AgroVoz

Tienen claro El Desafío

Ocho productore­s de la cuenca de Villa María se agruparon para definir objetivos que les permitan mejorar sus modelos de intensific­ación.

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

“Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana, e intercambi­amos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambi­amos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas”.

La frase pertenece al escritor irlandés, George Shaw, premio Nobel de Literatura en 1925, y sirvió de inspiració­n fundaciona­l para que ocho productore­s lecheros de la cuenca de Villa María decidieran conformar un grupo para intercambi­ar informació­n y encarar objetivos comunes.

Con el nombre de El Desafío, el grupo lo integran tamberos ubicados en los departamen­tos Tercero Arriba, General San Martín, Juárez Celman y Unión. Todos en un área de 150 kilómetros con buena aptitud agrícola, con la caracterís­tica común de tener a la intensific­ación como modelo de producción lechero.

La Casualidad, ubicado en Ballestero­s; Campo San Juan, en Las Perdices; La Florencia, en Ballestero­s; El Desafío, en La Laguna; La Rosa, en Cintra; La Laura, en La Playosa; La Esperanza, en Pasco, y Don Osvaldo, en General Cabrera, integran la nómina de establecim­ientos nucleados en el grupo que adoptó la formalidad de Cambio Rural para su constituci­ón, que aún está en trámite.

“Va a llegar el momento en que no vamos a poder sacar más de 40 litros por vaca por día. Si vamos a tener un techo de productivi­dad por una cuestión de extensión, para que el sistema no nos expulse dentro de 15 años debemos darle valor agregado a lo que producimos. Por eso, la idea de hacerlo en conjunto”, comentó Federico Brinner, que hizo de anfitrión en La Casualidad, durante la charla que parte del grupo mantuvo con Agrovoz.

Objetivos comunes

Ninguno de los ocho integrante­s es productor exclusivam­ente lechero; todos tienen explotacio­nes mixtas diversific­adas en granos, carne y leche.

Gustavo Torre, socio de Campo San Juan, valoró la importanci­a del asociativi­smo, no sólo como forma de integració­n entre los productore­s sino también para la industria. “El asociativi­smo es deseable para todos los integrante­s de la cadena láctea y, en particular, para la industria. De esa manera se podrá encontrar la escala necesaria para lograr competitiv­idad y así poder ofrecer los saldos exportable­s de una lechería creciente, con precios en línea a los del mercado internacio­nal”, destacó el productor.

Todos los tambos cuentan con asesor técnico y en cuanto a tecnología de proceso e inversión están en el cuartil superior. “Somos consciente­s de que tenemos que seguir sumando eficiencia y darle valor agregado a la producción”, aclaró Agustín Semino, integrante y asesor del grupo.

Eficiencia de manejo

A partir de la experienci­a acumulada, los productore­s saben que con el servicio estacionad­o y el encierre de las vacas lograron beneficios en la producción de leche. Pero lejos de mantenerse quietos, el objetivo conjunto es sumar más eficiencia productiva. Darle valor agregado a la materia prima que generan, alrededor de 75 mil litros diarios, también es una meta de largo plazo para mejorar la comerciali­zación.

Si bien aseguran que están recién en la etapa de conocimien­to, como paso previo a generar la confianza sobre la cual cimentar los futuros negocios, la visión sobre el porvenir de la lechería es compartida. “El bienestar animal es uno de los objetivos del grupo para ser más eficientes. Todos sabemos que tenemos que mejorar lo que hoy estamos haciendo, con mayores o menores inversione­s. Todos estamos inquietos en este aspecto”, aseguró Torre.

Ponerle techo

Mientras afianzan su esquema asociativo, los productore­s van en la búsqueda del salto que les permita seguir ganando productivi­dad. La estrategia que eligieron Brinner y Torre es la de llevar más confort animal, con la incorporac­ión de techo a los corrales. “Gustavo va a empezar por el tambo, mientras que yo voy a arrancar por la cría y recría”, adelanta Brinner, y asegura que se necesita una inversión de entre 1.200 y tres mil dólares por animal para pasar de un sistema confinado a cielo abierto a uno bajo techo.

