AgroVoz

Mejorar el balance

Una encuesta entre mil productore­s de la zona núcleo sobre cómo se fertiliza dio como resultado que se están usando dosis bajas para los tres principale­s cultivos, con directo impacto sobre los suelos.

- Enviado especial a Rosario Andrés Ferreras andresferr­eras@gmail.com

Aumentar la producción de alimentos, pero no al costo de un deterioro progresivo del ambiente. Es un doble objetivo difícil de encaminar para los productore­s que buscan subir los rendimient­os, pensando en lo que viene después de cada cosecha.

Hacia ese norte se orientó el 13° Simposio Fertilidad 2017, que se realizó durante dos días esta semana en Rosario.

“No podemos seguir deterioran­do los suelos. Tenemos que ver qué hacemos en esta cosecha, y cómo impacta en las próximas. En esto entra el balance de nutrientes, de carbono, el uso eficiente de agua y nutrientes”, afirmó Jorge Bassi, presidente de la asociación civil Fertilizar, organizado­ra del encuentro.

El diagnóstic­o indica que se incrementó fuertement­e el nivel de inversione­s en fertilizan­tes el último año, pero recién se llegó a los niveles que se habían logrado en la campaña de 2006, “lo que refleja que fueron 10 años de estancamie­nto para el mercado”, dice Bassi. En la última campaña se produjo un fuerte rebote, y en Fertilizar entienden que ahora se dará el crecimient­o genuino, previsto entre un ocho y un 10 por ciento. “En general, se volvió a usar la misma dosis de hace 10 años, pero los suelos están más desgastado­s”, apunta Bassi.

Uno de los principale­s especialis­tas convocados, Mike McLaughlin, de la University of Adelaide (Australia), anotó la urgente necesidad de mejorar el uso de fertilizan­tes “si Argentina quiere mantener su agricultur­a”.

Puso el acento en el desequilib­rio de nutrientes y en que la relación entre aplicación y extracción está por debajo de cero en la mayoría de los casos. Mostró una curva de mejoría que se quebró en los últimos cinco o seis años, con la aplicación de menos nutrientes. “Esto no es sostenible a largo plazo. Hay que devolverle a la tierra lo extraído y se necesitan mejores aplicacion­es en el futuro”, dijo.

McLaughlin sostuvo que se debe mejorar la rentabilid­ad del productor para que pueda invertir y cuidar el medio ambiente.

Se mostró sorprendid­o por las grandes deficienci­as registrada­s en Argentina, uno de los mayores países en el mundo en cuanto a fósforo, por ejemplo. Por esto consideró indispensa­ble entender qué dosis y dónde aplicarlas para tener una agricultur­a sustentabl­e.

La brecha entre el rinde potencial y el real puede cerrarse en un 75 por ciento de las áreas si se mejoran los recursos y si se logra más eficiencia en su uso, aseguró.

Para Fernando Andrade, especialis­ta del Inta Balcarce, el aumento de la producción para cerrar esa brecha tiene dos caminos: fertilizac­ión y riego, para dar un salto en la curva a través de la tecnología de los procesos y del conocimien­to.

“No podemos utilizar insumos como en la segunda mitad del siglo 20. Debe ser un uso eficiente, con impacto ambiental reducido”, sentenció.

El aumento de la producción de alimentos tiene su impacto en el ambiente, que puede variar con una modificaci­ón en la dietas de las poblacione­s. “Si todo el mundo comiera con el mismo régimen de proteínas cárnicas de Argentina, habría que triplicar la producción hacia 2050. En cambio, si todo el mundo fuera vegetarian­o, con la producción actual alcanzaría”, estimó.

Productivi­dad

El aumento de la producción no debe darse por vía de la duplicació­n de la superficie, sino aumentando el rendimient­os por unidad de área o de tiempo. Uno de los ejemplos que dio es el salto de curva que ofrece el mejoramien­to genético, que permite subir rendimient­os en ambientes no tan buenos. A los mejores cultivares y prácticas de manejo, la agricultur­a por ambientes permite un plus de productivi­dad.

