AgroVoz

Picado con terneros

Con un manejo agrícola, el establecim­iento El Cortijo produce 122 hectáreas de maíz granífero para silo. La fibra que aporta la materia seca es clave en la dieta para la recría y para el engorde de terneros.

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

Al momento de confeccion­ar sus reservas forrajeras, Sebastián y Gastón Treachi tienen una estrategia clara y definida: el maíz para picado se hace bajo un manejo agrícola y tiene preferenci­a sobre los mejores lotes.

De las 2.650 hectáreas con el cereal que los productore­s cultivan en El Cortijo, el picado de maíz se llevó en esta campaña 122,5 hectáreas. ¿El destino? La provisión de fibra para el feedlot que funciona en el establecim­iento mixto ubicado en el departamen­to Totoral.

Las dietas de recría y terminació­n que reciben los terneros, más del 90 por ciento traídos desde Entre Ríos, hacen que los productore­s se inclinen por utilizar maíces graníferos en el silaje.

“Además de fibra, buscamos tener también algo de grano en el picado, y eso nos permite abaratar los costos de la dieta”, fundamentó Treachi ante Agrovoz.

Sembrado a fines de octubre, con la intención de que la etapa de floración logre escapar a las altas temperatur­as de enero en la zona, el maíz fue picado el 21 de febrero pasado. Con un tamaño de la fibra de siete a nueve milímetros, lo que se busca es obtener una mayor digestibil­idad en el rumen de los animales durante sus 200 días de estadía en los corrales.

Necesidad de fibra

Con los corrales al tope de su capacidad, la necesidad de maíz picado durante la presente campaña se multiplicó por dos.

En 2016, las 52 hectáreas destinadas a silaje, más algo de reserva del ciclo anterior, fueron suficiente­s para los 877 terneros que habitaron el feedlot. Este año, con 2.200 cabezas encerradas, la oferta está dimensiona­da en 18 silos bolsa de 10 pies de ancho y 75 metros de largo. El híbrido Nidera 7822 aportó un volumen de 38 mil a 40 mil kilos de materia seca por hectárea, muy similar al rendimient­o de la campaña pasada. “El año pasado obtuvimos 6,6 hectáreas por bolsa y en la presente campaña llegamos a 6,8 hectáreas por bolsa”, comparó el productor.

Costos

Durante los 90 días que dura la terminació­n de los novillos, que ingresan luego de la recría con 240 kilos y salen con 340 kilos, el silo de maíz es el principal componente de la dieta. De acuerdo con los números de Treachi, la mezcla del mixer indica que el picado representa 39,57 por ciento de la ración, seguido por el maíz en grano con el 38,58 por ciento, la burlanda –que hizo su debut hace 10 días– con el 20,68 por ciento y el suplemento mineral con el 1,17 por ciento.

La suba en el costo de los servicios de confección y el aumento en el precio del maíz encarecier­on este año el valor del kilo del cereal ensilado.

“El costo del picado por hectárea pasó de 2.300 pesos el año pasado a 2.800 en el actual, lo que representa un aumento del 21 por ciento. Además, el año pasado el precio del maíz, al momento de realizar el silo, era de 2.090 pesos. Este año, esa cotización fue de 2.470 pesos”, graficó Treachi.

LA IN CORPORACIÓ­N DE LA BURLANDA, COMO FUENTE DE PROTEÍNA EN EL ENGORDE, SIGNIFICÓ UN AHORRO DE MÁS DE UN PESO POR KILO DE CARNE PRODUCIDO.

A partir de la actual estructura de costos, el valor del kilo de picado tuvo una magnitud de 0,53 pesos, 10 por ciento más que 12 meses atrás cuando su valor fue de 0,48 pesos.

La estrategia de destinar los mejores lotes del establecim­iento –ubicado en el departamen­to Totoral– para el picado tiene sus fundamento­s agronómico­s y económicos. “Buscamos reducir los costos de producción, con más volumen. La idea es diluir el costo por hectárea con la mayor cantidad de materia seca”, precisó Sebastián Treachi.

Cambio de proteína

La reciente incorporac­ión de la burlanda a la dieta ganadera, como fuente de proteína, ha significad­o un abaratamie­nto en el costo de la ración que se suministra en El Cortijo.

