La Semana

Aumentan las muertes por suicidio en hombres latinos More Latino men are dying by suicide

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Pero hubo algunos valores atípicos. En particular, los suicidios entre los hombres latinos aumentaron casi un 6%.

¿Qué está sucediendo?

Resulta que hay mucho. Los problemas que existían antes del COVID-19 empeoraron aún más durante la pandemia, dicen los defensores y proveedore­s de la salud, incluyendo el abuso de sustancias, la pérdida de empleo, el escaso acceso a la atención y el estigma de la enfermedad mental en la comunidad latina.

"[Los hombres latinos] no estaban recibiendo mucha ayuda para empezar", dijo Fredrick Sandoval, director ejecutivo de la asociación nacional latina de salud mental, con sede en Nuevo México. "Entonces los servicios se cerraron". Los que buscaban atención a menudo se encontraba­n con largas demoras; otros simplement­e dejaban de buscar.

Por si fuera poco, los hombres (y mujeres) latinos perdieron sus puestos de trabajo a un ritmo desproporc­ionadament­e alto tras la llegada del COVID-19. "Dejaron de ser los principale­s asalariado­s", dijo Sandoval. "Eso tuvo un efecto significat­ivo en su estado emocional. Afecta al sentido de la responsabi­lidad de los hombres, al sentido de autoestima". Para afrontarlo, algunos recurren al alcohol o a las drogas.

"Me educaron para no mostrar emociones, no llorar", dijo un hombre latino de 32 años de Albuquerqu­e, que pidió que su nombre no se utilizara en este artículo. "Si has tenido que embotellar tus emociones toda tu vida, tienes que dejarlas salir por algún lado". Su válvula de escape era la heroína de alquitrán negro; intentó suicidarse dos veces hace una década.

Aunque el hombre no quiso hablar en nombre de los demás, dijo que entendía cómo la agitación económica asociada a la pandemia podía haber llevado a algunos hombres latinos a quitarse la vida.

"No puedes mantener a tu familia, estás sentado preocupado por lo que va a pasar", dijo. "Si no puedes proveer, ¿qué clase de hombre eres? Esa es la mentalidad que te enseñan".

Según los CDC, 45.979 muertes se atribuyero­n al suicidio en 2020, por debajo de las 47.511 de 2019. La tasa de suicidio en Estados Unidos disminuyó un 3 por ciento, de 13,9 a 13,5 por cada 100.000 personas. Pero seguía siendo un 30 por ciento más alta que la tasa del año 2000.

Sandoval dijo que se sintió alentado al escuchar al presidente Joe Biden pedir "la plena paridad entre la atención de la salud física y la mental" en su discurso sobre el Estado de la Unión del 1ro. de marzo. El plan de Biden incluye el lanzamient­o en verano de una línea telefónica de crisis de salud mental de tres dígitos -988- y la colocación de servicios de salud mental en "entornos no tradiciona­les" como biblioteca­s, escuelas, refugios para personas sin hogar y centros comunitari­os.

Luz Garcini, profesora adjunta del centro de investigac­ión para el avance de la salud comunitari­a de UT Health San Antonio, dijo que los hombres latinos hicieron algunos de los trabajos más arriesgado­s y se enfrentaro­n a algunas de las peores discrimina­ciones durante la pandemia. Cuando perdieron sus empleos, "estos hombres tuvieron que reinventar­se para idear nuevas estrategia­s, nuevas habilidade­s para permanecer en el mercado laboral", dijo, incluso mientras "llevaban la carga de ser el protector de su familia, el proveedor de su familia".

Las presiones sobre estos hombres habrían sido feroces, pero Garcini sospecha que muchos no buscaron ayuda.

"En nuestra cultura latina, no hablamos de salud mental", dijo. "Se equipara con la enfermedad mental. Para los hombres, es muy estigmatiz­ante".

¿Qué se puede hacer?

Cheryl Aguilar, terapeuta y directora del Hope Center for Wellness en Washington, D.C., dijo que los hombres latinos, al no querer parecer vulnerable­s, tienden a no informar sobre sus síntomas de salud mental.

"Esto supone un llamamient­o a la acción para que la comunidad de salud mental se asegure de que se difunda la informació­n y se desmonten algunos mitos", dijo.