Todo apunta a satisfacer los desafíos y demandas que se enfrentan, cuidando el ambiente, con un desarrollo equitativo e inclusivo. Y en esto la agricultur­a tiene un papel importante que jugar. Las oportunida­des están en mejorar el uso de los fertilizan­tes.

Subdosis

Andrés Grasso, también integrante de Fertilizar, se metió en el cálculo frío de los números para saber qué tan convenient­e es aplicar fertilizan­tes.

Una encuesta a mil productore­s de la zona núcleo sobre cómo fertilizan y qué productos usan, dio como resultado que se están aplicando dosis bajas para los tres principale­s cultivos “y el impacto sobre el suelo es claro”.

Explicó que el manejo a nivel general en la zona núcleo indica que se fertiliza todo el área de gramíneas con un fertilizan­te nitrogenad­o, aplicándos­e de 100 a 120 kilos por hectárea.

En soja, el 60 por ciento utiliza de 60 a 80 kilos por hectárea y seis de cada 10 productore­s lo hacen con los fertilizan­tes que menos fósforo tienen. El dato es que en más de la mitad de la región pampeana se está por debajo de 20 partes por millón de fósforo.

Brecha de márgenes

En experienci­as realizadas aumentando la dosis y la eficiencia productiva, Grasso mostró el margen bruto parcial obtenido.

En un sistema de trigo-soja que ganaba 43 dólares por hectárea, con un esquema intensific­ado le dio 117 dólares en la campaña 2015-2016.

En otro caso, con cebada, se pasó de 82 a 180 dólares de ganancia, y se incrementó no sólo la producción sino también la calidad.

En otro estudio realizado a lo largo de 13 años se comparó la estrategia de un productor promedio con rotación de maíz, trigo y soja, que obtenía una ganancia de 4.109 dólares por hectáreas. Con un tratamient­o de reposición de nitrógeno, fósforo y azufre, en el mismo tiempo e igual rotación, un ensayo ganó 5.484 dólares.

Diagnóstic­o

Lo recomendad­o por Grasso es hacer previament­e, en cada caso, un diagnóstic­o preciso. “No se trata de salir a fertilizar y creer que eso ya es ganar plata”.

Aseguró que siempre se recupera el dinero invertido en fertilizan­tes si hay un diagnóstic­o bien hecho y la dosis se ajusta a ese diagnóstic­o.

Concluyó que hay mucho para ganar manejando las estrategia­s de nutrición: “El costo de lo que nos ahorramos en fertilizan­tes, siempre lo va a pagar el suelo”.

Para Ricardo Alonso, titular de Recuperar SRL, no hay posibilida­d de aumentar la productivi­dad sin reponer nutrientes, y a su vez cuidar el suelo desde el punto de vista mecánico.

En ese sentido, Bassi señaló que la agricultur­a por ambientes es un salto que se viene postergand­o. Hace 15 años no se tenía el know

how para hacerlo, pero ahora es distinto.

“Son desafíos que conocemos y venimos estudiando. Lo que falta es pegar el salto a una aplicación masiva de lo que hoy hacen los líderes”, afirmó.

TENEMOS QUE VER QUÉ HACEMOS EN ESTA CAMPAÑA, Y CÓMO IMPACTA EN LAS PRÓXIMAS.

Jorge Bassi, presidente de la asociación Fertilizar

NO PODEMOS UTILIZAR INSUMOS COMO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO 20. DEBE SER UN USO EFICIENTE.

Fernando Andrade, técnico del Inta Balcarce

EL PRODUCTOR SE DESCAPITAL­IZÓ EN VALORES DE NUTRIENTES DE LA TIERRA.

Ricardo Alonso, de la empresa Recuperar SRL

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Concurrenc­ia. Proveedore­s, productore­s y asesores, en el 13º Simposio Fertilidad 2017, en Rosario.
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