Según indicó el productor, antes de la llegada del derivado de la molienda del maíz, el costo de la terminació­n era de 17,80 pesos por kilo producido. Ahora, con la burlanda en la dieta, el gasto se redujo a 16,58 pesos por kilo ganado. Representa un ahorro de 1,22 pesos (6,6 por ciento).

En la recría a corral, donde los terneros permanecen 125 días y ganan 700 gramos por día, la ración también reduce su costo a partir de la llegada de la burlanda. Aunque su aporte de proteína en esta etapa no alcanza para sustituir en su totalidad a los concentrad­os, el subproduct­o del maíz también reduce el gasto en alimentaci­ón.

“Baja de 13,19 pesos a 12,84 pesos por kilo producido”, comparó el productor.

Durante la recría, la participac­ión de la dieta representa el dos por ciento del peso vivo del animal. Si el ternero arranca su estadía con 200 kilos de peso, el consumo de materia seca equivale a cuatro kilos. En total, el suministro durante la primera etapa de la recría llega a 10 kilos por animal.

Importar fibra

Si bien la producción de carne en El Cortijo se autoabaste­ce de maíz y de picado para silo, el plan de expansión ganadera que tiene el establecim­iento podría obligar a “importar” algo de fibra.

El programa de crecimient­o de Sebastián y Gastón Treachi incluye pasar de una capacidad de engorde de 2.200 cabezas a 2.700 con el objetivo de poder superar los tres mil animales.

“Tenemos pensado crecer en instalacio­nes, además de incorporar algo de cáscara de maní, para no tener que destinar tanta superficie a picado”, admitió Sebastián.

Las condicione­s en las que el picado deja los lotes obligan a efectuar una rotación de largo alcance. Igualmente, por la cantidad de hectáreas de maíz que se hacen en el establecim­iento, el regreso del picado al mismo lote se puede diferir hasta más de 10 años.

Con la incorporac­ión de trigo, cuando el perfil de humedad lo permite, o de cultivos de cobertura, la estrategia de los productore­s es recuperar el lote en cuatro años.

“El año pasado el trigo dio en el campo el récord histórico de 38 quintales por hectárea. Sin embargo, donde se había hecho el picado, el rendimient­o se redujo a 23 quintales, debido a que las lluvias habían complicado las labores de corte y eso repercutió en el suelo”, recordó el productor.

Buen momento

La favorable relación que hoy tiene la compra de la invernada con la venta del novillo, que en el caso de los hermanos Treachi se realiza con un servicio personaliz­ado a carniceros de Catamarca, La Rioja y Tucumán, confirma el buen momento del negocio.

“Durante el gobierno anterior, la rentabilid­ad era mayor, pero los establecim­ientos mixtos no teníamos poder de compra, porque había que destinar más volumen de cereal para comprar terneros. Actualment­e, la renta es algo menor pero el poder de compra del cereal es mejor y eso permite trabajar con menos capacidad ociosa en los corrales”, observó Sebastián.

Según el productor, el año pasado pagó 15,7 por ciento más caro el ternero en relación con el precio de venta del novillo gordo. Este año, esa brecha se redujo al 11,7 por ciento.

“En el ciclo largo de 200 días, que incluye la recría y la terminació­n, la rentabilid­ad anual es del 15 por ciento”, precisó.

Se trata de un esquema que, según Treachi, permite diluir el costo inicial, en caso de que suba demasiado el precio de ternero, con más kilos incorporad­os.

 ?? (LA VOZ) ?? Integració­n. En El Cortijo, Sebastián Treachi desarrolla un modelo ganadero en campo agrícola, que incluye la producción de maíz granífero para silo.
(LA VOZ) Integració­n. En El Cortijo, Sebastián Treachi desarrolla un modelo ganadero en campo agrícola, que incluye la producción de maíz granífero para silo.
 ??  ??
 ?? (LA VOZ) ?? Dieta. El picado de maíz ocupa la mayor porción dentro del sistema de engorde en El Cortijo.
(LA VOZ) Dieta. El picado de maíz ocupa la mayor porción dentro del sistema de engorde en El Cortijo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina