Diario de un Vaquero
Había conflicto en la Iglesia Francesa
ALos Encapuchados Blancos se les hacía que Los Estados Unidos les había quitado los terrenos ancestrales ilegalmente y entonces publicaron una proclamación que reclamaba que “ellos eran mil quinientos Encapuchados juntos y que más se unían con ellos diariamente.”
El Señor Juan Lucas se preguntaba si el nuevo país que prometía tanta libertad y terreno, en verdad era el paraíso terrestre prometido en que todos esperaban. Los señores anónimos vestidas en trajes blancos surmontados con capuchas puntiagudas se le eran extraordinarias hasta que Santiago Duvalier le bisbiseó una pregunta: “¿A caso nunca habéis estado en España durante la Semana Santa, mi amigo?”
“¿Por qué me lo preguntáis?” el Señor Juan Lucas le respondió sospechosamente. “¿Habrá de ser que ellos también tengan hombres encapuchados en túnicas largas como estos señores?”
“Por muchas generaciones, la gente de España ha procesado por las calles mayores de sus ciudades, usándolas,” Santiago Duvalier le replicó. “Procesan descalzos arrastrando cadenas atadas a manales y grilletes. Es un ejercicio espiritual lo que hacen, y sus túnicas y capuchas puntiagudas les ocultan las identidades. Solo se conocen como ‘Los Hermanos Penitentes.’ Practican una forma de Catolicismo gente que renació en el sudoeste Americano antes de que México declarase su independencia de España.”
“¿Cómo son relacionados a Las Gorras Blancas?” el Señor Juan Lucas le preguntó a Duvalier.
“Cuando los primeros colonizadores en el Misisipí menor los vieron,” él le respondió, “causaron susto a los habitantes y verdaderamente dieron terror a los esclavos. Agregaron más ritos para darles más fuerza a su influjo sobre los esclavos, como encendiendo cruces por la noche en secreto. Pronto los encapuchados se convirtieron en símbolos de opresión y temor, completamente diferentes del intento de los Hermanos Penitentes,” le dijo, pausando.
El Señor Juan Lucas esperó, aguardándose a oir más. Santiago Duvalier siguió en adelante: “El mundo de la Iglesia Romana Católica medieval, fue una de la cual emergieron los reformadores del Siglo XVI. A través de los siglos, la Iglesia Católica se había involucrado en la vida política de la Europa occidente. Las maniobras resultantes y las manipulaciones políticas, combinadas con el poder y la riqueza de la Iglesia, empujaron su bancarrota como fuerza espiritual. Los abusos como la venta de indulgencias por el clero, socavaron su autoridad espiritual.
“Surgió el anti-cleralismo pero la Iglesia, por la mayor parte, gozaba de su lealdad como antes. Pronto los anticleros más respectados, trataron de dar voz a las opiniones contrarias a la autoridad que el Papa Clemente VII trató de suprimir tal movimiento,” concluyó Duvalier.
The resulting intrigues and political manipulations, combined with the church’s increasing power and wealth, contributed to the bankrupting of the Church as a spiritual force. Abuses such as the sale of indulgences by the clergy had undermined the Church’s spiritual authority.
“There was some evidence of anticlericalism, but the church at large enjoyed loyalty as it had before. Soon, highly-respected anti-clerics sought to voice a dissenting opinion to the Church’s authority while seeking to remain anonymous, and thus the Brotherhood came into being. This happened despite the fact that
“¿Cómo se manifesto el anti-cleralismo?” Juan Lucas le preguntó.
“Podía haber sido una resistencia pasiva,” Duvalier le replicó. “La asistencia en la Iglesia disminuyó y la autoridad del Papa ya no era suprema. Algo se tenía que hacer para reestablecerla. El Papa formó una respuesta al movimiento y le llamó ‘el Silabo de Errores’ por el cual, todo otro movimiento, fuera religioso o
Pope Clement VII sought to suppress such a movement,” Duvalier concluded.
“How did this anticlericalism manifest itself?” Jean-Luc asked.
“One might call it ‘a passive resistance,’” Duvalier answered. “The attendance in the Church dwindled and papal authority no longer reigned supreme. Something needed to be done to reestablish it. The papacy formed a response to the movement and called it ‘the Syllabus of Errors,’ by which any movement, no, fuera de la Iglesia, no se reconocía como legítimo. Además, una declaración tenía que ser publicada afirmando que “el Papa no podía hacer un error en asuntos de política eclesiástica.”
El Señor Juan Lucas levantó la cabeza, cuando un pensamiento se le hizo claro. De repente recordó a una campesina Francesa desconocida que causó un gran barullo en los mediados de 1850 cuando proclamó que había visto y hablado con una joven hermosa que se le apareció en el basurero de la plaza, llamado ‘Masabiel’ en Lurdes, Francia.
religious or otherwise, not founded by the Church was not recognized as legitimate. Furthermore, a declaration had to be published announcing that ‘the Pope could not make an error in matter of Church policy.’”
Jean-Luc lifted his head, as a thought crept into it and started to become clearer.
Suddenly, he remembered an obscure French peasant girl who had caused quite a commotion in the mid-1850s, when she said that she had seen and spoken to a beautiful young lady who appeared to her in a town dump at Massabielle in Lourdes, France.