La Mamacita Gansa como La Madre Naturaleza
Parte IV: El Amor y La Muerte
Cuando le damos una ojeada a la humanidad a través de su historia, hallamos que hay dos gran ocaciones cuando la gente suele reunirse más que en otras. La primera es cuando alguien se va a casar como en “La Boda del Piojo y la Liendre.”
Todos se juntan a ayudarles para que sucedan. La segunda ocasión ocurre cuando alguien se muere como en “La Muerta del Petirrojo,” y todos los pagaros se reunieron para darle al petirrojo muerto en digno entierro. Las nanas infantiles suelen mostrarnos a los niños jugando a ser adultos. En el primer ejemplo, un tordo muerto se levanta de su sepultura cuando siente a una vieja moviéndose cerca de su entierro y de repente viene por detrás y de da in garrotazo:
“El tordo muerto reposa en su tumba, reposa en su tumba, reposa en su tumba. El tordo muerto reposa en su tumba, ay, ay, ay. La fruta madura comienza a caer, comienza a caer, comienza a caer. La fruta madura comienza a caer, ay, ay, ay. Pronto una vieja la viene a coger, la viene a coger, la viene a coger. Pronto una vieja la viene a coger, ay, ay, ay. Se levantó el tordo y le dio un garrotazo, le dio un garrotazo, le dio un garrotazo. Se levantó el tordo y le dio un garrotazo, ay, ay, ay. Si quieres oírla, cántala tú, cántala tú, cántala tú. Si quieres oírla, cántala tú, ay, ay, ay.”
A veces el amor toma medidas extremas como en la pasión. Cuando la pasión se muestra profunda, la violencia aparece como su hermana. En esta nana infantil Hispana tradicional, una pastorcita vive sola en las montañas con su rebajo y su gatita. Ella adora a su gatita mientras que se porta bien, pero un día cuando la gatita mete su hocico en su queso hechizo, le da rabia y la mata. Acude a confesar su pecado. De penitencia, el Padre Gil le pida un besito, cual se considera inapropiada hoy día:
“Ésta era una pastora, tarán, larán, larito. Ésta era una pastora, dueña de un rebañito, tarán, larito. Un día la pastora, tarán, larán, larito, un día la pastora llegó a hacer un quesito, tarán, larito. Entonces la pastora, tarán, larán, larito, entonces la pastora le dijo a su gatito, tarán, larito. Si en él metes la uña, tarán, larán, larito, si en él metes la uña, la vida yo te quito, tarán larán. Pues, no metió la uña, tarán, larán, larito, pues, no metió la uña; metió el hociquito, tarán, larito. La pastora de rabia, tarán, larán, larito,
la pastora de rabia, mató al pobre gatito, tarán, larito. Fue pronto a confesarse, tarán, larán, larito, fue pronto a confesarse con el Padre Gilito, tarán, larito. ‘De penitencia os mando, tarán, larán, larito, de penitencia os mando que me dés un besito, tarán, larito.’”
En la Época Medieval, toda la creación se separaba entre “La Gran Cadena del Ser,” en la cual cada creatura tenía su propio regente y también su aspecto negativo o ‘valor antitético.’ En el reino de los animales, el noble león era el rey y su aspecto opuesto era la zorra y el dragón. Entre las plantas, la rosa era la reina y su aspecto negativo era la espina o el cardo. La perla era la reina de las joyas y su aspecto antitético era el azabache o el coral negro. El rey del mal era el chango como lo vemos en la nana infantil: “Cinco changuitos en la cama brincando están. Una se cayó y la güeja se partió. Lo llevaron a su médico y él le advirtió: ‘eso es lo que sacas porque brincando estás’.”
En la cultura Latina, el chango se consideraba ser una creatura más peligrosa: “Chango narango mató a su mujer con un cuchillito, tamaño como él. Le sacó las tripas y las fue a vender por un alto de tortillas y un frasco de miel.”