar de curar su cáncer, pero la enfermedad se le extendió al hígado, estómago, testículos y otros órganos vitales. Por consiguien­te, Miguel se mudó de Chicago a nuestro natal y querido Puerto Rico, donde lo cuidé hasta su muerte el 5 de junio del 2016. Él sole tenía 35 años.

Durante sus últimas semanas de vida, Miguelito grabó videos en español e inglés para hacer un llamado a su gente latina para que apoyaran medidas de ayuda médica para morir en todo el país. Pero más que un defensor público de leyes de ayuda médica para morir, Miguel se convirtió en una voz para los latinos, comunidad que amaba y por la cual luchó hasta tomar su último aliento. Mi hijo no era un pecador por querer morir pacíficame­nte.

Él simplement­e quería ponerle fin a su sufrimient­o para mantener algo de tranquilid­ad en sus últimos días de vida, para poder morir pacíficame­nte.

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