San Diego Union-Tribune

TRAS PADECER UNA INFANCIA DIFÍCIL, AHORA BRINDA APOYO A ESTUDIANTE­S

Rosa Rodríguez reparte mochilas, útiles y más

- MICHAEL BRUNKER Brunker es miembro de la Junta Consultiva de la Comunidad U-T. People San Diego Should Know es una columna sobre personas de la localidad que son interesant­es y sobresalie­ntes.

Rosa Rodríguez no tuvo mucho mientras crecía. Sus abuelos la criaron. Vivían en Logan Heights. Su abuela murió cuando Rosa tenía solo 12 años. Entonces ella y su abuelo se mudaron al barrio de Skyline, en el sur de San Diego. Los tiempos eran difíciles.

“Diría que era una adolescent­e algo problemáti­ca. No tomaba las decisiones más inteligent­es. Me metí en suficiente­s peleas como para que me echaran de Madison High School”.

Pero le resultaba difícil concentrar­se en sus estudios.

“Hacía malabarism­os para ir a la escuela, trabajar y cuidar de mi abuelo. Era su cuidadora y hacía de todo, desde darle la medicación hasta llevarle a las citas con el médico. Tuve que aprender a conducir a los 13 años para ayudarle a ir a las citas y al hospital”.

La escuela era la Juvenile Court & Community School Sports Academy de la Oficina de Educación del Condado de San Diego, en el YMCA Jackie Robinson de San Diego. Allí, recuerda Rodríguez, se empeñó en triunfar a pesar de las dificultad­es a las que se enfrentaba de joven. “Quería demostrar que podía romper las cadenas de las maldicione­s generacion­ales a pesar de ser una adolescent­e con problemas”. También conoció a un modelo a seguir en YMCA, Charles Muhammed, que la empujó a graduarse de la preparator­ia. Y lo hizo, a los 16 años.

Durante su estancia en el centro y a través de un programa navideño de Salvation Army llamado Angel Tree, Rodríguez recibía artículos que muchos jóvenes dan por sentado.

“Yo era la niña que recibía las mochilas gratuitas para el regreso a clases”, dijo Rodríguez. “Luego, en Navidad, era esa niña que iba a elegir un regalo”. Nunca lo olvidó. Ahora, Rodríguez, tiene 28 años, se casó y empezó a formar una familia: Tony, tiene 12 años; Gabriel, 10, y Chelsey, 8.

Mientras asistía a las

reuniones de la asociación de padres de familia, se enteró de que muchos alumnos de la escuela de sus hijos no tenían hogar. Descubrió que los niños se presentaba­n a clases solo con un lápiz, y recordó lo que era ser uno de esos alumnos que tienen poco.

Ella, su marido, Victor, y sus hijos se propusiero­n entonces cambiar esa situación. Tony sugirió dar a los estudiante­s mochilas; Chelsey se sumó con la idea de añadir material escolar. En 2017, empezaron en su escuela, Madison Elementary en El Cajón.

Ese primer año, pudieron donar unas 50 mochilas nuevas con material escolar y artículos de higiene básicos.

En 2021, con la ayuda de su club de autos Subaru —San Diego Subies— el club de motociclis­tas RoughBreed Riderz MC, miembros de la comunidad y una recaudació­n de fondos en Mujeres Brew House en Logan Heights, recolectar­on 200 mochilas.

En el evento Chicano Park Vive! del 21 de agosto, la gente dejó las mochilas para donar, y Rodríguez entregó las mochilas a los niños. Las bolsas contenían un regalo especial: un cupón para un helado gratis del negocio de la familia, Rodríguez Paletas.

Durante ese evento, dijo Rodríguez, un niño pequeño, quizás de 8 o 9 años, recibió una mochila de los Looney Tunes. Sus hijos se dieron cuenta de que el niño no soltó la mochila en todo el tiempo que estuvo allí.

“Eso nos alegró el día”, dijo.

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CORTESÍA Chelsey, Tony, Gabriel, Rosa y Víctor Rodríguez.

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