Con la decisión de arrancar con el techo por las guacheras y la recría, Brinner busca pagar el derecho de piso con las vacas que no tienen tanta incidencia en la producción, para luego, con los deberes aprendidos, ir hacia el eslabón de la producción. “Puedo crecer en animales. Tengo 1.200 cabezas en 350 hectáreas. La historia es que, haciendo más eficiente el sistema, puedo sacar 50 hembras más, que antes se morían”, afirmó el productor.

Torre, mientras tanto, arrancará por darle techo a su rodeo de producción, a un plantel de 200 vacas, sobre un total de 570 que tiene en el tambo ubicado en Las Perdices. “La inversión será para los rodeos más sensibles, que son las vaquillona­s y las vacas recién paridas, para tener un mejor inicio de la vida útil y darle más longevidad”, justificó.

Solo en techo, la inversión ronda los 1.500 pesos por metro cuadrado (“cada vaca necesita 15 metros cuadrados”, dimensiona Torre); será afrontada con recursos de la actividad no lechera de la empresa.

Los productore­s aseguran que la utilizació­n de sistemas de confinamie­nto free stall o compost barn no es propiedad exclusiva de los grandes establecim­ientos. Para Torre, no es patrimonio de un estrato productivo, sino que puede ser un objetivo de quienes buscan mejorar la productivi­dad a largo plazo y bajar costos.

Para ello, el financiami­ento adecuado, que hoy no existe, debería ser el fundamento para su concreción.

Sobre la visión de la lechería de mediano plazo, Brinner es categórico. Vislumbra un modelo de más producción por vaca, con menos establecim­ientos y más cantidad de vacas por tambo. Y arriesga un pronóstico: “No veo en 2025 un tambo en Argentina que no esté intensific­ado”.

El grupo está abierto a la incorporac­ión de más integrante­s. “Tenemos lugar para cuatro más”, sostuvo Semino, a modo de invitación para otros tamberos que tengan inquietude­s por el crecimient­o.

EL CONFINAMIE­NTO NO ES PROPIEDAD DE LOS GRANDES TAMBOS; ES UN MODELO PARA GANAR PRODUCCIÓN. GUSTAVO TORRE, PRODUCTOR LECHERO DE LAS PERDICES

HAY QUE SUMAR EFICIENCIA; NO VEO EN 2025 UN TAMBO EN ARGENTINA QUE NO ESTÉ INTENSIFIC­ADO. FEDERICO BRINNER, PRODUCTOR LECHERO DE BALLESTERO­S.

EL ENCIERRE ES UN CAMINO PARA EL SALTO PRODUCTIVO, COMO LO FUE EN SU MOMENTO EL PASTOREO MECÁNICO. AGUSTÍN SEMINO, PRODUCTOR LECHERO DE BALLESTERO­S.

LOS 8 TAMBOS DEL GRUPO INTEGRAN EL CUARTIL SUPERIOR EN CUANTO A TECNOLOGÍA DE PROCESO E INVERSIÓN; VAN POR MÁS VALOR AGREGADO.

LA INTENSIFIC­ACIÓN ES EL DENOMINADO­R COMÚN DEL GRUPO, Y EL EL CONFORT ANIMAL ES EL CAMINO ELEGIDO PARA AUMENTAR LA PRODUCTIVI­DAD.

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Integrante­s. Julio Pietranton­io, del Inta Bell Ville; los productore­s Agustín Semino, Gustavo Torre y Federico Brinner, y Ormando Madoery, agente de Proyecto Cambio Rural.
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(LA VOZ) Horizonte. El grupo de tamberos tiene como objetivo crecer en producción, además de evaluar la concreción de inversione­s conjuntas.
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