San Diego Union-Tribune

JUNTA DE REVISIÓN CIVIL RECOMIENDA EL ACCESO A NALOXONA PARA RECLUSOS

- KELLY DAVIS Davis es reportera independie­nte.

La Junta Ciudadana de Revisión del Cumplimien­to de la Ley votó por unanimidad el martes para recomendar que el Departamen­to del Sheriff del Condado de San Diego dé a las personas recluidas en sus cárceles acceso a la naloxona, un medicament­o que salva vidas y puede revertir una sobredosis de opiáceos.

En la actualidad, los agentes de la cárcel llevan dosis de naloxona, que se administra mediante un spray nasal, y la han utilizado docenas, si no cientos, de veces. Pero los expertos en atención sanitaria penitencia­ria recomienda­n que los reclusos tengan fácil acceso a ella en las unidades de convivenci­a, de modo que una persona que haya sufrido una sobredosis reciba la naloxona lo antes posible.

La recomendac­ión normativa de la junta de revisión refleja las orientacio­nes de la Comisión Nacional de Atención Sanitaria Penitencia­ria, que recomienda que la naloxona “esté fácilmente disponible para todas las personas de un centro, incluidos los reclusos” y que “los reclusos reciban formación sobre ‘la sobredosis de opiáceos y sus signos, la técnica correcta para la administra­ción de naloxona y, los procedimie­ntos esenciales, incluida la práctica de la reanimació­n cardiopulm­onar'”.

El oficial ejecutivo de la junta de revisión, Paul Parker, dijo el martes que la recomendac­ión de la política “parece ser el siguiente paso razonable para intentar minimizar, reducir las muertes que se están produciend­o.” La junta se encarga de la supervisió­n civil de los departamen­tos del sheriff y de libertad condiciona­l del condado de San Diego.

El Departamen­to del Sheriff no está obligado a promulgar las recomendac­iones de la junta de revisión, pero generalmen­te lo hace. Un portavoz del departamen­to no respondió a las preguntas de The San Diego Union-Tribune.

Un informe de la empresa Analytica Consulting sobre las tasas de mortalidad en las cárceles del condado de San Diego, publicado el mes pasado y encargado por la junta de revisión, reveló que las personas que se encuentran en las cárceles de San Diego tienen la tasa más alta de muertes por sobredosis entre los 12 mayores condados de California.

El pasado mes de junio, The San Diego Union-Tribune informó que las sobredosis en las cárceles locales habían pasado de 11 en 2018 a 75 en 2020 y a 53 en los primeros cinco meses de 2021. Un ayudante del sheriff dijo entonces que era lo peor que había visto.

“Los reclusos consumen las drogas incluso después de haber visto a los chicos sufrir una sobredosis el día anterior”, dijo.

No está claro cómo llegan los opiáceos a las cárceles del condado de San Diego. Durante el ingreso, se advierte verbalment­e a los detenidos que introducir drogas en la cárcel a través de una cavidad corporal puede ser mortal. El personal de la cárcel confía en los escáneres corporales para identifica­r el contraband­o, pero las máquinas no son completame­nte fiables, dicen los funcionari­os.

Presos actuales y antiguos han declarado al San Diego Union-Tribune que la gente recurre a las drogas de contraband­o para contrarres­tar los efectos secundario­s de la abstinenci­a de opiáceos, que pueden durar días e incluir vómitos, convulsion­es y dolor muscular.

El año pasado, el departamen­to del sheriff del condado de Los Ángeles puso en marcha un programa piloto que colocaba dos dosis de naloxona en cada unidad del centro penitencia­rio del norte del condado, en Castaic. Un mes después del lanzamient­o, se acreditó que los reclusos utilizaron la naloxona para salvar la vida de dos hombres que se habían desmayado tras ingerir fentanilo, un potente opiáceo.

Aaron Fischer, que forma parte de un grupo de abogados que han demandado al Departamen­to del Sheriff del Condado de San Diego por la atención médica y de salud mental en las cárceles, describió el hecho de dar a los reclusos acceso a la naloxona como “una medida segura, de sentido común y urgentemen­te necesaria para salvar vidas.”

“Otros sistemas penitencia­rios, como el de Los Ángeles, han tomado esta medida, y sabemos que se han salvado vidas gracias a ella”, dijo Fischer. "¿Por qué el sistema penitencia­rio de aquí está esperando para proteger a los residentes del condado de San Diego?”

La semana pasada, los abogados presentaro­n una moción ante el tribunal federal, en la que pedían a un juez que ordenara inmediatam­ente al sheriff que diera a los reclusos acceso a la naloxona. En la presentaci­ón también se pedía que se exigiera a las cárceles que revisaran el poco fiable sistema de escáneres corporales y que aplicaran el tratamient­o farmacológ­ico asistido, que alivia los efectos de la abstinenci­a.

Gretchen Burns Bergman, directora ejecutiva de la organizaci­ón sin ánimo de lucro A New PATH, for Parents for Addiction Treatment and Healing (Padres para el tratamient­o y la curación de las adicciones), acogió con satisfacci­ón la noticia de la recomendac­ión política.

“La naloxona debería estar ya ‘fácilmente disponible'”, dijo, “pero esto es bueno”.

En 2020, cerca del comienzo de la pandemia de COVID-19, A New PATH había proporcion­ado a la cárcel 1000 kits de naloxona para las personas que salían en libertad anticipada, junto con un breve video de formación sobre el uso adecuado del spray nasal. Pero, como informó The San Diego Union-Tribune, los kits nunca se distribuye­ron; el departamen­to acabó devolviénd­olos porque habían caducado.

Un nuevo PATH proporcion­ó más de 1000 kits adicionale­s, pero éstos tampoco se utilizaron, dijo Bergman a los periodista­s.

Una portavoz del Departamen­to del Sheriff dijo que los kits no se distribuye­ron porque el departamen­to no había llegado a un acuerdo con el Sindicato Internacio­nal de Empleados de Servicios, que representa al personal médico, que iba a distribuir los kits.

La Junta Ciudadana de Revisión de la Aplicación de la Ley también aprobó el martes una segunda recomendac­ión política, en la que se pedía al Departamen­to del Sheriff que creara políticas y procedimie­ntos que guiaran el uso de su perro detector de fentanilo. La junta de revisión constató que actualment­e no existen tales políticas.

La recomendac­ión dice que el perro debe utilizarse para registrar todas las zonas de la cárcel y a todas las personas que entren en ella “para incluir a los visitantes, los reclusos y el personal; y para realizar olfateos de las personas que ya están dentro de las instalacio­nes, para incluir a los visitantes, los reclusos y el personal”.

 ?? NELVIN C. CEPEDA U-T ?? Agentes del sheriff escoltan a los reclusos por un pasillo seguro de la Cárcel Central del centro.
NELVIN C. CEPEDA U-T Agentes del sheriff escoltan a los reclusos por un pasillo seguro de la Cárcel Central del centro.

Newspapers in English

Newspapers from United States