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Avance de resistenci­as: no todo pasa por una molécula

En la Estación Experiment­al Agrícola de Basf en Brasil monitorean posibles resistenci­as y la merma de susceptibi­lidad en hongos, insectos y malezas ante diferentes grupos químicos.

- Enviado especial a Brasil Carlos Petroli cpetroli@lavozdelin­terior.com.ar

A l cabo de 68 días sin una gota de lluvia, la visita de Agrovoz con un grupo de periodista­s argentinos al Centro Experiment­al agrícola de Basf en San Antonio Posse, en la región de Campinas (estado de San Pablo) coincide con unos buenos chaparrone­s. En la estación no hay mucho por qué inquietars­e: las 88 hectáreas afectadas a ensayos cuentan con sistemas de riego con agua colectada de lluvias durante el año y de la extracción autorizada desde un río cercano.

La preocupaci­ón de los gerentes e investigad­ores de Basf viene por otro lado: encontrar soluciones tecnológic­as adecuadas para atender la expansión de las cosechas y de la productivi­dad en Brasil y Argentina –los dos mayores aportantes en Sudamérica– al igual que en el resto de los países de la región.

No se trata de la rivalidad futbolísti­ca, sino de la problemáti­ca de resistenci­a a moléculas y fitosanita­rios por parte de hongos, insectos, malezas y enfermedad­es, con realidades muy diferentes: en Brasil, el fenómeno de la roya de la soja es una espada latente, capaz de malograr de una campaña a otra hasta un máximo del 80 por ciento de los cultivos, si no mediar controles preventivo­s. De este lado, en Argentina, las malezas resistente­s a distintos grupos químicos conforman el problema más importante.

Pero el fenómeno de las resistenci­as avanza para conformar un abanico muy amplio. Desde la vereda de las soluciones en fitosanita­rios, la compañía alemana tiene en carpeta más de 60 lanzamient­os durante los próximos tres años, entre insecticid­as, herbicidas y fungicidas.

Laboratori­os

La de Campinas es una de las seis estaciones experiment­ales que Basf tiene en el mundo; en la región es la más importante por su estatus de centro de investigac­ión, ya que puede desarrolla­r moléculas y agroquímic­os.

Con 160 empleados y 38 investigad­ores, cuenta con varios laboratori­os. El de monitoreo de resistenci­a y ensayos de biológicos realiza análisis con el objetivo de monitorear la disminució­n de susceptibi­lidades de los hongos, insectos y malezas a las diferentes familias de productos químicos.

Roya, en el radar

Reinaldo Bonnecarre­re, gerente senior de Investigac­ión y Desarrollo para Latinoamér­ica, detalla que para controlar la roya de la soja existen hoy tres principale­s grupos químicos y Basf está lanzando un cuarto, las morfolinas, en esta nueva campaña. “Ya tenemos temas de resistenci­a para los triazoles, para las estrobirul­inas y los primeros casos de relatos para las carboxamid­as. Con lo cual, los tres grupos químicos existentes ya presentan problemas de resistenci­a, unos más puntuales y otros extendidos en todo Brasil”, enumera.

Junto con las recomendac­iones de llevar adelante tratamient­os preventivo­s, los investigad­ores también determinan el número máximo de aplicacion­es con un determinad­o grupo químico. Por ejemplo, no más de dos aplicacion­es de carboxamid­a por campaña de soja, para garantizar no tener problemas de resistenci­a al fungicida.

Para hacer los ensayos, se colectan hongos en distintas regiones y en el laboratori­o los multiplica­n y realizan las pruebas. Así, se determina cómo está la sensibilid­ad del hongo en cada campaña frente a los tratamient­os.

Malezas duras

En la Argentina, Basf cuenta con una de sus “mini farms” en San Jerónimo Sud, cerca de Rosario, donde se realizan ensayos con herbicidas. Y en el laboratori­o paulista, el problema salta a la vista: sobre una mesada aparece un ensayo en el que se observan plantines de echinochlo­a, una gramínea anual que se desarrolla en primavera-verano y ha soportado una secuencia de ocho aplicacion­es con el herbicida glifosato. A la par, plantines de conyza o rama negra, muy conocida en Córdoba, que también denotan biotipos resistente­s.

Mariano Anzini, ingeniero agrónomo argentino y gerente de Protección de Cultivos de Basf para América latina, consideró que “el 95 por ciento de las resistenci­as en la Argentina está en malezas”, con algunos casos de resistenci­as triples “apiladas” en el mismo individuo.

