cárcel de Tulsa
HOMBRES SIN PAÍS LANGUIDECEN EN LA
“Parecería que dejamos una dictadura por otra”, OBSERVÓ UN CUBANO
La permanente detención de solicitantes de asilo derivada de las políticas anti-inmigrantes de la administración Trump estuvo en todos los titulares del mundo en los últimos meses y ahora la controversia pareciera haber llegado a Tulsa, donde más de 100 personas de diversos países de América Latina, el Caribe, Asia y África permanecen detenidos en el centro David L. Moss. La Semana se unió a la Coalición por el Sueño Americano (ADC) la semana pasada para visitar a estos detenidos y evaluar en qué condiciones están y si han registrado progresos en su solicitud de asistencia para escapar de la violencia y la persecución.
La mayoría de los solicitantes de asilo son alojados en dos sectores de la cárcel del condado, si bien no están acusados de ningún crimen, están confinados en las mismas celdas y bajo las mismas restricciones que quienes son acusados de ofensas mayores. No hay hasta el momento solicitantes de asilo de sexo femenino detenidas en Tulsa.
Entre los detenidos hasta el 5 de julio hay 38 individuos de Cuba, 14 de El Salvador, 18 de Honduras, 7 de Guatemala, 5 de Nicaragua, 2 de Brasil, uno de Ecuador, 5 de Sri Lanka y otros de algunas naciones Africanas y del Sur de Asia.
Bajo la administración Obama el énfasis se colocó en realizar entrevistas rápidas a los solicitantes de asilo cuando se liberaba a las familias y a los individuos en las cortes de inmigración, un proceso que puede durar de meses a años. A pesar de las falsas acusaciones del presidente Trump de que sucediera lo contrario, la gran cantidad de solicitantes de asilo comparece ante la corte en los días pautados. Anteriormente sólo los que eran considerados una amenaza para la seguridad nacional quedaban detenidos indefinidamente, hasta que llegó Trump.
Quienes se encuentran detenidos en el centro David L. Moss no han sido acusados de ingresar a Estados Unidos ilegalmente. Estas personas se presentaron ante funcionarios en la frontera y solicitaron asilo político en consonancia con la ley de Estados Unidos.
A pesar de su solicitud los detenidos en Tulsa se encontraban frustrados por la letargia de sus trámites, pero a pesar de todo no pierden las esperanzas. Si bien están presos, no sienten que se violen sus derechos humanos, pero no están contentos con las políticas arbitrarias del presidente Trump, que contradicen todo lo que esperaban de América. “Parecería que dejamos una dictadura por otra”, observó un Cubano.
Entre las principales quejas de los detenidos se encuentra la falta de contacto con sus familias, la baja calidad de la comida en la cárcel y la falta de artículos básicos como el jabón, el papel higiénico y el detergente para lavar la ropa. Un administrador en la cárcel dijo que están intentando trabajar sobre estos asuntos y colocar dispensadores automáticos de jabón en las lavadoras de la prisión. Todos los hombres con los que dialogamos en la cárcel aseguraron sentirse bien tratados en la prisión, salvo uno, un caso que el sheriff prometió investigar.
La mayor parte de los detenidos ya tuvieron sus entrevistas de solicitud de asilo inicial, salvo en el caso de los cubanos. No nos quedó claro tras hablar con el sheriff y su personal el por qué de esta cuestión, pero la ADC espera llevar su protesta a los fun- cionarios del ICE para acelerar el proceso.
Abogados voluntarios concurren a la cárcel con regularidad para asistir a los solicitantes de asilo, pero saben que para la mayoría de estos hombres queda un largo camino por andar y una alta chance de que sean deportados. Muchos de estos hombres ya no tienen país y la espera es la parte más difícil del proceso, deseando recibir una respuesta que no llega. “Si nos van a mandar de vuelta por qué no nos lo dicen ya, ¿Para qué nos tienen aquí tanto tiempo?”, dijo uno de los detenidos. (La Semana)