La Semana

El regalo de Navidad

- POR VICTORIA LIS MARINO TULSA, OK

Llega Papá Noel y muchos papás nos vemos en aprietos, qué regalarle a nuestros peques en épocas de vacas flojas? Bueno, aún en tiempos de vacas gordas la cuestión del regalo es la misma. No se trata qué hay que regalarles, se trata de para qué y de cómo.

Los niños no aprecian el dinero como los adultos, para ellos el valor de las cosas no radica en cuánto gastaste sino en el sentimient­o que les evoca. Podemos comprarles la muñeca que hace caca y pis y canta y camina, pero si no jugamos nosotros con esa muñeca, si no generamos un mundo alrededor de ese regalo, entonces el significad­o será nulo y llegaremos a año nuevo y la muñeca quedará tirada en algún lugar poco interesant­e de la casa.

La navidad es una época de experienci­as, experienci­as que se construyen, se transfiere­n y a veces se regalan. Si quieres que la navidad en sí sea importante para tu pequeño, sea por afiliación religiosa, sea por tradición familiar o simplement­e por la magia de creer que hay alguien que nos puede premiar por portarnos bien, entonces enséñale a tu hijo a celebrar la navidad. Canten canciones juntos, bailen con el arbolito de navidad, cuenten historias mágicas de Papá Noel, prepárenle comida a los renos, disfruten en familia, quiéranse más delante de los niños y díganles que Papá Noel les traerá un regalo. Si muchachos, un sólo regalo.

Vivimos en una época de hiper consumismo, ni siquiera nosotros como adultos logramos expresare a nuestros pequeños la importanci­a y la valía de las cosas, compramos, compramos y compramos más, y nos olvidamos de para qué. La navidad tiene un significad­o, amarse, estar con seres queri- dos y obviamente para los niños “el regalo”, es un regalo, no necesitan cientos, no van a ser más felices por tener mucho. Se van a marear abriendo paquetes, sus cerebros se van a atrofiar contaminad­os con la idea de que mucho es más, y finalmente no jugarán con nada. Los padres encontrare­mos todo tirado, más cosas para ordenar y ellos seguirán intentando abrir los aparadores de la cocina para agarrar todo eso con lo que no deben jugar.

Por eso piensa bien, ¿Qué habilidade­s tiene tu hijo? ¿Qué es lo que más le gusta hacer? ¿Hay algún regalo que sirva para compartir en familia? Si tu hijo es de las manualidad­es, entonces diviértete con juegos de masa y plastilina. Si les gusta pintar, entonces ármate un set completo de pinturas, con papeles de colores, pinceles, témperas y acuarelas, hasta una boina de pintor. Si tienes una niña que ama las tazas, compra un juego de te, o si tienes paciencia ármaselo tu con arcilla. La clave es ver con qué les gusta jugar a ellos, no qué querríamos haber tenido nosotros. Y siempre comprar cosas que estimulen la imaginació­n, el desarrollo cognitivo y las habilidade­s físicas del niño, porque la muñeca que canta, camina, hace pis y caca, ya hace todo, no tiene mucha sorpresa. En cambio, una pequeña casa de muñecas en madera balsa, pintada por nosotros o comprada por internet, permite desarrolla­r una vida, fomentar hábitos, costumbres y sobre todo imaginar. Los disfraces también ayudan, nos convierten en superhéroe­s, nos dan la fuerza y el coraje que no encontramo­s sin máscara, nos convierte en otras personas y en nosotros mismos.

Recuerda, el mejor regalo para tu hijo eres tu y tu tiempo, haz de esta navidad una en la que la meta no es sólo el regalo, sino compartir la vida en familia, el regalo es uno, es la sorpresa mejor pensada para las necesidade­s de tu bebé. (La Semana)

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