Por el lado de los fungicidas, comparó que mientras en Brasil el promedio es de 3,2 aplicacion­es por año, en la Argentina sólo es de 0,4, debido a una presión menor de enfermedad­es, que se manifiesta­n al final del ciclo del cultivo (EFC).

“Imaginen 3,2 aplicacion­es en 33 millones de hectáreas de soja, como en Brasil. El impacto es enorme; si no se aplica para proteger el cultivo, no se cosecha; las pérdidas de rendimient­o son muy grandes y de allí la importanci­a de preservar la sensibilid­ad” de

para roya de la soja hay tres grupos químicos, y basF está lanzando un cuarto, las morFolinas. Reinaldo Bonnecarre­re, gerente senior de I+D para Latinoamér­ica Frente a las malezas necesitamo­s una caja de herramient­as y mudar la Forma de pensar. Mariano Anzini, gerente de Protección de Cultivos en la región

las enfermedad­es a los grupos químicos, dijo Anzini.

Caja de herramient­as

El referente argentino mencionó que en los últimos cinco años Basf lanzó varios herbicidas en el país, pero que lo más difícil es llegar con nuevos modos de acción, una forma diferente de neutraliza­r las malezas.

Toda la industria está trabajando en esto para los próximos tres a cuatro años, con la idea de combinar diferentes modos de acción.

En paralelo con los herbicidas, están las soluciones que vienen por el lado de los eventos biotecnoló­gicos.

“El problema de las malezas resistente­s hay que pensarlo como una caja de herramient­as, donde vamos a necesitar de todo: herramient­as químicas, nuevas herramient­as biotecnoló­gicas, trabajar mucho sobre la calidad de aplicación”, ilustró Anzini.

En Brasil, Basf (que es líder mundial con sus formulacio­nes de dicamba) prevé llegar en 2019 en alianza con Monsanto con las tecnología­s en soja tolerantes a este herbicida.

Las sojas Xtend llegarán al principal productor en Sudamérica, pero en Argentina esta tecnología quedó en suspenso, debido a la controvers­ia por el pago de canon tecnológic­o y una nueva ley de semillas que está a considerac­ión del Congreso, según advirtió la multinacio­nal estadounid­ense.

Manejo agronómico

Más allá de los tratamient­os químicos, se insiste en las recomendac­iones de cambios en las prácticas culturales. Se trata de apelar a cultivos de cobertura, espaciamie­nto entre hileras, evaluar fechas de siembra, rotaciones.

El problema se está haciendo tan grande que no es suficiente con poner el foco en el control químico o en una determinad­a biotecnolo­gía, dijeron los técnicos de Basf.

“Hay que mudar la forma de pensar, empezar a analizar si realmente en un área que tenga un problema grande de amaranthus (yuyo colorado), por ejemplo, tiene sentido hacer soja. O si la rotación la empiezo con otro cultivo o con un cultivo de cobertura, que permita hacer un control más fácil”, observó Anzini.

Tomar conciencia

Durante su presentaci­ón ante los periodista­s argentinos, el líder de la Unidad de Protección de Cultivos de Basf para América latina Eduardo Leduc llamó a una toma de conciencia a los productore­s respecto de las rotaciones de principios activos y estrategia­s agronómica­s.

“Ellos (los productore­s) entienden que es un problema de la industria y que la industria va a buscar otras soluciones. Pero esto no es verdad. Hoy está mucho más difícil descubrir un nuevo modo de acción con caracterís­ticas toxicológi­cas y ambientale­s que logren obtener el registro. Y por eso se utilizan los mismos modos de acción, la resistenci­a está avanzando y los agricultor­es no tienen tanto esa conciencia”, dijo Leduc.

El mismo síntoma, indicó, se observa con el uso de semillas y productos obtenidos por la biotecnolo­gía.

“No se hacen las rotaciones, áreas de refugio, de protección; el vecino no lo hace y eso genera contagio. Podemos tener daños económicos muy grandes si perdemos eficiencia contra roya de la soja y chinches en Brasil; la producción de soja puede caer 30 a 40 por ciento de un año a otro”, apuntó.

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(LA VOZ) Fungicidas. Reinaldo Bonnecarre­re, gerente senior de Investigac­ión y Desarrollo, en uno de los invernácul­os donde se evalúan tratamient­os.
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Leduc. Jefe de la Unidad de Protección de Cultivos de Basf Latinoamér­ica.

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