Uno de esos mitos, arraigado en la cultura latina, es que los problemas se tratan mejor en casa o en solitario, y que buscar ayuda refleja debilidad. "Por el contrario, buscar apoyo requiere y demuestra valor", dijo Aguilar, que cuenta con muchos inmigrante­s latinos entre sus clientes. "Una vez que la gente está conectada a los servicios, hay esperanza".

El hombre de Albuquerqu­e estuvo de acuerdo. "Estoy en un lugar muy bueno", dijo.

Si usted o alguien que conoce puede estar consideran­do el suicidio, póngase en contacto con la línea nacional de prevención del suicidio en el 1-800-273-8255 (inglés) o en el 1-888-628-9454 (español).

ENGLISH

But there were some stark outliers. Notably, suicides among Latino men increased by nearly 6 percent.

What’s going on?

Plenty, it turns out. Problems that existed before COVID-19 got even worse during the pandemic, health advocates and providers say, including substance abuse, job loss, poor access to care and the stigma of mental illness in the Latino community.

“[Latino men] weren’t getting much help to begin with,” said Fredrick Sandoval, executive director of the New Mexico-based National Latino Behavioral Health Associatio­n. “Then services shut down.” Those who sought care often encountere­d lengthy delays; others simply quit looking.

On top of that, Latino men (and women) lost jobs at disproport­ionately high rates after COVID-19 arrived. “They were no longer the primary wage-earners,” Sandoval said. “That had a significan­t effect on their emotional state. It impacts the male’s sense of responsibi­lity, sense of self-worth.” To cope, some turn to alcohol or drugs.

“I was raised not to show emotion, don’t cry,” said a 32-year-old Latino man from Albuquerqu­e, who asked that his name not be used in this article. “If you’ve had to bottle up your emotions your whole life, you have to let them out somewhere.” His outlet was black-tar heroin; he twice tried to kill himself a decade ago.

While the man didn’t want to speak for others, he said he understood how the economic upheaval associated with the pandemic could have driven some Latino men to take their lives.

“You can’t provide for your family, you’re sitting there worried about what’s going to happen,” he said. “If you can’t provide, what kind of man are you? That’s the mentality you’re taught.”

According to the CDC, 45,979 deaths were attributed to suicide in 2020, down from 47,511 in 2019. The U.S. suicide rate declined by 3 percent, from 13.9 to 13.5 per 100,000 people. But it was still 30 percent higher than the rate in 2000.

Sandoval said he was encouraged to hear President Joe Biden call for “full parity between physical and mental health care” in his State of the Union address March 1. Biden’s plan includes the summer launch of a three-digit mental-health crisis hotline — 988 — and the placement of mental-health services in “non-traditiona­l settings” such as libraries, schools, homeless shelters and community centers.

Luz Garcini, an assistant professor at the Center for Research to Advance Community Health at UT Health San Antonio, said Latino men did some of the riskiest work and faced some of the worst discrimina­tion during the pandemic. When they lost jobs, “these men had to reinvent themselves to come up with new strategies, new skills to remain in the labor market,” she said, even as they “carried the burden of being the protector of their family, the provider for their family.”

The pressures on such men would have been fierce, but Garcini suspects many didn’t seek help.

“In our Latino culture, we don’t talk about mental health,” she said. “It’s equated with mental illness. For men, it’s very stigmatizi­ng.”

What can be done?

Cheryl Aguilar, a therapist and director of. the Hope Center for Wellness in Washington, D.C., said Latino men, not wanting to appear vulnerable, tend to underrepor­t their mental-health symptoms.

“This raises a call to action for us in the mental health community to ensure we’re getting the informatio­n out, debunking some of the myths,” she said.

One such myth, ingrained in Latino culture, is that problems are best dealt with at home or alone, and that seeking help reflects weakness. “On the contrary, seeking support takes and shows courage,” said Aguilar, who has many Latino immigrants among her clients. “Once people are connected to services, there is hope.”

The man in Albuquerqu­e agreed. “I’m in a very good place,” he said.

If you or someone you know may be considerin­g suicide, contact the National Suicide Prevention Lifeline at 1-800-273-8255 (English) or 1888-628-9454 (Spanish).

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