La Semana

TRABAJADOR­ES INMIGRANTE­S EN EEUU AYUDAN A IMPULSAR EL CRECIMIENT­O DEL EMPLEO Y EVITAR UNA RECESIÓN

- BY PAUL WISEMAN, GISELA SALOMON AND CHRISTOPHE­R RUGABER

MIAMI (AP) — Después de huir del caos económico y político en Venezuela, Luisana Silva ahora carga tapetes para una empresa de alfombras de Carolina del Sur. Gana lo su ciente para pagar el alquiler, comprar alimentos, repostar gasolina a su auto y enviar dinero a casa para sus padres.

Llegar a Estados Unidos fue una experienci­a desgarrado­ra. Silva, de 25 años, su esposo y su hija entonces de 7 años desazaron las traicioner­as selvas del Tapón del Darién en Panamá, viajaron a lo largo de México, cruzaron el Río Bravo y luego se entregaron a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en Brownsvill­e, Texas. Al solicitar asilo, recibieron un permiso de trabajo el año pasado y encontraro­n empleos en Rock Hill, Carolina del Sur.

“Mis planes son ayudar a mi familia, que lo necesita muchísimo, y crecer económicam­ente aquí”, dijo Silva.

Lo que cuenta su historia es mucho más que la ardua búsqueda de una familia para tener una vida mejor. Los millones de puestos de trabajo que Silva y otros inmigrante­s recién llegados han ocupado en Estados Unidos parecen resolver un enigma que ha confundido a los economista­s durante al menos un año: ¿Cómo ha podido prosperar la economía —que ha añadido cientos de miles de empleos, mes tras mes— en un momento en que la Reserva Federal ha aumentado agresivame­nte las tasas de interés para combatir la in/ación, algo que normalment­e es una receta para una recesión?

Cada vez más, la respuesta parecen ser los inmigrante­s, vivan legalmente o no en Estados Unidos. La a/uencia de adultos nacidos en el extranjero aumentó enormement­e la oferta de trabajador­es disponible­s después de que la escasez de fuerza laboral en Estados Unidos dejara a muchas empresas sin la posibilida­d de cubrir puestos de trabajo.

Más trabajador­es que ocupan más puestos de trabajo y gastan más dinero han ayudado a impulsar el crecimient­o económico y crear todavía más puestos vacantes. La disponibil­idad de trabajador­es inmigrante­s alivió la presión sobre las empresas para que aumentaran drásticame­nte los salarios y luego trasladara­n esos costos laborales más altos a sus clientes a través de un aumento de precios que alimentan la in/ación. Aunque la in/ación estadounid­ense todavía es alta, se ha desplomado desde sus niveles de hace dos años.

“Ha ocurrido una especie de misterio: ¿cómo seguimos logrando un crecimient­o del empleo tan extraordin­ario y fuerte mientras la in/ación sigue bajando?”, dijo Heidi Shierholz, presidenta del Economic Policy Institute (Instituto de Política Económica), un grupo de expertos que analiza el impacto de tendencias económicas y políticas sobre los trabajador­es en Estados Unidos, y execonomis­ta en jefe del Departamen­to de Trabajo. “El hecho de que las cifras de inmigració­n sean más altas de lo que habíamos pensado, eso realmente resuelve el enigma en gran medida”.

Además de ayudar a impulsar el crecimient­o económico, los inmigrante­s también se encuentran en el centro de un incendiari­o debate sobre el control de la frontera sur del país en un año electoral. En su intento por regresar a la Casa Blanca, Donald Trump con frecuencia invoca falsedades sobre la migración, ha atacado a los inmigrante­s en términos a menudo degradante­s, y los ha caracteriz­ado como criminales peligrosos que están “envenenand­o la sangre” de Estados Unidos. Trump ha prometido terminar de construir un muro fronterizo y lanzar la “operación de deportació­n interna más grande en la historia de Estados Unidos”. Que él o el presidente Joe Biden gane las elecciones podría determinar si perdurarán la a/uencia de inmigrante­s y su papel clave en el impulso de la economía.

El auge de la inmigració­n tomó por sorpresa a casi todos. En 2019, la Ozcina de Presupuest­o del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) había estimado que la inmigració­n neta — llegadas menos salidas— equivaldrí­a a alrededor de 1 millón en 2023. La cifra real, dijo la CBO en una actualizac­ión de enero, era más del triple de esa estimación: 3,3 millones.

Miles de empleadore­s necesitaba­n desesperad­amente a los recién llegados. La economía —y el gasto de los consumidor­es— se habían recuperado con fuerza de la recesión causada por la pandemia. Las empresas tenían dizcultade­s para contratar a suzcientes trabajador­es para satisfacer los pedidos de los clientes.

El problema se vio agravado por los cambios demográzco­s: el número de estadounid­enses nativos en sus mejores años laborales — entre los 25 y 54 años—disminuía porque muchos de ellos habían rebasado esa edad y estaban cerca de jubilarse o entrando en esa etapa. Las cifras de este grupo se han reducido en 770.000 desde febrero de 2020, justo antes de que la COVID-19 golpeara la economía.

Ese vacío se ha llenado con una ola de inmigrante­s. En los últimos cuatro años, el número de trabajador­es en edad productiva que tienen un trabajo o buscan uno ha aumentado en 2,8 millones. Casi todos los nuevos integrante­s de la fuerza laboral —2,7 millones, o el 96% de ellos— nacieron fuera de Estados Unidos. El año pasado, los inmigrante­s representa­ron el 18,6% de la fuerza laboral —un récord—, según el análisis de datos gubernamen­tales del Economic Policy Institute. Y los empleadore­s agradecen su ayuda.

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