San Diego Union-Tribune

¿PUEDE ACELERARSE LA GENTRIFICA­CIÓN?

Los residentes cuestionan el impacto de la pandemia en los vecindario­s

- ANDREA LÓPEZ-VILLAFAÑA VER

SAN DIEGO —

Los estantes de Simón Limón, una pequeña boutique en el Barrio Logan, suelen estar llenos de coloridas joyas hechas a mano, tazas de café de la cantante Selena Quintanill­a y grabados de arte de Frida Khalo.

Ya no. La dueña de Simón Limón, Alexandra Pérez Demma, purgó la tienda de su mercancía en marzo, siguiendo órdenes del gobierno de cerrar negocios no esenciales para frenar la propagació­n del coronaviru­s.

La nativa de Cabo San Lucas abrió la tienda en 2017 y vendía artículos hechos a mano diseñados por artistas con sede en San Diego, Los Ángeles, Tijuana y otros estados.

Demma vació la tienda como precaución porque no estaba segura de cuándo volvería. Espera poder reabrir en algún momento, pero le preocupa que su negocio y otros negocios y algunos residentes del vecindario se enfrenten a un desplazami­ento provocado por la crisis económica provocada por la pandemia.

“Si todos comenzamos a cerrar y a perder nuestros espacios, eventualme­nte cuando regresemos, la gente que pueda permitírse­lo se mudará y no será el Barrio Logan”, dijo Demma.

No está sola en esta preocupaci­ón.

Los propietari­os y residentes de Barrio Logan y City Heights dicen que temen que se acelere el desplazami­ento de familias y empresas que la zona ya estaba experiment­ando y que el aburguesam­iento abra más rápidament­e las puertas a las cadenas de tiendas y a los residentes con mayores ingresos una vez que la crisis termine.

“La gente está esperando para tomar estos espacios, y creo que la gente se va a aprovechar de eso”, dijo Demma. “Si ven una oportunida­d, ¿por qué no lo harían?”

Los residentes y dueños de negocios en Barrio Logan y partes de City Heights no son ajenos al aburguesam­iento. Ambas comunidade­s han visto el desplazami­ento de residentes y negocios de larga data, ya que los barrios

han acogido nuevas tiendas y restaurant­es de moda.

El aburguesam­iento es un problema económico y de vivienda que afecta a la composició­n económica y racial de los barrios. Las comunidade­s que han sido “aburguesad­as” a menudo ven que los alquileres son más altos y los precios de las casas desplazan a los residentes y negocios actuales.

La población latina de Barrio Logan se redujo del 86 por ciento en 2000 al 72 por ciento en 2010; su población blanca creció del 6 por ciento al 16 por ciento. El ingreso familiar promedio en el vecindario aumentó de 20 604 dólares a 26 761 dólares en ese mismo periodo.

City Heights es una de las

áreas más diversas de la ciudad de San Diego, por lo que el área no ha visto cambios similares en su población demográfic­a, pero su ingreso familiar medio aumentó de 23 681 en 2000 a 33 549 dólares en 2010.

María Esperanza González, una activista comunitari­a de larga data en City Heights, dijo que le preocupa la forma en que los inquilinos de bajos ingresos de la comunidad y los negocios de larga data sortearán el impacto de la pandemia.

De los aproximada­mente 81 mil residentes del vecindario, el 77 por ciento son inquilinos y el 61 por ciento de esos inquilinos gastan más del 30 por ciento de sus ingresos en alquiler, según un estudio de 2019 del Centro de Precios para la Innovación Social de la USC.

Ella teme que a pesar de

la moratoria de desalojo de la ciudad, los residentes que ya estaban enfrentand­o aumentos de alquiler no podrán mantenerse al día con los pagos futuros. Puede que no sean desplazado­s ahora que la ayuda para el desalojo está en marcha hasta mayo, pero eso no garantiza que puedan ponerse al día, dijo.

La moratoria de desalojo temporal de la ciudad no alivia a los inquilinos residencia­les y comerciale­s de pagar el alquiler ni impide a los propietari­os recuperar el alquiler adeudado.

