UN CAMINO HACIA EL ÉXITO
Al caminar por los pasillos del campus de Peoria, verá las sonrisas ansiosas de los estudiantes hambrientos de conocimiento. Sin embargo, un vistazo no revela toda la historia. Muchos de estos estudiantes que te cruzas y saludas en el pasillo, sus carreras ya están en pleno apogeo. Cerca de veinte estudiantes de soldadura del campus de Peoria no han perdido el tiempo en su búsqueda de empleo. Todos ellos trabajan ya para Valmont Industries, una empresa de Omaha con una gran presencia en Tulsa. En la necesidad de soldadores calipcados para elaborar sus productos, la empresa recurrió a Tulsa Tech.
Jared Dewitt, Instructor de Soldadura, explicó: "Se acercaron a nosotros con una demanda de soldadores, y teníamos unos 20 estudiantes que estaban listos para arremangarse. Valmont los acogió a todos bajo su tutela, trabajando conjuntamente con nosotros para garantizar que pudieran continuar su formación".
Pasar de las aulas al mundo real ha traído consigo su propio conjunto de ajustes.
"Disfruto de la posibilidad de trabajar y luego volver aquí para conectar con los amigos que he hecho", dice Jessica Rodríguez. "Anoche trabajé desde las 5 de la tarde hasta la 1 de la madrugada, así que pude dormir un poco. Tulsa Tech es complaciente y nos permite equilibrar nuestros compromisos laborales con nuestra formación".
Aunque a muchos estudiantes aún les queda otro año de formación por delante, todos comparten la alegría de cobrar.
"Conseguir un trabajo después del primer año me sentó muy bien", dice Cory Brown con una sonrisa. "Una vez que conseguí el trabajo, lo único que mi familia quería saber era cuánto ganaba, y puedo decir que gano más que la mayoría".
"Es una locura conseguir un trabajo tan bueno con tanto tiempo de estudios", añadió Nathan Chastain, otro soldador de Valmont.
Un informe reciente de la opcina de estadísticas laborales muestra que los soldadores de la zona de Tulsa ganan más que la media nacional, alrededor de 50.000 dólares al año.
Más allá de la formación, Rodríguez ve un gran valor en todas las caras conocidas en los pasillos.
"Ver a compañeros de Tech me anima a entablar conversaciones", re~lexiona Rodríguez. "Entré aquí sin saber nada de soldadura. Los instructores han creado un ambiente en el que no tengo miedo de buscar respuestas. Ahora, en el trabajo, siempre estoy disparando preguntas, todo en pos de hacer las cosas bien".
Cada estudiante atribuyó a sus instructores el mérito de haberles ayudado a conseguirlo, pero para Dewitt y su co-profesor Seth Hix, no se trata de ellos.
"Podemos enseñar a todos los alumnos las mismas herramientas para tener éxito. Son ellos los que tienen que esforzarse", aprma Dewitt.
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