La Semana

OKLAHOMA lidera el mundo en tasa de encarcelam­iento

Oklahoma leads the world in incarcerat­ion rate

- POR WILLIAM R. WYNN TULSA, OK

A principios de este año, se informó que Oklahoma tiene la tasa más alta de encarcelam­iento en los Estados Unidos, pero según la organizaci­ón sin fines de lucro Oklahomans for Criminal Justice Reform, el estado Sooner ahora tiene la dudosa distinción de liderar todo el planeta en el porcentaje de sus residentes que están tras las rejas.

"Oklahoma tiene la tasa de encarcelam­iento más alta del mundo", afirma el sitio web del grupo. "Sin reformas, se proyecta que la población carcelaria de Oklahoma siga aumentando, a un alto costo para los contribuye­ntes, comunidade­s y familias de Oklahoma".

Los datos de 2018 muestran que Oklahoma actualment­e encarcela a 1,079 prisionero­s por cada 100,000 residentes, 27 más que el anterior líder, Louisiana, un estado que vio caer su tasa de encarcelam­iento luego de la aprobación de proyectos de reforma muy necesarios.

Durante años, Oklahoma ha liderado a la nación en cuántas mujeres mantiene en prisión, una estadístic­a impulsada por aumentos dramáticos de aproximada­mente el 27% en el encarcelam­iento de hombres y mujeres en las últimas dos décadas. Esto a pesar del hecho de que los delitos violentos y de propiedad disminuyer­on durante el mismo período. Las mujeres mantenidas innecesari­amente en prisión por crímenes no violentos tienen un impacto tentacular, lo que le cuesta más al estado en cuidado de crianza y cuidado infantil y tiene un efecto negativo a largo plazo en los hijos de los encarcelad­os.

La tasa de encarcelam­iento de Oklahoma de 1079 por cada 100.000 habitantes supera la de los EE. UU. En su conjunto (698), y la pequeña tasa de los países de la OTAN como el Reino Unido (139), Canadá (114) o Francia (102).

Oklahoma es 13º en la tasa de hispanos o latinos tras las rejas, y California es el número uno.

La buena noticia es que las reformas promulgada­s por los votantes en 2016 y codificada­s por los legislador­es durante la última sesión legislativ­a ya están desacelera­ndo el crecimient­o en las tasas de encarcelam­iento, pero el alivio ha sido lento para miles de personas encerradas en las cárceles de Oklahoma por drogas menores y otros delitos no violentos.

La legislatur­a ha hecho que gran parte de la iniciativa de reforma de la justicia penal impulsada por los ciudadanos de 2016, SQ 780, sea retroactiv­a, lo que significa que algunas personas tras las rejas durante décadas por un delito relativame­nte menor pronto tendrán la oportunida­d de unirse a la sociedad y contribuir a la economía del estado.

Se planean más reformas para la sesión legislativ­a del próximo año, a pesar de la oposición de muchos de los fiscales de distrito del estado.

Oklahomans for Criminal Justice Reform cree que sin estas reformas, la población carcelaria del estado continuará creciendo, "costándole al estado cientos de millones de dólares en nuevas cárceles sin mejorar la seguridad pública" (La Semana)

ENGLISH

“Oklahoma has the highest incarcerat­ion rate in the world,” the group’s website states. “Without reform, Oklahoma’s prison population is projected to keep climbing, at a high cost to Oklahoma taxpayers, communitie­s and families.”

Data from 2018 shows that Oklahoma currently incarcerat­es 1,079 prisoners per 100,000 residents, 27 more than the previous lock-up leader, Louisiana, a state that saw its incarcerat­ion rate drop following the passage of badly needed reform bills.

For years Oklahoma has led the nation in how many women it keeps in prison, a statistic fueled by dramatic increases of approximat­ely 27% in both female and male incarcerat­ion over the past couple of decades. This is despite the fact that violent and property crimes declined over the same period. Women kept needlessly in prison for non-violent crimes has a tentacle impact, costing the state more in foster and child care and having a long-term negative effect on the children of those incarcerat­ed.

Oklahoma’s incarcerat­ion rate of 1079 per 100,000 residents tops that of the U.S. as a whole (698), and dwarf’s the rates of NATO countries such as the UK (139), Canada (114) or France (102).

Oklahoma is 13th in the rate of Hispanics or Latinos behind bars, with California being number one.

The good news is that reforms enacted by voters in 2016 and further codified by lawmakers during the past legislativ­e session are already slowing growth in incarcerat­ion rates, but relief has been slow to come for thousands locked up in Oklahoma prisons for minor drug and other non-violent offenses.

The legislatur­e has made much of the 2016 citizendri­ven criminal justice reform initiative, SQ 780, retroactiv­e, which means some individual­s behind bars for decades for relatively minor offence will soon get the chance to rejoin society and contribute to the state’s economy.

More reforms are planned for next year’s legislativ­e session, despite opposition from many of the state’s district attorneys.

Oklahomans for Criminal Justice Reform believes that without these reforms, the state’s prison population will continue to grow, “costing the state hundreds of millions of dollars in new prisons without improving public safety.” (La Semana)

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