Las acequias son monumentos vivos
La ética de compartir el agua
¿Pmonumentos y qué deberían representar? ¿Cuáles valores pueden sostener a la gente a través de la agitación transformadora del mundo? ¿Qué tipo de monumento personifica cooperación, reciprocidad, ayuda mutua, intercambio de recursos escasos, beneficios a todos y un equilibrio negociado constantemente entre el interés individual y lo colectivo?
¿Qué es lo que forma la vista y el sonido de la civilización en el desierto? ¿Qué es lo que transmitió por igual el agua de riego a Kit Carson y al Padre
Martínez? ¿Alguien o algo debe estar muerto para merecer un monumento? ¿Siempre debe ser un hombre asociado con alguna forma de autoridad, dominación o violencia? ¿Por qué un monumento debe representar un individuo en absoluto?
¿Qué es lo que está casi muerto dentro del pueblo de Don Fernando de Taos pero sigue luchando para sobrevivir más allá de sus límites municipales? ¿Qué aumentó la energía verde y la biodiversidad en el Valle de Taos y llegó a ser la pieza clave resistente y sostenible de la supervivencia económica y conectividad social?
La infraestructura de la economía comercial agropastoril creyó en Taos una zona de contacto, a veces, dinámica y volátil entre diversos grupos lingüísticos y étnicos, que sobrevive un sistema de acequias que todavía se maneja fuera de los límites de Taos, pero ahora casi está extinta dentro del pueblito de Taos.
¿Cómo, exactamente, surgió este red o sistema compuesto por múltiples sistemas más pequeños pero interconectados? Nadie lo sabe realmente. Cada asentamiento colonial comenzó con la excavación de zanjas, pero no existe precisamente ningún registro de cómo, cuándo o quién excavó cualquier acequia particular de la acequia madre.
Al observar el paisaje hídrico general del Valle de Taos, un geohidrólogo sugiere que las acequias más antiguas que salen del Río Lucero, Río Fernando, Río Pueblo y Río Grande del Rancho se excavaron más o menos al mismo tiempo en un esfuerzo integrado. Integrado en el sentido de que las acequias que desvían del mismo río comparten zanjas de drenaje comunes o desagües, que devuelven las aguas al río. Si las acequias hubieran sido excavadas poco a poco, el geohidrólogo razona, cada acequia madre y sus laterales tendrían su propio desagüe independiente.
¿Cómo surgió un sistema de riego organizado por agricultores y manejado por el riego de gravedad en cualquier desagüe? Cómo se organizaron los parciantes? ¿Quién estaba encargado? El formato cultural o las reglas y la tecnología llegaron de la Iberia Islámica, pero los pobladores tuvieron que adaptar esta información a un nuevo ambiente donde las formas indígenas sobre el manejo del agua habían surgido anteriormente.
¿Qué tiene que ver esto con los monumentos o con el estado actual de las acequias?
Las acequias pueden simbolizar un ideal de mutualismo, reciprocidad y recursos cooperativos, pero cualquier parciante de hoy día pintaría una imagen mucho menos optimista de cómo siguen las cosas en realidad en su propia acequia.
Como dice el dicho, Cada cabeza es un mundo, pues también cada acequia es un mundo. Cada uno de estos mundos pequeños lucha para sobrevivir contra enormes probabilidades que vienen del exterior, así como las que vienen de adentro. A pesar de las fuerzas innumerables de
desintegración que tragan a las acequias, todavía logran a sobrevivir en 2020, por la pura tenacidad del parciante.
Los acequieros es un grupo terco, devoto, capaz, vigilante y defensivo. Casi todos los parciantes de una acequia se quejan de la poca agua que reciben, la condición de la acequia, los vecinos que se roban el agua, un mayordomo o los comisionados defectuosos, el clima, la sequía, las tuzas, los delincuentes, los recién llegados, la falta de participación, el Departamento de Carreteras, el Servicio Forestal, el Ingeniero Estatal, el TVAA, la adjudicación, los promotores de tierra, el robo de propiedades y el mercado de agua.
Pero a pesar de que casi todas las acequias y casi todos los parciantes no llegan a ser perfectos, el punto es que existe un modelo. Y cualquier persona que se crió regando con una acequia sabe cuál es el ideal y cómo se debe ver y cómo se debe cumplir.
La ética de compartir el agua y defender las reglas sencillas, pero profundas, de la acequia se entienden bien y son sumamente enraizadas. Algunos hombres buenos y mujeres buenas, como se les llaman en España, se encuentran en todas las comunidades aquí en Taos y todavía estamos aprendiendo de su ejemplo.
Las acequias son monumentos vivos, parte de la lucha colectiva por sobrevivir a través del intercambio común, la cooperación y la ayuda compartido en un ambiente árido y cambiante. Las acequias nos permitieron sobrevivir en el pasado y nos sostienen hoy en día. Si luchamos por ellas, las mantenemos y las honramos pueden resultar aún más importante en las próximas décadas oscuras.