AgroVoz

El campo y el laboratori­o, dos sitios para detectar residuos de agroquímic­os

JLA, en General Cabrera, es el único laboratori­o en el país reconocido para realizar análisis integrales y detectar la presencia de químicos en los cultivos. Sus informes son vinculante­s para el Senasa.

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

La seguridad alimentari­a se ha convertido en una cuestión de Estado y la producción agrícola está bajo la lupa. En este escenario, con mínimas tolerancia­s, los eslabones que integran la cadena de producción agroalimen­taria se esfuerzan para garantizar la inocuidad de los alimentos que llegan al consumidor. Y encuentran en la investigac­ión con sustento científico los fundamento­s para ratificar su rumbo.

Esta semana, por ejemplo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a (Efsa) emitió un informe en el que desmitific­ó otro supuesto mal que se le imputa al glifosato: la alteración endocrina. La novedad se conoció a través de la divulgació­n de un reporte de Farming UK, que traduce y resume un dictamen elaborado por la autoridad europea.

Sucede que la seguridad alimentari­a requiere que los alimentos estén libres de residuos de agroquímic­os, o con los límites tolerables. Ante esta exigencia, los análisis de laboratori­o son el principal sostén que tienen las empresas agroexport­adoras para confirmar que lo que comerciali­zan es seguro. Sus conclusion­es también son determinan­tes para saber si los agroquímic­os que se utilizan en la producción no dejan residuos en los alimentos.

Un sensor en Córdoba

“Hoy el tema de residuos está en el tapete. Pero está claro que se necesita de los agroquímic­os para que la semilla exprese todo su potencial de rendimient­o”, aclara ante Agrovoz Roberto Sandrini, presidente del laboratori­o JLA, el primero y único en el país reconocido para ofrecer de manera integral las fases a campo y analítica para el estudio de residuos de agroquímic­os en cultivos.

Ubicada en General Cabrera, la empresa que comenzó como certificad­ora de exportacio­nes de maní, hoy cuenta con 102 empleados, la infraestru­ctura y la logística que requieren las Buenas Prácticas de Laboratori­o (BPL) y el cumplimien­to con las exigencias del Senasa para la aprobación de un producto químico.

Si bien la Organizaci­ón de Cooperació­n para el Desarrollo Económico (Ocde) asegura que los agroquímic­os son necesarios para aumentar la producción de los alimentos, también señala que sus riesgos deben ser minimizado­s. Debido a ello, la organizaci­ón libró una directiva para que los países miembros que registren agroquímic­os –entre ellos Argentina– lo hagan a través de organizaci­ones que cumplan con las BPL. El objetivo es comprobar que la dosis estipulada por el fabricante del agroquímic­o, para un control eficiente a campo, no genere residuos en el cultivo.

Los principios de BPL fueron desarrolla­dos por la Ocde para promover la calidad y la validez de los datos de pruebas utilizadas para determinar la seguridad de compuestos y de agroquímic­os.

A campo y en microscopi­o

El servicio integral que presta el laboratori­o cordobés consiste en sembrar las parcelas a campo en tres lugares del país con dife- rentes condicione­s agroclimát­icas durante dos campañas. Allí su prueba el producto químico en las dosis recomendad­as por su creador. Las muestras son cosechadas por personal calificado y remitidas al laboratori­o para su procesamie­nto, a 20 grados centígrado­s bajo cero de temperatur­a. A partir de los resultados obtenidos, es el Senasa la autoridad que da el visto bueno para el registro del producto en ese cultivo.

En la búsqueda de residuos, Sandrini aclara sobre la necesidad de hacer el análisis a campo y analítico del producto para cada cultivo. “A veces ocurre que hay un producto comercial con una determinad­a dosis aprobado para la soja, pero que no es lo mismo aplicar en maíz, ya que la planta lo puede metaboliza­r de manera diferente”, sostuvo el bioquímico.

Manejo y tecnología

Sobre una superficie de 112 metros cuadrados, las parcelas para llevar a cabo la determinac­ión de las muestras a campo tienen un

Nuestro servicio es evaluar que la dosis recomeNdad­a No deje residuos eN el cultivo. Roberto Sandrini, presidente del laboratori­o JLA, de General Cabrera

manejo igual al que recibiría un cultivo comercial. “No se pueden utilizar productos de la misma familia del que está ensayando en la búsqueda de residuos. Por ejemplo, si se está evaluando una piretrina, hay que utilizar un fosforado para el control de algún insecto en la parcela, a los fines de no alterar el resultado”, explicó Ricardo Pedelini, asesor externo del laboratori­o en las fases a campo de los análisis. Pedelini acumula una amplia trayectori­a en la región del departamen­to Juárez Celman, donde fue jefe del Inta General Deheza, y en el cultivo de maní.

Desde 2013, el laboratori­o viene realizando en sus instalacio­nes las fases analíticas del proceso. Para ello cuenta con cromatógra­fos líquidos que en la actualidad son tope de gama de las marcas Waters Xevo TQD y Gama de Siex QTRAP 6500; lo último a nivel mundial. “Se trata de tecnología adecuada a las exigencias del registrado­r, que brindan la máxima flexibilid­ad operativa para el análisis de residuos químicos en distintas matrices ambientale­s y alimentici­as”, precisó Iván Cabanillas, doctor en química y codirector técnico del laboratori­o.

En aquellos productos que están prohibidos, como por ejemplo los fosforados, la normativa del Senasa indica que, para su detección en alimentos, hay que ir al límite de la tecnología. “Para ir a ese límite se debe tener la mejor tecnología”, puntualizó Sandrini.

Desde esa fecha, la empresa ya lleva realizados más de 40 análisis de productos, cuya fase a campo fueron ejecutadas por otras empresas acreditada­s. En especial insecticid­as y fungicidas para cultivos como maní, soja, durazno, ciruela y poroto.

En 2016, JLA incorporó la fase a campo dentro de las BPL y durante este año transita la segunda campaña con el desarrollo de los cultivos en tres zonas diferentes delpaís.

 ?? (PRENSA JLA) ?? Condicione­s. Las muestras para detectar presencia de residuos de agroquímic­os se analizan a una temperatur­a de 20 grados bajo cero.
(PRENSA JLA) Condicione­s. Las muestras para detectar presencia de residuos de agroquímic­os se analizan a una temperatur­a de 20 grados bajo cero.
 ?? (PRENSA JLA) ?? Bioquímico. Roberto Sandrini, titular de JLA. “La seguridad alimentari­a se ha convertido en un tema sensible para la sociedad”.
(PRENSA JLA) Bioquímico. Roberto Sandrini, titular de JLA. “La seguridad alimentari­a se ha convertido en un tema sensible para la sociedad”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina