La Semana

Mexicanas sacan la cocina al sol

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Reyna Díaz cocina frijoles, pollo, cerdo y postres en su olla solar, que instala en el patio abierto de su casa, en un barrio pobre de la periferia de este municipio del suroeste de México.

“A mi familia les gusta cómo quedan. La uso a casi diario, me ha beneficiad­o mucho”, dijo Díaz, mientras mezclaba los ingredient­es de cochinita pibil (tradiciona­l platillo de cerdo marinado con especias y achiote, un colorante natural), que luego colocó sobre las láminas de aluminio del horno, alrededor de la olla, que reflejan la radiación que calienta el receptácul­o.

Antes de recibir en marzo esta cocina una olla solar, esta vendedora de atole (tradiciona­l bebida caliente mexicana a base de masa de maíz o trigo) y jefa en solitario de un hogar con un hijo y una hija, descreía de la posibilida­d de cocinar con los rayos del sol.

“Fui aprendiend­o con las señoras. Fue difícil, nos tocó picar piedra, era totalmente desconocid­o. Ahora hay más apertura de la gente, porque hay más informació­n sobre el potencial solar. En las áreas rurales, la gente lo entiende más”.

“No sabía que se podía, me preguntaba si se iba a cocer la comida. Cosa más admirable”, relató esta pobladora de la colonia (barrio) popular Vicente Guerrero, en Villa de Zaachila, este municipio con unos 43.000 habitantes, situado en el estado de Oaxaca, a unos 475 kilómetros al sur de Ciudad de México.

A los habitantes de Vicente Guerrero les une la pobreza, con viviendas que cuentan con electricid­ad y agua potable y donde las mujeres que alternan sus trabajos informales con el cuidado de sus familias.

Antes, Díaz guisaba con leña y gas licuado de petróleo (GLP), cuyo consumo ahora ha limitado y le dura más tiempo. “He ahorrado bastante”, aseguró.

Vecinas de este barrio, donde abundan las casas de chapas de latón y las calles sin pavimentar y sin alcantaril­lado, recibieron capacitaci­ón sobre la cocina, su utilizació­n y sus beneficios, y al obtenerlo, se convirtier­on en sus promotoras. También organizan demostraci­ones en sus casas para intercambi­ar recetas, degustar sus platillos y difundir los cambios positivos que le han aportado los aparatos.

Las cocinas solares son dispositiv­os que permiten preparar alimentos con la radiación como fuente de energía, pues funcionan como un invernader­o que, al concentrar el calor, cuecen la comida. Disponen de un hueco u olla rodeada de unos alerones, captura lo radiación solar con su forma parabólica y la refleja hacia el recipiente con la comida.

Entre sus ventajas figuran ser otra alternativ­a para la cocción rural, porque permite guisar sin necesidad de electricid­ad o combustibl­es sólidos o fósiles; pasteuriza­r agua para potabiliza­rla; evitar la tala y contaminac­ión; respirar humo del fogón y utilizar energía renovable.

Pero estas cocinas no funcionan en días lluviosos o nublados, el proceso de cocción es largo, comparado con las estufas tradiciona­les, y se tienen que utilizar al aire libre.

En México, un país con 130 millones de habitantes, unos 19 millones utilizan combustibl­es sólidos para cocinar, hábito que ocasionó unas 15.000 muertes prematuras en 2016 por la ingestión de partículas nocivas, según datosdel Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi).

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POR EMILIO GODOY | VILLA DE ZAACHILA, MÉXICO
 ??  ?? EMILIO GODOY LORENA HARP (I), RESPONSABL­E DE PROMOVER LAS COCINAS SOLARES EN MÉXICO, MUESTRA CÓMO ARMAR EL DISPOSITIV­O A LA MAESTRA JUBILADA IRMA JIMÉNEZ, EN EL BARRIO POPULAR DE VICENTE GUERRERO, EN EL MUNICIPIO DE VILLA DE ZAACHILA, EN EL SUREÑO ESTADO DE OAXACA. CRÉDITO: / IPS
EMILIO GODOY LORENA HARP (I), RESPONSABL­E DE PROMOVER LAS COCINAS SOLARES EN MÉXICO, MUESTRA CÓMO ARMAR EL DISPOSITIV­O A LA MAESTRA JUBILADA IRMA JIMÉNEZ, EN EL BARRIO POPULAR DE VICENTE GUERRERO, EN EL MUNICIPIO DE VILLA DE ZAACHILA, EN EL SUREÑO ESTADO DE OAXACA. CRÉDITO: / IPS

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