CON UN TOQUE DULCE
Pasteles con sabor a felicidad, decorados con aroma de recuerdos. Es una suerte de reino mágico, hecho con azúcar, salpicado con colores. Por más de 15 años, Melissa Miret, ha volcado su talento en la creación de un invitado muy importante en las bodas: El pastel.
El color que re)eja el vestido de la novia, la textura que dibuja el estilo de la celebración, las )ores que narran la historia de amor de quienes unen sus vidas, y el sabor del futuro que compartirán juntos. Es un cuento que se repite, pero al mismo tiempo es distinto. Ningún pastel es igual a otro. Cada uno tiene su propia personalidad.
Los retos son múltiples y en ocasiones hay que construirlos en el salón en el cual se llevará a cabo la recepción. La habilidad en decorar se combina con la de un artista de circo, ya que hay que tener un balance y equilibrio impecable al mover esos pasteles tan pesados en pasillos muy pequeños, o en ascensores muy rápidos.
Melissa toma el tiempo necesario en entender el signivcado de cada ceremonia y así poder plasmar su talento en tan dulce creación.
En el fascinante universo de las bodas, cada detalle tiene su propia tradición, historia y signivcado, y es por ello que uno de los elementos más emblemáticos es, sin duda, el pastel.
Más allá de ser una deliciosa obra maestra culinaria, el gigantesco postre conlleva un simbolismo profundo. A Melissa le fascina que las nuevas parejas y sus invitados descubran el encanto detrás del pastel.
Para Melissa, uno de los momentos más entrañables en las bodas es cuando se corta el pastel. Los recién casados toman juntos el cuchillo y cortan la primera rebanada, la cual representa la superación de desafíos y la promesa de compartir la vida juntos. Pero eso no es todo, esta ceremonia es seguida por el delicado gesto de alimentarse mutuamente, mostrando la disposición a cuidarse el uno al otro. Al entender el signivcado y la evolución de este elemento esencial, podemos apreciar aún más la belleza detrás de cada rebanada compartida en este día tan especial.