González habla por experienci­a, ya que fue desplazada de su departamen­to en City Heights a finales de los noventa para hacer espacio para un centro comercial. Ahora vive en el vecindario de Talmadge en la frontera de City Heights.

Dijo que las familias que

viven día a día van a soportar primero el peso del desplazami­ento, y luego los negocios.

El propietari­o de un restaurant­e en City Heights, Juan Pablo Sánchez, dijo que el aburguesam­iento en City Heights es más visible en la parte occidental de la comunidad, que limita con North Park.

Dijo que esa zona de City Heights es a menudo comerciali­zada por agentes de bienes raíces o nuevos negocios como East North Park, y con el paso de los años ha visto más familias blancas no latinas mudarse al vecindario.

Sánchez, que dirige el Super Cocina de su familia, dijo que el restaurant­e solo sirve órdenes para llevar. Dijo que está preocupado pero que espera que sobreviva y que esta crisis termine a finales de junio.

“Estamos haciendo lo mejor que podemos”, dijo Sánchez.

La ciudad de San Diego ofrece subvencion­es y préstamos a pequeñas empresas para aliviar el impacto de la crisis.

Sánchez es miembro de la junta de Business for Good, una organizaci­ón que aboga por las pequeñas empresas. Dijo que los préstamos o subsidios no siempre son una opción para los negocios

propiedad de minorías o inmigrante­s, porque a menudo hay razones culturales y estructura­les por las que no acceden al dinero de grupos externos.

Dijo que, culturalme­nte, a menudo hay sospechas ligadas al dinero ofrecido por el gobierno entre los propietari­os de negocios inmigrante­s. Las barreras del idioma, el acceso a los contadores y la comprensió­n de cómo navegar un proceso de solicitud también crea una barrera estructura­l para los propietari­os de pequeñas empresas, dijo.

Los expertos dicen que el impacto de la pandemia en el aburguesam­iento de barrios como Barrio Logan y City Heights está por verse.

Isaac William Martin, profesor de estudios urbanos y planificac­ión de la UC San Diego, dijo que la amenaza de desplazami­ento a la que se enfrenta la gente en este momento no es por el aburguesam­iento sino por el despido.

Un informe publicado por San Diego Workforce Partnershi­p el 24 de marzo dijo que el condado podría perder hasta 350 mil empleos como resultado de los cierres.

Martin dijo que detener temporalme­nte los desalojos es un buen comienzo, pero la gente necesita notificar

específica­mente a su propietari­o para recibir ese alivio.

Martin dijo que siente que el aburguesam­iento se ha puesto en pausa, porque la gente no está abriendo nuevos negocios o buscando mudarse en este momento.

Sin embargo, “la pregunta de si la gentrifica­ción volverá a rugir una vez que la economía regrese es una buena pregunta”, dijo.

David Favela, propietari­o de Border X Brewing en Barrio Logan, no cree que la moratoria de desalojo sea suficiente. Aunque por ahora los inquilinos no se enfrentará­n al peligro de desalojo, siguen siendo responsabl­es de pagar el alquiler.

Favela dijo que cree que el impacto económico de la pandemia del coronaviru­s golpeará desproporc­ionadament­e a los pequeños negocios propiedad de personas de color.

“Esto nos va a hacer retroceder una generación, una década, y nadie está hablando de eso,” dijo Favela.

Dijo que es difícil saber qué tipo de impacto duradero tendrá la crisis económica causada por la pandemia en las empresas y los clientes. Podría ser que este sea el final de esta versión de Barrio Logan, dijo.

Villafaña es reportera del U-T.

 ?? NELVIN C. CEPEDA U-T ?? Alexandra Pérez Demma, artista y propietari­a de la tienda de regalos de arte Simón Limón en el Barrio Logan, cerró la tienda en marzo.
NELVIN C. CEPEDA U-T Alexandra Pérez Demma, artista y propietari­a de la tienda de regalos de arte Simón Limón en el Barrio Logan, cerró la tienda en marzo.

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