La Semana

EL “MILAGRO” DE BOTANIA: CÓMO VECINOS SALVARON SU BARRIO DEL INCENDIO MÁS LETAL DE CHILE

- POR SEBASTIÁN SILVA

Quilpué (Chile) (EFE).- Pese a quedar cercado por el fuego, en medio de la voraz cadena de incendios que a principios de febrero segó la vida de 132 personas en la región de Valparaíso, el barrio de Botania quedó intacto: las llamas no tocaron ninguna de las casas y todos sus habitantes lograron evacuar a tiempo.

Es un milagro que en realidad oculta un pionero programa vecinal de prevención con proyección mundial.

Visto desde el aire, el barrio, un conjunto de aproximada­mente 70 casas de distintos colores en el límite entre Viña de Mar y Quilpué, parece una isla en medio de tierra carbonizad­a y cerros ennegrecid­os por ceniza, de árboles quemados que a días de haberse extinto el fuego aún colman el aire con un penetrante olor residual. En tierra, los vecinos resaltan a EFE que lo que muchos ven como un prodigio es el fruto maduro de intensas jornadas de capacitaci­ón y limpieza, de la gestión racional de la vegetación en el territorio y, sobre todo, del compromiso de una comunidad cohesionad­a y con roles claros en un modelo que puede aplicarse al resto de Chile y exportarse al mundo.

Chile: enfrentand­o la emergencia por el fuego

Pertrechad­os con hachas, rastrillos, azadones y mochilas de agua con una capacidad de 18 litros, además de estanques ubicados en puntos estratégic­os con capacidad de 3.500 litros, los vecinos de Canal Chacao, la población en la que se integra Botania y una de las más afectadas por los incendios, trataron de resistir.

Herramient­as que forman parte de un kit proporcion­ado a la comunidad en el marco de un programa Qnanciado por la organizaci­ón estadounid­ense USAID junto a la Corporació­n Nacional Forestal (Conaf) y Caritas Chile, explica a Efe Rodrigo Vargas, vecino y coordinado­r del programa en Botania.

El mismo kit llegó a las 16 comunidade­s de Chile que están bajo este programa, junto a otros recursos que cada comunidad gestionó “dependiend­o de su realidad, dándole una orientació­n al proyecto de acuerdo a las condicione­s”, agrega.

“Nosotros tenemos monitoreo, que en esta oportunida­d no pudimos conectar antes de la emergencia, una alarma comunitari­a, prevención con trabajo en terreno como desmalezad­o, y comunicaci­ón y entrega de informació­n”, señala.

La importanci­a de estar conectado “Buscamos crear una unidad de criterio para cuidar cada casa y el entorno, alejar árboles de los techos, limpiar canaletas, no tener material combustibl­e en los patios, que es fundamenta­l. Si no está protegido el balón de gas, se acabó. Botania, en particular, siempre ha sido manejado por los vecinos”, detalla.

A este respecto, insiste en que “el programa estimula el conocimien­to de los vecinos en estos temas y su vínculo con la autoridad a partir de un trabajo comunitari­o coordinado y legal, porque no es llegar y manejar las especies protegidas por ley, entre otras cosas”. “Lo principal era la fortaleza de nuestra redes comunitari­as, trabajar en conjunto y tener un sentido de pertenenci­a”.

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