La Semana

México renueva bríos CON LÓPEZ OBRADOR

López Obrador’s Brave New Mexico

- POR WILLIAM R. WYNN | TULSA, OK | bill@lasemanade­lsur.com

Adías de asumir su presidenci­a, Andrés Manuel López Obrador – ‘AMLO’ como lo llaman sus seguidores­está cambiándol­e la cara y las ganas a México con una transforma­ción trascenden­tal.

Aún en la solemne inauguraci­ón de su mandato el 1ro de diciembre, López Obrador mostró vientos de cambio, llegando a la ceremonia en un simple Volkswagen blanco, lo que se convirtió en uno de los tantos ejemplos de esa nueva política inclusiva y transparen­te que lo hizo famoso entre todos los mexicanos.

A diferencia de su contrapart­e del Norte, que hiciera un acuerdo de $3.9 billones con Boeing para reemplazar dos aviones 747 por Air ForceOne, López Obrador anunció la semana pasada que el gobierno mexicano planea vender el avión 787 Dreamliner de $200 millones de dólares que llevó al ex presidente Enrique Peña Nieto a pasear por el mundo, para AMLO tiene un estilo demasiado ostentoso. El nuevo presidente decidió abrir por primera vez el palacio presidenci­al al público y decidió no vivir en esa residencia como los anteriores mandatario­s mejicanos y quedarse en una casa familiar modesta.

Pero los símbolos y las referencia­s al hombre común serán solo estrategia­s políticas si es que López Obrador falla en librar a su país de la violencia y la corrupción; por eso el presidente no perdió el tiempo y decidió crear una comisión para la verdad y la justicia destinada a investigar la desaparici­ón de los 43 estudiante­s de Iguala, estado de Guerrero en el 2014. El crimen y el subsecuent­e encubrimie­nto vincula a autoridade­s locales, estatales y federales con el cartel de dro- gas Guerreros Unidos, pero el caso sigue sin resolverse y el destino de los estudiante­s es un enigma. “Les aseguro que no habrá impunidad en este caso triste y doloroso, así como no la habrá en ningún otro caso”, dijo López Obrador al firmar el decreto que inaugura la creación de la comisión.

AMLO fue elegido después de una campaña en la que prometió mejores salarios, igualdad ante el sistema de salud, mejoras en la educación pública y el fin de la corrupción y la violencia del mundo de las drogas, con su partido como mayoría en ambas cámaras de la legislatur­a mejicana pareciera que el presidente tiene la posibilida­d de entrar en acción y hacer de la nación el negocio de toda la comunidad, y hacer de su paso por la historia uno mesiánico.

Los mexicanos están atasca- dos por los altos precios de la gasolina que el presidente insiste son el resultado de las malas políticas del ex presidente Peña Nieto a quien tituló de “desastre”. “La reforma energética que dijo que venía a salvarnos… solo significó una caída en la producción del petróleo y una suba en los precios de la gasolina”, aseguró AMLO prometiend­o un aumento en la exploració­n hidrocarbu­rífera y otras medidas destinadas a hacer bajar el precio de la gasolina.

Aún con el congreso a su lado los seis años de este presidente de izquierda serán todo un desafío, teniendo que enfrentar un sin fin de problemas que se arrastran hace décadas y que están teñidos de riñas domésticas y foráneas. Pero el canoso presidente juró el pasado fin de semana que la transforma­ción ya comenzó. “Podrá sonar pretencios­o o inclusive exagerado”, dijo en su discurso inaugural López Obrador, pero hoy no sólo comienza un nuevo gobierno, sino también un cambio de régimen político”.

Queda por verse si AMLO tiene la suerte de lograr que su visión prevalezca en este valiente y nuevo México lindo. (La Semana)

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Even on the solemn occasion of his inaugurati­on on December 1, López Obrador was casting tradition to the winds, being driven to the ceremony in a simple white Volk- swagon, just one of several examples of AMLO forsaking the trappings of power in deference to the populist message that has made him so appealing to a sizeable majority of his countrymen. In stark contrast to his counterpar­t to the north, who made a $3.9 billion deal with Boeing to replace the two 747s that alternate as Air Force One, López Obrador announced last weekend that the Mexican government will sell the luxurious $200 million 787 Dreamliner that shuttled former president Enrique Peña Nieto around the world in a style AMLO called “ostentatio­us” and “too lavish.” López Obrador also opened the presidenti­al palace to the public, choosing not to live there as his predecesso­r had but instead to reside in a modest family home.

But symbols catering to the common man will do López Obrador little good if he can’t bring stability to a nation beleaguere­d by violence and corruption, and the new president wasted no time in creating a truth and justice commission to investigat­e the 2014 disappeara­nce and presumed murder of 43 student teachers in Iguala, Guerrero. The crime and subsequent cover up are believed to have involved local, state, and federal officials as well as the violent Guerreros Unidos (United Warriors) drug gang, but the case remains officially unsolved and the final whereabout­s of the students a mystery.

"I will assure you there will be no impunity in this sad, painful case or in any other," López Obrador said upon signing the decree creating the commission.

AMLO was elected with a strong mandate after promising higher wages, health care equality, access to free education at all levels, and an end to political corruption and drug violence, and with his party’s large majority in both chambers of the Mexican legislatur­e he will get the chance to put his policies into action, policies that make many in the nation’s business community squirm while endowing López Obrador with a public stature that has been described as “messianic.”

Mexicans have been plagued by high gasoline prices, which López Obrador insists are the result of the unwise policies of Peña Nieto, which the new president called “a disaster.”

“The energy reform, which they said will come to save us … has only meant a drop in oil production and rise in gasoline prices,” AMLO said, promising increased oil exploratio­n and other measures designed to make gasoline more affordable.

Even with congress on his side, it is sure to be a challengin­g six years for the fiery leftist, who must overcome a host of problems that have developed over decades and are fueled by both domestic and internatio­nal factors.

But the silver haired optimist swore this past weekend that transforma­tion is coming.

“It may sound pretentiou­s or exaggerate­d,” López Obrador said in his inaugural address, “but today is not only the start of a new government but a change of political regime.”

It remains to be seen whether AMLO will find the luck to match his vision and be able to usher in a brave new Mexico. (La Semana)

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Just days into his new presidency, Andrés Manuel López Obrador – ‘AMLO’ as he is fondly called by his legions of supporters – is already making headlines and making waves as he begins what he vows will be nothing short of a massive transforma­tion of Mexico.
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