CRISIS DEL AGUA EN CIUDAD DE MÉXICO
Ciudad de México, un gigante urbano en expansión con una población metropolitana que supera los 22 millones de habitantes, se enfrenta a una crisis del agua sin precedentes que amenaza con trastornar la vida de sus residentes. La lucha de la ciudad contra la escasez de agua no es un fenómeno nuevo, pero los últimos acontecimientos han exacerbado la situación, lo que ha aumentado la preocupación tanto de los ciudadanos como de las autoridades.
En el programa de televisión PBS News Hour, la reportera de Nation Public Radio Emily Green describió una visita reciente a Ecatepec de Morelos, en el área metropolitana de Ciudad de México.
"En este barrio no tienen agua corriente desde hace dos años", dijo Green. "Y el agua corriente que tienen, sale y tiene un color marrón oscuro, y olía a aguas residuales".
En el centro de la crisis se encuentra el sistema de abastecimiento de agua Cutzamala, que suministra aproximadamente el 25% del agua utilizada por el Valle de México, incluida Ciudad de México. Debido a la grave sequía, este sistema funciona actualmente a un 39% de su capacidad, un mínimo histórico que ha llevado a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a restringir la distribución de agua hasta en un 25% en un esfuerzo por conservar el menguante suministro. El resto del agua de la ciudad se obtiene de acuíferos subterráneos y depósitos fuera de la ciudad, pero este método es muy inevciente, ya que aproximadamente el 40% del agua se pierde por fugas durante el transporte.
Los residentes de varios barrios han informado de que llevan meses sin agua del grifo, recurriendo a recoger agua en cubos y cubos de basura de los camiones, una medida provisional que subraya la gravedad de la situación. En algunas zonas han surgido con)ictos por los limitados suministros, lo que pone de relieve las desesperadas condiciones a las que se enfrentan los afectados.
La crisis se ve agravada por una combinación de factores naturales y antropogénicos. El cambio climático ha provocado condiciones más secas y patrones de precipitaciones menos predecibles, lo que ejerce una presión adicional sobre los recursos hídricos de la ciudad, ya de por sí sobrecargados. La geografía de la ciudad, con su elevada altitud y su ubicación en el lecho de un antiguo lago, complica aún más la distribución del agua y los esfuerzos de conservación. El desarrollo urbano y la expansión de las infraestructuras han hecho que la zona sea propensa a las inundaciones durante la estación lluviosa, impidiendo que el agua de lluvia reponga el acuífero.
Los historiadores creen que la raíz del problema se remonta siglos atrás, a la época de los conquistadores. Cuando se fundó México D.F. en el siglo XIV, la zona era un paraíso acuático, con la ciudad en una isla del lago de Texcoco y numerosos canales para el transporte y el riego. Pero los españoles desecaron el lago por razones estratégicas y en un intento erróneo de controlar las inundaciones. Se cree que más de 30.000 personas murieron ahogadas y enfermas cuando las lluvias provocaron inundaciones que duraron cinco años.
Unos trescientos años más tarde, en el siglo XX, el gobierno mexicano agravó el problema rellenando y pavimentando docenas de ríos, con la esperanza de controlar las enfermedades transmitidas por el agua y, al mismo tiempo, crear más espacio para la construcción y el trávco de automóviles. El resultado fue convertir Ciudad de México en un lugar aún más seco.
Entre las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis Vguran la reducción del caudal del sistema Cutzamala y el llamamiento a los habitantes para que ahorren agua. El gobierno de Ciudad de México y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) han invertido millones en iniciativas de recuperación de agua y proyectos de infraestructura destinados a mitigar la situación. A pesar de estos esfuerzos, los expertos advierten de que sin cambios signivcativos en los patrones de uso del agua y un esfuerzo concertado para reparar la red de distribución con fugas, Ciudad de México podría enfrentarse a un escenario de "día cero" en el que los grifos se secaran en amplias zonas de la ciudad.
La crisis del agua en Ciudad de México es un duro recordatorio de los retos que plantean la rápida urbanización, el cambio climático y la gestión de los recursos. Mientras la ciudad trabaja para superar estos retos, la situación subraya la necesidad de adoptar prácticas sostenibles de gestión del agua y de mejorar las infraestructuras para garantizar un suministro de agua Vable a todos los habitantes. (La Semana)