De obrero a empresario
“En aquel tiempo tenía 17 años, vivía con mi padre y mis hermanos en el DF, y como mi papá era dueño de una empresa de taxis, yo tenía mi carro y ganaba mi propio dinero, estaba cómodo”, reconoció.
Sin embargo, su madre, que vivía en Macallan, Texas, quería algo mejor para él, y con esfuerzo pagó su viaje y a Daniel no le quedo otra que patear la frontera. “Vinimos caminando, pero gracias a dios mi mamá tuvo los contactos adecuados, porque fue algo peligroso pero ni nos dimos cuenta que habíamos cruzado”, reconoció.
Cuando el por aquel entonces adolescente desembarcó en Macallan sintió una estocada en el corazón. “Es que el lugar era muy solitario, no tenía trádco, habían tres semáforos y nada más, era un pueblito, y yo venía del DF sin conocer a nadie, sin hablar el idioma ni saber a dónde ir, no entendía nada”, dijo sobre su primera semana en el país. Pero gracias al estimulo de su madre Daniel ingresó rápidamente en el sistema escolar y logró aprender inglés en un abrir y cerrar de ojos.
“Cuando me gradué vino de visita una de mis hermanas que estaba radicada en Tulsa y nos invitó a mudarnos aquí, la verdad ni lo pensamos porque vivíamos en una zona rural y de campo, vacas y caballos no entendíamos nada”, apuntó.
Y así fue como por el 2003 Millán llegó a la ciudad para cumplir con su destino. “Lo primero que hice fue buscar trabajo para poder pagar el departamento y lo conseguí con unas hermosas personas, los hermanos Justice”, dijo Daniel explicando como la dupla le enseñó todo sobre el mundo del siding y la colocación de ventanas.
Gracias a su dedicación y entrega Daniel logró progresar y aprender el negocio de cambio y reparación de ventanas cuando llegó el momento adquirió sus propias herramientas e inició su emprendimiento.
Hoy, Daniel es dueño de HDM Services una empresa de remodelación de exteriores que maneja con su esposa Hailyn “Hace 19 años que estamos juntos y ella me ha ayudado mucho, con el inglés, con la cultura, las reglas, es una persona muy condable y siempre doy gracias a dios por haberla encontrado”, admitió el empresario.
Con Hailyn a su lado trabajando codo a codo, nada es imposible para Daniel. “Recuerdo que décadas atrás, un amigo en común hizo una Desta para presentármela, siempre me decía que tenía una gringa que me iba a caer bien. Yo llegué tarde a la Desta y ella se estaba yendo porque no quería esperar más. Pero tan pronto me vio, no me soltó nunca más”, recuerda Daniel entre risas.
Hoy trabajan juntos, y ambos tienen la noción de que lo hacen de la mejor manera posible. “Puede ser que uno se canse por estar todo el día pegado, 8 horas en el negocio otras 8 horas en casa, y así por meses, pero eso también nos ayudó a crecer”, reconoció el empresario, asegurando que la solidez de la pareja es la base para afrontar nuevos desafíos.
Tras 21 años aquí en Tulsa Millán re&exiona y concluye que en esta ciudad se convirtió en la persona que siempre debió ser, trabajando con responsabilidad, amando con intensidad y disfrutando de cada cosa que hace. “La realidad es que con mentalidad positiva y un buen plan todo puede llevarse a cabo, admitió.
A los inmigrantes que recién inician su camino en el país Millán les recomienda: “Si están aquí en Estados Unidos es necesario aprender el idioma, respetar las leyes y buscar destacar en una habilidad personal para poder ofrecerla a otros y progresar”. (La Semana)