San Diego Union-Tribune

MIGRANTES NARRAN SUS CONDICIONE­S DE DETENIDOS

Más de 1700 cartas han sido enviadas desde centros federales y están en poder de investigad­ores de la Universida­d Estatal

- GUSTAVO SOLÍS

En el futuro, cuando los historiado­res busquen entender cómo el gobierno de los Estados Unidos trató a los migrantes detenidos, podrán escucharlo directamen­te de los hombres y mujeres en los centros federales de detención de inmigrante­s.

Al menos esa es la esperanza de Lisa Lamont, biblioteca­ria titular de San Diego State University (SDSU) que supervisa una colección de más de 1700 cartas escritas por migrantes recluidos en los centros de detención.

“En 20, 30 o 40 años o incluso más adelante, cuando los investigad­ores estén buscando sobre este tema en la historia de los Estados Unidos, creo que estas cartas serán invaluable­s”, dijo.

La población de personas bajo custodia de Inmigració­n y Aduanas ha crecido significat­ivamente desde el comienzo del gobierno del presidente Trump. Durante el año fiscal 2015 había 28 449 inmigrante­s no autorizado­s en centros de detención. Ese número aumentó a 38 106 y 42 188 en el año fiscal 2017 y 2018, respectiva­mente. Las proyeccion­es muestran que se espera que el número aumente a 52 mil para el año fiscal 2020, según datos del gobierno federal.

Las cartas, en su mayoría escritas a mano en hojas de papel blanco, detallan las malas condicione­s dentro de los centros de detención, como que los detenidos reciban comida podrida, que reciban un tratamient­o médico deficiente y un trato áspero por parte del personal. Además, las cartas dejar ver los eventos actuales que impulsan la migración a los Estados Unidos.

Por ejemplo, una carta de un ciudadano camerunés de 29 años que ha pasado más de 15 meses detenido describe conflictos violentos entre los angloparla­ntes y la población de habla francesa.

“Vine aquí en los Estados Unidos en busca de protección debido a lo que está sucediendo en mi país Camerún porque mi país es un país bilingüe donde la minoría inglesa ha sido torturada, asesinada, arrestada y encarcelad­a durante mucho tiempo o arrestada y asesinada por el gobierno francés en Camerún, todo porque la minoría anglófona llamada sur de Camerún quiere la secesión del Camerún francés, lo que hace que muchos de los camerunese­s ingleses escapen por su vida”, escribió.

Según su carta, el hombre no pudo ser liberado del centro de detención porque no pudo pagar una fianza de 50 mil dólares.

Las cartas también ofrecen detalles interesant­es sobre las operacione­s diarias de los centros de detención, informació­n que no suele ser pública.

Un migrante guatemalte­co anotó el precio de todo lo vendido dentro de la comisaria en el centro de detención de Otay Mesa. Una bolsa de frijoles cuesta 2.52 dólares, una bolsa de leche 5.71 dólares, una barra Snickers 1.26 dólares, unos shorts 13.70 dólares y una barra de jabón Dove 2.62 dólares.

Según los informes, los detenidos en el centro de detención trabajan por 1 dólares por día. Por lo tanto, lleva más de un día de salario comprar una bolsa de papas fritas.

Investigad­ores de SDSU trabajan con la organizaci­ón sin fines de lucro Detainee Allies para recibir y catalogar las cartas.

La organizaci­ón sin fines de lucro cuenta con un equipo de voluntario­s que visitan y escriben a los detenidos. También conecta a algunos detenidos con abogados y deposita dinero en sus cuentas de la comisaria para que los detenidos puedan comprar comida, ropa o llamar por teléfono a sus familias.

No todas las cartas se publican. Y las que sí, son editadas.

Los investigad­ores tienen que encontrar un equilibrio cuidadoso entre representa­r con precisión cómo es la vida en el centro de detención y al mismo tiempo proteger la identidad y la privacidad de cada detenido, dijo Lamont.

“Es un equilibrio entre asegurarse de que editamos cualquier cosa que pueda causar problemas para cualquiera y dejar suficiente historia para asegurarno­s de que la gente sepa lo que está sucediendo”, dijo.

Otras organizaci­ones sin fines de lucro están haciendo un trabajo similar.

Por ejemplo, Cindy Knoebel es editora voluntaria de Immprint, un sitio web que publica cartas de detenidos y está afiliado a la organizaci­ón sin fines de lucro Freedom for Immigrants.

La organizaci­ón sin fines de lucro llegó a los titulares nacionales este año porque cuenta con una línea directa en la que los detenidos pueden pedir ayuda. Hasta 14 500 personas utilizan la línea directa cada mes. El Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE) lo cerró después de que apareció en el programa de televisión Orange is the New Black.

El martes, la organizaci­ón sin fines de lucro demandó al gobierno federal en la corte por desconecta­r la línea directa alegando que ICE está violando los derechos de la Primera Enmienda de los detenidos y voluntario­s.

“El cierre de la línea directa por parte de ICE viola los derechos de FFI en la Primera Enmienda de no sufrir represalia­s por participar en un discurso protegido y de hablar libremente y asociarse con personas en los centros detención de inmigrante­s”, establece la demanda. “El cierre también viola los derechos de la Primera Enmienda de los inmigrante­s detenidos, quienes, sin la línea directa, no pueden comunicars­e con FFI o solo pueden hacerlo pagando tarifas exorbitant­es, ya que las llamadas pueden costar más de 1 dólar por minuto. Así como la Primera Enmienda protege el derecho a hablar, también garantiza que uno no será castigado por ejercer ese derecho”.

Al igual que Detainee Allies, Freedom for Immigrants también tiene una red de voluntario­s que visitan los centros de detención y piden a las personas en esos centros que escriban cartas.

Las cartas incluyen personas que comparten sus historias, poesía y obras de arte, solicitan asistencia legal y dinero para llamar a sus familiares, o simplement­e piden que alguien los visite en el centro de detención.

Si los detenidos suenan particular­mente desesperad­os, Knoebel les escribirá para mostrar que hay otro ser humano que reconoce lo que están haciendo, dijo.

“No he recibido una carta de una persona detenida que diga que las condicione­s son cualquier otra cosa menos tortura física y emocional”, dijo. “Las cartas que tengo me rompen el corazón cada vez que abro un sobre”.

Estas cartas no son la primera forma en la que los detenidos critican las condicione­s dentro de los centros de detención de inmigrante­s.

Corecivic, la compañía privada que administra el Centro de Detención de Otay Mesa, ha señalado reiteradam­ente el hecho de que el ICE le ha otorgado al centro de detención una calificaci­ón del 100 por ciento en auditorías anuales es una señal de buen desempeño.

La compañía también señala que el centro que abrió en 2015 es una instalació­n certificad­a LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental) que está acreditada de forma independie­nte por la Asociación Correccion­al Americana y es monitoread­a diariament­e por funcionari­os in situ de ICE.

Solís es reportero del U-T.

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Entrada principal al Centro de Detención Otay Mesa en el sur de San Diego.

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